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El Hombre Mediocre

zaozito10 de Diciembre de 2012

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EL HOMBRE MEDIOCRE

AUTOR: JOSE INGENIEROS

LOGICA JURIDICA

CAPITULO I Y II

Habla que la desigualdad del ser humano no viene de la edad moderna hay clase inferiores al termino de su raza de su tiempo y clase social

El sentido común es colectivo es individualista siempre innovador y liberalita la personalidad empieza en el momento preciso de cada se diferencia de los demás por eso se dice la frase d muchos nacen pocos viven por la sociedad se separan en clases sociales como los más ricos a los más pobres

El hombre no se distingue por el genio ni por el idiota si no se distingue por la personalidad que uno tiene para sobrevivir en la vida humana el hombre normal no es hombre equilibrado si no el hombre domesticado

Un hombre normal puede ser el que tiene buen apetito trabajador aferrado egoísta a sus costumbres misoneísta paciente respetuoso de toda autoridad, animal domestico

Un hombre inferior es un animal humano en su mentalidad

Un hombre mediocre es una sombra proyectada por la sociedad es una esencia imitativo y está perfectamente diseñado adaptado para vivir en un rebaño reflejado las rutinas prejuicios y dogmatismos

El hombre superior es un accidente provechoso para la evolución humana es original e imaginativo desadaptandose del medio Sicilia en la medida de su propia variación

El hombre mediocre es comparado con el imbécil aunque ocupa un rango si lo comparan con el genio ellos no tienen personalidad ni son firmes ni tienen mente creativa son incapaces de tener virtud y no le exigen mucho esfuerzo

Se dice que al vulgaridad es el agua fuerte del mediocre porque ellos no pueden vivir en sociedades unidas por no pueden vivir se dice que ellos son hombres primitivos que no han evolucionado

Un hombre sin ideales es como el arte sin oficio de la ciencia un comercio, de la filosofia un instrumento, de la virtud una empresa, de la caridad una fiesta, del placer un sensualismo. El progreso humano es la resultante de ese contraste perpetuo entre masas inertes y energias propulsoras.

El hombre mediocre siempre a existido en todos los tiempos nadie se dice k es perfecto pero hay gente que no a pasado el hombre mediocre y no dejan de serlo aunque pasen el tiempo porque la gente no quiere superarse a si mismo

La mediocridad intelectual del humano no es experiencia es una caricatura que evitan salir de ella y cruzar nuevos espacios que la rutina es una forma de no pensar los prejuicios son creencias anteriores a la observación a los juicios exactos y erróneos son consecutivos a ella es contagiosa la mediocridad que el talento muchas veces el hombre es muy rutinario por que desconfía de su imaginación la rutina son peligrosas por carecen de opinión propia no tienen razón propia ni vida

La mediocridad intelectual hace el hombre solemne modesto indeciso y obtuso posean su vida por las llanuras evitan mirar desde arriba porque nunca les ha gustado ser mejores

Se dice que el hombre mediocre tiene temor de comprometerse por no le ajustado tener complicaciones en su vida

Los hombres mediocres son lo mismo que ser imbéciles son acreedores a ser amables son tolerantes pero están metidos en su capa aunque ellos se den cuenta no quieren salir porque tienen miedo a la sociedad por lo que digan de ellos

La ironía es la perfección de los genios una convección y una sonrisa a la sociedad ellos no tienen miedo a la sociedad por lo que digan de ellos

El mediocre tiene mal su moral porque se deja caer muy fácilmente y su vida para ellos no tiene sentido les gusta tomar la vida de otros para hacerla suya

Para ellos ser felices es ser populares ser famosos exitosos pero aunque su personalidad la tienen muy abajo

CAPITULO III Y IV

LOS TRÁNSFUGAS DE LA HONESTIDAD

Los tránsfugas de la moral son rebeldes a la domesticación; desprecian la prudente cobardía de Tartufo. Ignoran su equilibrismo, no saben simular, agreden los principios consagrados; y como la sociedad no puede tolerarlos sin comprometer su propia existencia, ellos tienden sus guerrillas contra ese mismo orden de cosas cuya custodia obsesiona a los mediocres.

Comparado con el inválido moral, el hombre honesto parece una alhaja. Esa distinción es necesaria; hay que hacerla en su favor, seguros de que él la reputará honrosa. Si es incapaz de ideal, también lo es de crimen desembozado; sabe disfrazar sus instintos, encubre el vicio, elude el delito penado por las leyes. En los otros, en cambio, toda perversidad brota a flor de piel, como una erupción pustulosa; son incapaces de sostenerse en la hipocresía, como los idiotas lo son de embalsarse en la rutina.

