El discurso
santy24villaEnsayo16 de Septiembre de 2013
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IMPORTANCIA:
El discurso, es la parte importante de una de las estrategias para hablar en público, que no solo lo preparan las personas que sean expertas en el tema, la verdad es que para hablar y sustentar una conversación de cualquier clase es importante tener preparado algunos argumentos.
DESARROLLO:
El discurso es un evento comunicativo social, realizado mediante el empleo de elementos lingüísticos. Es el mecanismo mas efectivo para entablar una comunicación con un determinado público; por ende debe haber un vínculo previo entre el orador, el oyente y el auditorio. En casi todas las ocasiones en los discursos los fallos más comunes son los siguientes
Discurso poco preparado:
Debemos asumir que aquello que decimos es el nexo entre el espectador y lo que está viendo, luego merece la pena tener preparado un guión bien estructurado; asimilarlo; aprenderlo (ojo aprenderlo y no memorizarlo) y presentarlo con corrección y coherencia.
Siempre es recomendable escribir un guión. De esta manera se puede estudiar y corregir.
Muletillas.
Esa palabra, ese ruido, esa locución que repetimos pertinazmente sin darnos cuenta de que lo hacemos (por ejemplo: "eeehhhh", "bien", "bueno"...). Nos ayuda a sentirnos mejor, es cierto, pero cansa hasta la saciedad y no aporta nada a quien lo escucha.
Casi siempre habrá alguien que dé una voz de alarma. Escúchale, por favor, porque te está haciendo un favor infinito. A partir de ahí, hay que tratar de superarlo.
Sonsonete:
El sonsonete nos puede salir y no sabemos la razón. Sencillamente está ahí. Pero aburre. Crea en el espectador una sensación de monotonía. Es mucho más frecuente si intentamos memorizar los textos. Por lo general si nos limitamos a contar una historia con nuestras palabras, con naturalidad, no debe aflorar.
La repetición de un mismo discurso lleva a intensificar el sonsonete. Pero se puede evitar con conciencia de que el problema está ahí. El antídoto es la naturalidad.
La improvisación incontrolada:
No es bueno memorizar un texto, pero sí sentar las bases de por dónde queremos que transcurra nuestra charla. La improvisación es un don. O un castigo, si no somos capaces de sujetarla.
Previamente hemos debido estudiar el discurso, sus ritmos, su duración. La improvisación exagerada arruina todas esas previsiones, descentra lo que buscábamos en la sesión. Así pues, no viene mal poner freno al parloteo, por más ocurrente que nos parezca lo que vamos a añadir. La improvisación puede desordenar el discurso.
Memorización excesiva:
Es otro de los grandes enemigos del discurso. Y lo es porque nos hace funcionarios de una charla. Lo que queremos decir y cómo, que conocerlo al detalle, pero no memorizarlo. Hay que vivirlo, no escupirlo.
Válvulas de escape:
Tics, movimientos espontáneos e incontrolables.
A veces asociamos un gesto corporal a la palabra o a un punto del discurso. Por ejemplo, después de una cuenta que nos cuesta trabajo hacer, nos relajamos dejándonos caer en silla. Si alguien es capaz de leer en nuestro cuerpo se dará cuenta de en qué situaciones nos sentimos tensos y llegará a la conclusión de que esa tensión está motivada porque hemos hecho algo "de lo que nos sentimos culpables".
Esto mismo puede suceder cuando las válvulas nacen siguiendo al discurso. Si somos conscientes de ello podemos modificar la cadencia de la charla (para impedir ese movimiento incontrolado)
Velocidad inadecuada:
En la magia, como en todas las artes escénicas, el ritmo es vital, quizás en la magia por el desarrollo de los juegos es más que en otras artes.
Cada juego tiene su tiempo, su ritmo, y saltárselo es delito. Estresas si corres más de la cuenta.
Lo
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