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En Nombre De La Rosa


Enviado por   •  2 de Septiembre de 2013  •  460 Palabras (2 Páginas)  •  319 Visitas

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El nombre de la rosa

Ambientada en el turbulento ambiente religioso del siglo XIV, la novela narra la investigación que realizan Fray Guillermo de Baskerville y su pupilo Adso de Melk alrededor de una misteriosa serie de crímenes que suceden en un convento en el norte de Italia, es una novela de intriga y suspenso que me mantuvo siempre pendiente de lo que pudiera llegar a suceder.

Es innegable la lucha que se da por el poder en todas las esferas en donde aparece el ser humano, en el caso del libro, no es la excepción, diversas órdenes se disputan el querer concentrar el poder para beneficio de sus propios intereses.

Aunque pensemos de manera insensible como lo hacen hasta cierto punto los frailes franciscanos, esa creación de contrapoder no es otra cosa que una lucha por llegar al poder, quitar a unos y dejar a otros para hacer ejercicio más o menos igual de ese poder disfrazado de ideas nuevas y progresistas en busca del bien común, que ahora cambia de manos. Pareciera que no existe una verdadera lucha que tenga y sostenga como bandera de liderazgo los intereses del conjunto, porque aún en las revoluciones que la historia nos presenta, aparecen los intereses mezquinos de algunos cuántos, ya sea al inicio, o al final, unos pocos disfrutan de los beneficios conseguidos a través de la lucha de la colectividad.

Es muy notorio dentro de la historia como el estar dentro de la jerarquía religiosa se pueda manipular a las clases menos agraciadas, con el sólo nombramiento de un “castigo o deseo del Señor” y lo más increíble aún, es el que la población lo permita; que pena que la religión sea un instrumento de control social de unos pocos sobre unos muchos y lo más lamentable es que eso prevalece hasta nuestros días y aún peor porque ahora ya no sólo hablamos de lo social, sino de lo político y económico.

Será el poder mismo una enfermedad o quizás acaso se convierte en enfermedad cuando ¿En lugar de que nosotros ejerzamos el poder, el poder nos controla en todos sentidos?

Tal es el caso de las altas esferas religiosas que se presentan en la historia, y aún dentro del convento, en donde cada cual desde su esfera de poder, abusa del cargo para su propio beneficio.

Mientras, en política, como en la vida, el ciudadano común se pregunta dónde está la decencia, esa cualidad humana que debería ser el distintivo de quienes aspiran a mantenerse activos políticamente hablando, a sabiendas que para la enfermedad del poder no hay cura posible.

El poder está definitivamente enfermo, en coma irreversible, sólo que esta vez amenaza con arrastrarnos a todos naturalmente como si fuese un desastre más de tantos que a lo largo de nuestra historia hemos labrado.

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