Cada agregado humano cree que "la" verdadera moral es "su moral", olvidando que hay tantas como rebaños de hombres. Se es infame, vicioso, honesto o virtuoso, en el tiempo y en el espacio. Cada "moral" es una medida oportuna y convencional de los actos que constituyen la conducta humana; no tiene existencia esotérica, como no la tendría la "sociedad" abstractamente considerada.

Los delincuentes son individuos incapaces de adaptar su conducta a la moralidad media de la sociedad en que viven. Son inferiores; tienen el "alma de la especie", pero no adquieren el "alma social". Divergen de la mediocridad, pero en sentido opuesto a los hombres excelentes, cuyas variaciones originales determinan una desadaptación evolutiva en el sentido de la perfección.

Los delincuentes son individuos incapaces de adaptar su conducta a la moralidad media de la sociedad en que viven. Son inferiores; tienen el "alma de la especie", pero no adquieren el "alma social". Divergen de la mediocridad, pero en sentido opuesto a los hombres excelentes, cuyas variaciones originales determinan una desadaptación evolutiva en el sentido de la perfección.

En esa pléyade anormal culminan los fronterizos del delito, cuya virulencia crece por su impunidad ante la ley. Viven solicitados por tendencias opuestas, oscilando entre el bien y el mal, como el asno de Buridán. Son caracteres conformados minuto por minuto en el molde inestable de las circunstancias. Ora son auxiliares a medias por incapacidad de ejecutar un plan completo de conducta antisocial, ora tienen suficiente astucia y previsión para llegar al borde mismo del manicomio y de la cárcel, sin caer.

En muchos la degeneración moral es adquirida, fruto de la educación; en ciertos casos deriva de la lucha por la vida en un medio social desfavorable a su esfuerzo; son mediocres desorganizados, caídos en la ciénaga por obra del azar, capaces de comprender su desventura y avergonzarse de ella, como la fiera que ha errado el salto.

Estos inadaptables son moralmente inferiores al hombre mediocre. Sus matices son variados: actúan en la sociedad como los insectos dañinos en la naturaleza. . Algunos confían su vanidad al filo de la cuchilla subrepticia, siempre alerta para blandirla con fulgurante presteza contra el corazón o la espalda; otros deslizan furtivamente su ágil garra sobre el oro o la lema que estimulan su avidez con seducciones irresistibles; éstos violentan, como infantiles juguetes, los obstáculos con que la prudencia del burgués custodia el tesoro acumulado en interminables etapas de ahorro y de sacrificio; aquéllos denigran vírgenes inocentes para su lucro.

Se ofrecían los encantos de su cuerpo venusto a la insaciable lujuria de sensuales y libertinos; muchos succionan la entraña de la miseria, en inverosímiles aritméticas de usura, como tenias solitarias que nutren su inextinguible voracidad en los jugos icorosos del intestino social enfermo; otros captan conciencias inexpertas para explotar los riquísimos filones de la ignorancia y el fanatismo.

FUNCIÓN SOCIAL DE LA VIRTUD

La honestidad es una irritación; la virtud es una originalidad. Solamente los virtuosos poseen talento moral y es obra suya cualquier ascenso hacia la perfección; el rebaño se limita a seguir sus huellas, incorporando a la honestidad trivial lo que fue antes virtud de pocos. Ser honesto implica someterse a las convenciones corrientes; ser virtuoso significa a menudo ir contra ellas, exponiéndose a pasar como enemigo de toda moral el que lo es solamente de ciertos prejuicios inferiores. Hacer como todo puede implicar avenirse a lo indigno; el proceso moral tiene como condición resistir al común descanso y adelantarse a su tiempo, como cualquier otro progreso.

No es el hombre moralmente mediocre -el honesto- quien determina las transformaciones de la moral. Son los virtuosos y los santos, inconfundibles con él. Precursores, apóstoles, mártires, inventan formas superiores del bien, las enseñan, las predican, las imponen. Toda moral futura es un producto de esfuerzos individuales, obra de caracteres excelentes que conciben y practican perfecciones inaccesibles al hombre común. La evolución de las virtudes depende de todos los factores morales e intelectuales. . El hecho es más notorio en las sociedades que en los individuos. Ha podido afirmarse que, si resucitase un griego o un romano, su cerebro permanecería atónito ante nuestra cultura intelectual, pero su corazón podría latir al unísono con muchos corazones contemporáneos. Sus ideas sobre el universo, el hombre y las cosas contrastarían con las nuestras, pero sus sentimientos ajustaríanse en gran parte a las palpitaciones del sentir moderno. En un sigo cambian las ideas fundamentales de la ciencia y la filosofía: los sentimientos centrales de la moral colectiva

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