Envía Vidas
dileniapc055 de Junio de 2015
5.345 Palabras (22 Páginas)149 Visitas
ntroducción
Los cambios demográficos que se han producido en Europa son evidentes y están bien documentados. Hoy en día nacen menos niños de los que nacían hace veinte años y las personas vivimos cada vez más. Ambas tendencias dan lugar a un proceso conocido como envejecimiento de la población. Este proceso, por su parte, tiene consecuencias socioeconómicas difíciles de entender. En este artículo describo el proceso demográfico que causa el envejecimiento y estudio las consecuencias socioeconómicas que origina.
En la última sección analizo con mayor detalle las consecuencias socioeconómicas del envejecimiento y estudio algunas de las posibles vías de reforma del actual modelo de bienestar. Las consecuencias socioeconómicas del envejecimiento tienen implicaciones de largo alcance para el rendimiento económico de un país y son capaces de cambiar de múltiples formas su posición en la economía mundial. Si en el futuro se pasan por alto estos problemas y se evita adoptar reformas, se podrían impedir el crecimiento económico y la productividad. Todos los países europeos hacen frente al mismo dilema. Ante esta situación, tratar los problemas relacionados con el envejecimiento se convierte en un todo un desafío. El país que logre resolver los problemas socioeconómicos derivados del envejecimiento podrá entrar en el periodo del post-envejecimiento con una postura más robusta y con un mejor potencial de crecimiento económico que aquéllos que no lo logren. Me voy a centrar pricipalemente en el caso de España, sobre todo a la hora de ilustrar con ejemplos. Sin embargo, los problemas tratados tienen implicaciones más amplias, por lo que muchas de las sugerencias pueden ser relevantes también para otros países europeos.
El proceso del envejecimiento y las consecuencias demográficas
El proceso del envejecimiento experimentado por los países europeos responde a dos tendencias demográficas: una prolongación de la esperanza de vida y un descenso de la natalidad[1]. La prolongación de la esperanza de vida significa simplemente que la gente vive más tiempo. La esperanza de vida de los europeos ha aumentado a un ritmo estable desde el final de la Segunda Guerra mundial. En el periodo comprendido entre 1975 y1998, la esperanza de vida al nacer de los españoles aumentó en 2,8 meses al año, pasando de 73,34 a 78,71 años (las cifras incluyen ambos sexos). Lo que no queda tan claro es que a medida que aumenta la esperanza de vida, la estructura de la población cambia. El aumento en la esperanza de vida de 73 a 79 años significa que en la actualidad hay muchas más personas con 79 años que antes. En otras palabras, la población envejece.
La tasa de natalidad de Europa empezó a descender en la década de 1960. Para ofrecer un ejemplo gráfico de la importancia que tiene este descenso, vamos a analizar el caso de España. En 1976, en España nacieron 707.498 niños. En 2001, el número de nacimientos fue de 409.857. Aunque el caso de España es extremo, todos los países europeos han experimentado un descenso de la fecundidad que se sitúa muy por debajo del nivel de renovación (2,1 niños por mujer), con un valor promedio de 1,5. Cuando la fecundidad disminuye, cada año nacen menos niños, lo que da lugar a que el promedio de edad de la población aumente y, con ello, que la población envejezca. Más aún, cuando ambas tendencias están presentes, el proceso de envejecimiento acelera su ritmo y su acción es más amplia que cuando únicamente se da una de ellas . En Europa, ambas tendencias están presentes desde finales de la década de los sesenta. Como resultado, muchos países europeos están experimentando un “rápido envejecimiento” de su población (véase Kim y Schoen 1997).
Lo más curioso acerca del envejecimiento es que, aunque el descenso en la fecundidad y la prolongación de la esperanza de vida producen el mismo resultado, las implicaciones estructurales de ambos procesos son muy distintas.
La forma más superficial de explicar los mecanismos de la prolongación de la esperanza de vida es que una persona cualquiera, nacida en un país en el que ésta aumenta, puede morir más tarde de lo que se calculó en el momento de su nacimiento. Es decir, la prolongación de la esperanza de vida se utiliza en el momento en que mueren las personas. Esto significa que el número de personas comprendidas en grupos de edad más jóvenes será prácticamente el mismo, sea cual sea la prolongación de la esperanza de vida en un periodo dado[2].
