El Valor De Educar
yurbin1716 de Abril de 2015
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UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
NUCLEO UNIVERSITARIO RAFAEL RANGEL
CENTRO PARA LA FORMACIÓN Y ACTUALIZACIÓN
DOCENTE DEL NURR-ULA
CEFAD –TRUJILLO.
EDUCACIÓN EN VALORES
PROFESOR:
LUIS PEÑA
INTEGRANTES:
ISABEL T. CRUZ B. C.I. 10.255.671
YURBIN DUARTE C.I.
MARIBEL M. BARRIOS A. C.I. 13.260.513
ABRIL 2015
INTRODUCCIÓN
Capítulo I: El aprendizaje humano
Según Graham el “ser humano es también un deber”, donde resalta algunos atributos como la compasión hacia el prójimo, solidaridad, benevolencia, entre otros.
Nacemos humanos pero tenemos que llegar a serlo; nacemos para la humanidad y se necesita un segundo nacimiento para confirmar lo humano a través del contagio de los demás, bien sea al llegar a parecernos a ellos o al imitarlos. Ser humano consiste en la vocación de compartir lo que ya sabemos entre todos, en convivencia.
Enseñar es siempre enseñar al que no sabe, donde se indaga, constata y deplora la ignorancia ajena, este es un atributo que debe poseer un maestro, comprender las necesidades de sus estudiantes.
El amor posibilita y potencia el aprendizaje pero no puede sustituirlo, debe existir una combinación entre amor y pedagogía. El hecho de enseñar y de aprender de nuestros semejantes es más importante para el establecimiento de nuestra humanidad que cualquiera de los conocimientos concretos que así se perpetúan o se transmiten.
El significado es lo que yo no puedo inventar sino que depende de la mente de los otros. La verdadera educación no sólo consiste en enseñar a pensar sino un aprender a pensar sobre lo que se piensa. Ver la vida y las cosas con ojos humanos, ser conscientes de la realidad de nuestros semejantes y con el objetivo de lograr un proyecto de país.
Capítulo II: Los contenidos de la Enseñanza
La enseñanza es un proceso complejo que requiere de la comunicación. En ese constante y necesario intercambio de mensaje entre hablantes puestos en un proceso común e intercambiable donde se logran aprendizajes ciertos, se reciben pautas a seguir, técnicas para saber obrar, valores que contienen ciudadanía y hasta recuerdos que nos conectan con la vida afectiva.
El aprendizaje que nos provee esos contenidos lleva a adquirir y desarrollar una verdadera “estatura humana” que no es otra cosa que un crecimiento intelectual, ético y social.
Biológicamente nacemos y crecemos. Este crecimiento tiene un límite.
Intelectualmente nacemos y crecemos, pero este crecimiento no tiene límite, ya que nos educamos permanentemente. Por eso el proceso formativo a través de la educación es una necesidad humana, una conveniencia, un deber.
El ser humano es un ente social, trasmitiendo saberes y destrezas, de una generación a otra, manteniendo así tradiciones y costumbres como lo hicieron nuestros ancestro como parte de la educación informal. La educación formal fue necesaria para profesionalizarse en el ámbito científico.
El ideal educativo griego separa la educación y la instrucción; la educación del pedagogo es su principal interés, formar el carácter del estudiante, inculcando valores y velando por él, mientras el instructor enseña sólo una serie de conocimientos. La educación para la formación del alma y el cultivo de valores morales, patrióticos, que da a conocer destrezas, técnicas o teorías científicas. Quien sienta repugnancia ante el optimismo, que deje la enseñanza y que no pretenda pensar en qué consiste la educación. Lo más importante es enseñar a aprender; es lograr la formación de la personalidad.
Capítulo III: El Eclipse de la Familia
La familia es una convivencia, el primer y definitivo encuentro. Por eso proporciona una amplia influencia en la formación del niño, fundamentalmente. La influencia familiar entonces en su formación inicial es determinante.
Existe una primera enseñanza, la de antes de la escuela. Al niño, aquí en esta etapa lo influye el medio familiar y un pequeño medio social limitado. Pero lo importante es que en la familia, el niño aprende y se socializa también. ¿De qué manera? adquiere aprendizajes como hablar, asearse, vestirse, obedecer a los mayores. Entre otras habilidades.
