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ESTADO SOCIAL DE DERECHO


Enviado por   •  18 de Junio de 2013  •  7.949 Palabras (32 Páginas)  •  285 Visitas

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“ESTADO SOCIAL DE DERECHO: CRISIS Y ALTERNATIVAS EN NUESTRO TIEMPO”.

Resumen.

En el siguiente texto, su autor opina que la crisis del Estado social de Derecho constituye una crisis de la democracia representativa en su pretensión de eficacia y validez. Sistema político que desde sus inicios conceptualizó el Estado Social de Derecho como: orientador de una política social garante de la justicia social y la igualdad de todos los sectores sociales. Sin embargo, en la actualidad ha entrado en una crisis que debe superar.

En consecuencia, resulta impostergable someter el concepto de Estado Social de Derecho a un examen conciente que nos permita indicar el déficit actual de legitimación. Este examen iluminará la teoría y potenciará la recreación del Estado Social de Derecho en el nuevo tiempo, poniendo con ello de manifiesto la necesidad de recuperar el espacio de decisión política que le ha sido expropiado por el capital privado generador de un Darwinismo Social, que aniquila y anula a los sectores más débiles de nuestro planeta.

En esta óptica, es imperativo darle prioridad teórica y practica a los Derechos Fundamentales de la persona humana, por ende, a la hora de absolutizar las libertades económicas, hay que salir en su defensa con justeza y firmeza de que hoy por hoy, la prioridad la tienen los Derechos Económicos Sociales y Culturales.

“Deberíamos obtener, si fuésemos sensatos, la certidumbre

De una existencia mejor y la esperanza de alcanzarla

Por el ejercicio cotidiano de nuestra voluntad.”

CHARLES BAUDELAIRE.

l. EL ESTADO SOCIAL DE DERECHO: DEFINICIÓN, CONTEXTO Y CONTRADICCIONES.

Serrano Caldera define el Estado Social de Derecho del modo siguiente: “El Estado Social de Derecho es aquel que reconoce la titularidad jurídica de los grupos sociales, entendidos estos como sujetos de Derecho, y la conveniencia sociológica de la participación de la sociedad civil en la construcción de la democracia, económica y social”. Sin embargo, a pesar de la importancia que representa la democracia participativa en la construcción económica y social de los pueblos, el Estado liberal de Derecho no lo percibió así. En efecto, desde Hobbes trazó la idea que la sociedad no necesitaba ser constituida porque era algo natural, es decir, una organización de la convivencia que responde a la naturaleza humana. En este orden de ideas Pérez Royo comentando el punto de partida intelectual de Hobbes, expresa que para este: “La sociedad no es más que la expresión espontánea de las relaciones entre los individuos definida por los principios de igualdad y libertad. Son las relaciones entre individuos iguales y libres las que hacen la constitución de la sociedad. De ahí que la Sociedad tenga una Constitución y no necesite ser constituida” . Esto explica, la razón por la cual durante la vigencia del Estado Liberal Burgués la participación de la sociedad en su conjunto brillara por su ausencia no solo en los textos constitucionales, sino también en la planificación económica de la fábrica y en el proceso político.

En este sentido, el reconocimiento jurídico de los grupos sociales como sujetos de Derecho no fue algo que cayó del cielo, sino el fruto de la lucha de los trabajadores impulsada por el pensamiento crítico de Carlos Marx y Fernando Lassalle entre otros, quienes aprovechando las transformaciones socioeconómicas que se producen a partir de la segunda mitad del siglo XIX y que por cierto tuvieron una influencia decisiva sobre el sistema político de la sociedad burguesa, lograron que la clase trabajadores tomara conciencia que la antigua separación entre Estado y Sociedad constituía una garantía para la consecución de los intereses de la burguesía y una situación de total dependencia de los trabajadores. Este señalamiento, ponía al descubierto la cuestión social que partiendo del proceso de producción y reproducción del sistema de dominación capitalista ponía también en tela de juicio su legitimidad.

Ahora bien, la propuesta de algunos sectores moderados a la crisis del modelo de producción liberal y su correspondiente sistema de dominación política, supuso en primera instancia la supresión del capital como propiedad privada, y su consecuente sujeción a las políticas económicas del Estado o, lo que es lo mismo, un proceso gradualmente creciente de intervención del sector público en los procesos económicos privados.

De manera simultánea a esta propuesta se produce una polarización de la estructura de clases y una diversificación del conflicto. Ciertamente, el modelo clásico que enfrentaba a burgueses y proletarios, se hace más complejo por cuanto introduce otras variables, entre ellas: por una parte, los distintos sectores de clase burguesa, enfrentados entre sí por la consecución del poder político; y por otra, la capacidad de respuesta organizada, sindical y política del proletariado.

En este contexto, la falta de libertad y la desigualdad en las condiciones socioeconómicas sufrida por los trabajadores aceleraron la crisis del liberalismo económico, la cual terminó pese a la resistencia de los burgueses, con el nacimiento de un nuevo modelo de dominación política –el Estado Social– que en teoría modificó las estructuras económicas y políticas de la sociedad industrial. Este cambio involuntario provocó resistencias, en palabras de Álvarez Conde: “En este nuevo marco social, las tendencias del movimiento obrero europeo se orientan hacia la constitución de un orden social, lo que provocó violentas reacciones por parte de las clases dominantes y de las presiones obreras y por las actividades de las organizaciones socialistas, que manifestaban una concepción más radical del concepto y de la practica de los principios de justicia social; la burguesía industrial y financiera, apoyándose en las clases sociales que asociaron a ella, contestó suspendiendo la ficción puramente ideológica, de una justicia social automática y previsora. El Estado benefactor desvelo su esencia de Estado policía, y la burguesía al objeto de mantener su hegemonía como clase, cambio su estrategia tendiendo a la transformación forzada y abierta de su poder social y económico en poder político” .

Esta tensión dialéctica capital/trabajo, pone en evidencia que la solución dada a la situación de crisis cíclica del capitalismo no fue radical, sino más bien la construcción de un modelo reformista

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