El arte de pensar: Actuar, roles y sombreros para estimular la mente
clerma17 de Noviembre de 2013
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CAPITULO 1
"Actuar como si"
SI ACTÚAS COMO UN PENSADOR TE CONVERTIRÁS EN UNO
Creo que uno de los dos originales de El Pensador de Rodin está en Buenos Aires, en la
plaza frente al palacio legislativo. Por lo menos eso me dijo la guía mientras me señalaba
este ocupado pensador tallado en bronce perdurable.
En tanto "hecho", esto bien puede ser erróneo en varios aspecto. Puede no ser un
original. Puede no haber habido dos origínales. La guía pudo haberse equivocado. Puede
no estar en la plaza frente al palacio legislativo. Podría fallarnos la memoria. Por lo tanto,
¿por qué debería exponer algo que no ha sido verificado de un modo absoluto como un
hecho? Hay muchas razones.
Una, que más adelante en este libro me referiré de modo específico al uso de los hechos.
Otra irritar a los que creen que los hechos son más importantes que su uso. En tercer
lugar, que quiero que el lector visualice aquella famosa figura pensadora, donde quiera
que esté la misma. La razón verdadera, que este libro fue escrito en un avión, durante un
viaje de Londres a Kuala Lumpur, Malasia. Como quiera que haya sido use la palabra
creo que indica que mi estado es mas de opinión que de afirmación dogmática de un
hecho. A menudo necesitamos indicar el modo corno se está exponiendo algo. Sobre esto
trata este libro.
Si quieres imaginar la tan usada — excesivamente usada— imagen de El Pensador de
Rodin, quiero que imagines esa postura de la mano en la barbilla, que supuestamente
adopta cualquier pensador que no sea frívolo. Creo, por cierto, que el pensador debería
ser activo y enérgico más que apesadumbrado y solemne. Pero, por este momento, la
imagen tradicional es útil.
Adopta esa postura — en forma física, no mental— y te convertirás en un pensador. ¿Por
qué? Porque si "actúas como si" fueras un pensador, te convertirás en uno.
Los tibetanos rezan haciendo girar unos molinillos sobre los que están grabadas las
oraciones. Los molinillos giratorios hacen subir las oraciones en espiral hacia el espacio
divino. En la práctica, si se encuentran debidamente en equilibrio, un ayudante puede
mantener girando una docena de molinillos de oración como en el acto circense en que
giran platos equilibrados en la punta de largos palos. Es posible que el tibetano piense en
la lista de ropa para lavar mientras hace girar la rueda. Importa la intención de rezar y no
tanto las vibraciones emocionales o espirituales que muchos cristianos se exigen a sí
mismos. Existe otro punto de vista cristiano mucho más próximo al tibetano: efectuar los
movimientos propios de la oración aunque no se esté emocionalmente comprometido. Las
emociones coincidirán con los movimientos a su debido tiempo. Eso es precisamente, lo
que quiero decir cuando te pido que “actúes como si fueras un pensador Adopta la
postura de un pensador. Hazlos movimientos. Ten la intención y manifiéstatela a ti mismo
y a quienes te rodean. Muy pronto tu cerebro desempeñara el rol que estás "actuando". Si
finges ser un pensador, muy pronto, en efecto, te convertirás en uno. Este libro expone los
diferentes roles para que "actúes como si".
Capitulo 2
Poniéndose un sombrero
UN PROCESO MUY DELIBERADO
El rasgo más llamativo de cualquier fotografía tomada hace más de cuarenta años es que
todos llevan sombrero. Las fotografías de los periódicos de las películas de época
muestran esta gran preponderancia de los sombreros.
Actualmente un sombrero es algo raro, especialmente entre los hombres. Los sombreros
tienden a definir un rol. Se usa sombrero como parte de un uniforme, algo que de por sí
define un rol
Se puede decir que un esposo autoritario que da órdenes a su familia lleva puesto el
“sombrero de director escuela" o el "sombrero de ejecutivo". Una mujer de negocios
podrá distinguir los dos roles que desempeña diciéndole a su audiencia cuál sombrero se
ha puesto "el sombrero de ejecutivo" o "el sombrero de ama casa". Mrs, Thatcher, la
Primer Ministro de Inglaterra; en ciertas ocasiones manifiesta que el manejo del gobierno
obliga a la practica, la prudencia y frugalidad de un ama de casa.
También existe la idea de un sombrero para pensar.
...Tendré que ponerme el sombrero para pensar y considerar su nueva propuesta. No
estoy seguro de querer vender el edificio.