En la primera formación del niño, el afecto familiar desempeña un rol muy destacado. Antes que cualquier otro constituyente, es la afectividad que marca las señales iniciales de la formación de la personalidad. Factores como el cariño, el roce, el contacto, las palabras dulces y hasta reprimenda son moldeadores de un carácter que empieza a configurarse en el pequeño, por eso, cuando llega a la escuela, aparece lo que Savarter denomina “el miedo a dejar de ser amado”.
Es importante ver con claridad cómo debe ser ese proceso de asistencia familiar al niño. La educación familiar funciona por vía del ejemplo. Pero a veces, por ignorancia y hasta por falsas posturas, los ejemplos se desvían y se vuelven elementos perniciosos que dan al traste con la buena identidad personal del niño. Además los marca para siempre.
En otro sentido, vemos que pueden aparecer o aparentar conductas familiares con mucha frecuencia en la que hay graves carencias de afecto y amor desde los padres hacia los hijos, un marcado desinterés hacia estos. Este fenómeno se ha ido haciendo frecuente en el tiempo, lo que diluye la función educativa de la familia, y es causa de preocupación para la educación escolar en sí, y para gobiernos y sociedades.
A la escuela se le dificulta cumplir con holgura sus fines, pues tiene que hacer lo que ya han debido hacer el hogar y la familia. Reciben niños sin socialización primaria, sin preparación afectiva alguna, y sin condiciones intelectuales para asumir el rol de la socialización secundaria, que es la que cumple la escuela.
Vemos de acuerdo con lo que dice Savater que:
• Los docentes se quejan por tener que redoblar esfuerzos.
• La escuela retarda su enseñanza.
• La escuela debe asumir demandas para las que no está preparada.
Estos inconvenientes abren brechas indeseables entre la familia y la escuela, porque aparecen las acusaciones y las culpas: los padres acusan a los maestros y estos a los padres, aunque en el fondo se conoce que es la familia la que, en proporciones crecientes, no está cumpliendo con sus funciones educativas.
Otro factor con incidencia en el problema de la disminución de la calidad socializadora de la familia es la integración del grupo familiar, pues el avance de la modernidad ha transformado muchas situaciones familiares, como la superación social activa de la mujer, los altos costos del trabajo doméstico, y la poca permanencia de los miembros, pues todos o casi todos salen a trabajar, por lo que los niños del hogar se ven cada día menos asistidos, con menos momentos a compartir, menos asistencia directa de los padres y tienen menos amor afectuoso que recibir.
La modernidad es también una buena influencia en la conducta anímica y social de los padres, que quieren actuar como jóvenes.
En tanto se preste menos asistencia de los padres a sus hijos, mayor es la exigencia que se hace en la escuela, y por eso se le restringe a la institución escolar cumplir con sus verdaderos fines respecto a la formación de los niños y jóvenes estudiantes. Hay “una crisis de autoridad en las familias”, los padres rehúyen ese carácter de autoridad necesario para conducir a los hijos y fijarles conductas apropiadas y niveles de socialización.
La escuela debe actuar siempre contra el miedo natural del niño, más aún si el niño viene de hogares donde no se haya dejado sentir la afectuosidad y la protección de los padres. Sin, amor, sin sentimientos de respeto y solidaridad, sin una propia estimación de sí mismo, el educando puede ser víctima fácil de los problemas que circundan el ámbito escolar.
Pero, a pesar de los esfuerzos que han venido realizándose durante años; además de estudios, investigaciones, la realidad reafirma que existe un constante declive de la autoridad familiar, esencialmente de la autoridad paterna, extensible hasta la madre, con irremediables consecuencias negativas que conllevan al incremento de la deserción escolar primaria, secundaria.
Savater sostiene que no sólo es la pérdida de autoridad de los padres lo que origina el eclipse formador de la familia, sino la concurrencia de otros factores culturales y tecnológicos, entre los cuales juegan un papel de primera agentes como la televisión, el sexo y la droga.
Con respecto a la televisión tanto la familia como la educación, y hasta el mismo medio social, no se han detenido con propiedad a visualizar y comprender el papel que en nuestro tiempo, y que en tiempos venideros cumplirá con toda fuerza y vigor transformador, la televisión, ante la cual, como elementos educativos, la familia y la escuela se debilitan cada vez mas.
Por eso, ante este panorama desolador, la escuela y los maestros tienen que redoblar esfuerzos en su función ductora. Entender que la tarea es hartamente complicada y difícil, pero que hay que emprenderla como un reto, como una determinación.
Con respecto a cuatro aspectos de la vida social actual, como es el caso de la religión, la educación sexual, las drogas, la violencia y su papel
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