El descenso de fecundidad es más engorroso y sus impactos sobre la población son mucho más amplios. Por ejemplo, si el número de nacimientos registrado en una población desciende de 100 en el año X a 50 en el año Y, esto significa que en el año Y habrá 50 personas menos que en el año X. Asimismo, implica que en el año Z habrá 50 personas menoresde un año que en el año anterior (Y). Un año más tarde, habrá 50 personas menos con un año de edad y, así consecutivamente,con el envejecimiento de esas personas, el conjunto de la población envejecerá. Un descenso en la fecundidad trae como consecuencia un déficit relativo de población en los gruposde edad afectados, que desaparece una vez que estos abandonan la población al final de sus vidas. Si el cambio en el número de nacimientos es temporal y recupera rápidamente los valores anteriores, no existirá ningún motivo de preocupación. Sin embargo, cuando el descenso es duradero afectará a generaciones enteras más que a grupos de edades concretos.
El descenso de la fecundidad en Europa es conocido desde hace tiempo (véase el gráfico 2). Dicho descenso está cambiando la composición de la población de diferentes formas. Para ilustrar la manera en que afecta a la población, vamos a tener en cuenta la dimensión de la mano de obra potencial de España.
Gráfico 1 – Diferencia entre el número de personas que vayan a cumplir 26 y 65 años, 1970-2040
(Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Madrid)
En el gráfico 1 se compara el número de personas que cumplirán 26 años con el número de personas que cumplirán 65 para el periodo comprendido entre 1970 y 2040. Como resultado, tenemos un gráfico en el que se muestra el crecimiento neto de la mano de obra potencial en España. Tal y como muestra el gráfico, entre 1970 y 2003, el número de personas que cumplirán 26 años supera en aproximadamente 250.000 al de personas que cumplan 65. Debido a los bajos niveles de fecundidad registrados en España durante los últimos veinticinco años, el aumento de la población activa se está viendo mucho más debilitado. Aproximadamente a partir de 2015, la mano de obra potencial empezará a contraerse. Para 2025, la cifra disminuirá a más de 150.000 personas por año. Estos cambios son irreversibles dado que hasta 2025-2030 la mano de obra española no podría empezar a aumentar como resultado de un repentino aumento de la fecundidad en la actualidad[3]. Como veremos más adelante, los cambios de esta magnitud tienen serias implicaciones socioeconómicas.
Gráfico 2 - Crecimiento de la fecundidad: Comparación de los valores de España con los de la media europea 1960-2001
(Fuente: Eurostat, Luxemburgo)
Otro de los efectos de la baja fecundidad es su impacto a largo plazo sobre el tamaño de la población. La tendencia de la fecundidad que se muestra en el gráfico 2 hará que en poco tiempo el número total de nacimientos disminuya rápidamente. El motivo es sencillamente que cuando el grueso decreciente de nacidos en las dos últimas décadas haya alcanzado la edad reproductiva, habrá menos madres potenciales disponibles. Un número menor de madres potenciales combinado con niveles de fecundidad situados por debajo de la tasa de renovación, traerá como consecuencia un número menor de nacimientos. Por ejemplo, el número de madres potenciales españolas (mujeres con edades comprendidas entre los 20 y los 40 años) disminuirá en 750.000. En 2050, habrá 2,5 millones menos de las que hay hoy en día[4].
Para entender cómo puede llegar a influir esta tendencia de crecimiento negativo en el crecimiento de la población europea, podemos observar las conclusiones del trabajo de Lutz (2003). Si la fecundidad europea vuelve inmediatamente al nivel de renovación, para 2100 la población de Europa habrá disminuido en 15 millones de personas. Es decir, la población total disminuiría a pesar del instantáneo aumento en la fecundidad. La explicación a esta paradoja es el déficit en madres potenciales originado por tasas de fecundidad que han estado por debajo del nivel de renovación durante más de veinticinco años. Si la fecundidad en Europa permanece durante 10 años más en su nivel actual (1,5) y después regresa al nivel de renovación, para 2100 la población habrá disminuido en 55 millones de personas. Por último, si permanece en el nivel actual durante 30 años más, para 2100 el descenso de la población será de 118 millones[5]. Teniendo en cuenta que actualmente la población de la UE es de 380 millones de personas, estas cifras resultan abrumadoras.
Los anteriores cálculos se han realizado tomando como referencia el promedio del nivel de fecundidad de la UE. Vale la pena resaltar que países concretos como España, con un nivel de fecundidad muy por debajo de la media europea, tendrá que hacer frente a un descenso de la población mucho mayor en términos relativos que en otros países de la UE.
Si el número de nacimientos sigue disminuyendo en Europa y si la esperanza de vida continúa prolongándose
...