El Desencanto Filosofico De Unamuno

E L D E S E N C A N T O F I L O S Ó F I C O

D E U N A M U N O

“Niebla”, la novela más representativa de Miguel de Unamuno, o más bien su nivola, como él prefiere llamarle, se caracteriza por las posturas filosóficas y actitudes de la vida que muestra Unamuno.

Esta obra literaria corresponde al existencialismo y es un texto cumbre en la generación del 98. En su nivola, se ve reflejado su pasión por la filosofía; Unamuno solía ser muy apegado a la ortodoxia cristiana, pero se distanció; por eso su pensamiento refleja la angustia por la división entre lo ideal y lo real, entre corazón y la razón.

Unamuno es un filósofo existencialista. El hombre es un ser lanzado al teatro del mundo, situada en la tragicomedia del existir. Vacilando entre la luz del ser y las tinieblas de la nada, el sujeto de debate en lo nebuloso de la vida y se pregunta si todo no será más que un sueño.

Tomando como punto de partida la existencia, al estar ahí del hombre concreto, podemos avanzar a hacia un mejor conocimiento de dicho hombre y plantearnos interrogantes sobre su ser y su actuar respecto a dios y respecto a la sociedad.

La filosofía de Unamuno surge de la necesidad de pensar el lugar del hombre en el mundo. El ser humano, consiente de ser arrojado por definición en un mundo que le envuelve, que le ofrece posibilidades y se las condiciona, se sabe reducido a “existencia”: literalmente, a “estar fuera de sí” siempre volcado sobre el mundo. Es lo que los fenomenólogos llamarán “ser en el mundo”.

Unamuno mostró una profunda preocupación por su fin personal. La fe es un problema central en sus obras, pero no le interesaba la fe estática si no la fe individual y personal. Para Unamuno el anhelo de dios y de la inmortalidad era tan importante como el aspecto científico-racional del individuo. Según Unamuno, la persona siente la necesidad de dios y la fe llega a ser una afirmación del individuo.

La obra literaria de Unamuno resiste toda categorización. Rechaza los límites tradicionales del género narrativo al escribir niebla y como ya ha sido mencionado a esta obra é la clasifico como “nivola”: “inventé el género e inventar un género no es más que darle un nombre nuevo y le doy las leyes que me placen” decía Unamuno.

El protagonista de niebla, Augusto Pérez, entra en dialogo con el autor insistiendo que, como ente de ficción es tan autentico como el autor de carne y hueso, y explicando que no quiere morirse. El deseo “serse” del protagonista se debate contra la muerte y la desolución de su personalidad: “¡quiero vivir, quiero ser yo!” el dialogo de la novela se convierte en vehículo imprescindible para la exteriorización de la voluntad del protagonista.

La lectura de este clásico de la generación del 98, es amena y divertida y profundamente filosófica y por lo tanto didáctica, además de reconfortante.

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