...Póngase el sombrero para pensar y llámeme por teléfono mañana.
...Esta es una empresa arriesgada. Tendremos que ponemos los sombreros para pensar
y ver cómo podremos salir de este atolladero.
Siempre me imaginé el sombrero para pensar como una especie de gorro de dormir flojo y
con una borla colgante. Casi como un bonete para los tontos, pero sin la firme arrogancia
que es el único signo real de la tontería.
La gente se ofrece para ponerse sus propios sombreros para pensar o pide a otros que lo
hagan.
El ponerse un sombrero de un modo deliberado es algo muy preciso.
Antiguamente, el que la niñera se pusiera sombrero constituía señal cierta de que ella —y
los niños— iban a salir. No había posibilidad de contradicción. La señal era definitiva.
Cuando un policía se pone su sombrero está señalando claramente su deber y su
actividad. Un soldado sin gorra nunca aparenta la misma seriedad ni inspira el mismo
respeto que con la gorra puesta.
Es una lástima que no exista un auténtico sombrero para pensar que se pueda adquirir en
las tiendas. En Alemania y en Dinamarca existe un sombrero para estudiante que es una
especie de gorro de sabio. Pero la erudición y el pensamiento raramente coinciden. Los
eruditos suelen estar muy ocupados aprendiendo sobre el pensamiento de otros como
para pensar por sí mismos.
Considere la utilidad de un verdadero sombrero para pensar.
...No me moleste. ¿No ve que estoy pensando?
...Voy a interrumpir esta discusión para que todos nos podamos poner los sombreros para
pensar y dedicarnos a este tema.
...Quisiera qué pensara sobre esto en este preciso momento. Me agradaría que se
pusiera su sombrero para pensar. .
...Quisiera que siguiera pensando en este plan. Póngase otra vez en la cabeza el
sombrero para pensar.
...Ud. me paga por pensar. Por lo tanto, aquí estoy sentado, pensando. Cuanto mejor me
pague mejor pensaré.
...¿Qué le parece si pensamos intensamente esta cuestión? Hasta ahora, usted sólo me
dio repuestas impulsivas. Póngase el sombrero para pensar.
...Pensar no es una excusa para no hacer, sino un modo de hacer las cosas mejor. Así
que manos a la obra.
Esta imagen mental de alguien que usa un verdadero sombrero para pensar podría servir
para evocar el estado mental tranquilo y despreocupado necesario para que cualquier
pensamiento implique algo más que "meras reacciones frente a una situación.
Probablemente, los pensadores concienzudos pueden dedicar cinco minutos diarios al
uso intensivo del sombrero para pensar. Todo depende de si usted considera que le
pagan para pensar o para seguir el pensamiento de otros.
Quiero concentrarme en el tema del pensamiento deliberado. Tal es el despropósito del
sombrero para pensar. Uno se lo pone de un modo deliberado.
Existe el tipo de pensamiento del caminar -hablar-respirar, que ponemos en práctica todo
el tiempo. Contestamos el teléfono. Cruzamos la calle. Entramos y salimos de las rutinas.
No necesitamos ser conscientes de cuál pierna sigue a la otra cuando caminamos, o de
cómo respirar. Hay un apoyo permanente en este tipo de pensamiento automático. Pero
existe también una clase diferente de pensamiento que es mucho más deliberado y exige
mayor concentración. El pensamiento automático sirve para encarar rutinas; el
pensamiento deliberado, para hacer las cosas mejor, no sólo para encararlas y resolverlas
al paso. Todos podemos correr, pero un atleta corre de modo deliberado y se entrena
para esto.
No hay modo fácil para que nos señalemos que queremos salir del modo rutinario de
pensar e ingresar al tipo de pensamiento deliberado. Así pues la expresión "sombrero
para pensar" resulta una precisa señal que nos podemos dar y dar a los demás.
Comparemos estos dos tipos de pensamiento: el rutinario y el deliberado.
Cuando conduces un automóvil debes elegir la ruta, seguirla y mantenerte fuera del
camino de los demás automóviles. Gran parte de la actividad que se va dando de un
momento a otro depende del momento anterior y del posterior. Buscas señales y
reaccionas. Esto es pensamiento reactivo. Así pues, el tipo de pensamiento del caminarhablar-
respirar es muy semejante a conducir en una ruta. Lees las señales de tránsito y
tomas decisiones. Pero no trazas el mapa.
El otro tipo de pensamiento está relacionado con el trazado de mapas. Investigas el tema
y trazas el mapa. Lo trazas desde una posición objetiva y neutral. Para hacer esto debes
mirar de un modo amplio, general.
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