Ensayo Sor Juana y la frase “En el amor no se puede hablar de culpas”

Sor Juana y la frase “En el amor no se puede hablar de culpas”

Es indudable que la frase “En el amor no se puede hablar de culpas” contradice, completamente, el planteo de Sor Juana en las Redondillas.

Nadie puede ignorar que, en la sociedad colonial mexicana, época en que vivió Sor Juana, la mujer era muy discriminada socialmente y no se le permitía expresarse libremente, por lo cual era fácil culparla de todo. No obstante, Sor Juana no se intimida y utiliza todos sus conocimientos y su manejo del lenguaje para defender el rol de la mujer durante el transcurso de toda su obra. Bastan, como muestra, sus Redondillas para demostrar la habilidad que tenía para exponer sus ideas respetando, al mismo tiempo, la forma del estilo poético elegido.

Desde el título: “Arguye de inconsciente el gusto y la censura de los hombres, que en las mujeres acusan lo que causan”, señala que, al menos desde su punto de vista, ellos, hombres, son la causa, es decir que tienen la culpa, de lo que acusan. Ya acá (plantea la contradicción entre “el gusto y la censura” y) nos adelanta que en su método de defensa predominará la argumentación.

En el poema en sí, el yo lírico se muestra desconcertado ante el proceder de los hombres. Los tilda de necios, incoherentes, irracionales y  arrogantes desde la primera hasta la última estrofa. Fiel a su estilo Barroco, utiliza una exagerada cantidad de recursos y acude en múltiples ocasiones a la antítesis. Este último recurso le calza perfecto, dado que busca evidenciar las diferencias entre el hombre y la mujer y la contradicción en la manera de actuar de los primeros. Para manifestar la confusión que le genera esta actitud, utiliza también la pregunta retórica y algunas metáforas, como por ejemplo en la sexta estrofa que dice: “¿Qué humor puede ser más raro, / que el que falto de consejo, / él mismo empaña el espejo / y siente que no esté claro?”. Cuando dice que “empaña el espejo” se refiere a que la incita a que se entregue, que la “incentiva al mal” y que después “siente que no está claro”, es decir que después se queja de que lo que él empañó,  destruyó, arruinó, se queja de que lo que él mismo generó está mal. En otras palabras le pide a las mujeres que se entreguen y cuando, finalmente, ceden se enojan con ellas por no resistirse.

Sor Juana pide un cambio en esta forma incomprensible de  desenvolverse: “Dejad de solicitar, / y después, con más razón, / acusareis la afición / de la que os fuere a rogar” y es consciente de la manera que tiene de exponer sus motivos: “con muchas armas”, con argumentos justificados y absolutamente racionales.

En conclusión y después de haber desarrollado todas estas explicaciones a lo largo del texto, podemos reafirmar que Sor Juana creía que en el amor sí es posible hablar de culpas, y que la culpa es de los hombres, responsables del accionar de la mujer.

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