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Funcion Del Simbolismo De Los Sueños


Enviado por   •  27 de Febrero de 2014  •  2.373 Palabras (10 Páginas)  •  140 Visitas

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Este trabajo se ha estructurado a partir de la interpretación analítica de Jung sobre el proceso de individuación. “La idea que se transmite habitualmente es la de que cada uno puede llegar a ser lo que quiera y para ello basta con proponérselo y emplear la voluntad en la tarea formativa. El proceso de individuación es un proceso de integración de todas las partes de nuestra psique y personalidad. Una persona sana es relativamente inconsciente de sí, actúa como un todo muchas veces sin saber conscientemente qué está haciendo o hacia dónde va, pero confía en sus procesos inconscientes para llevar a buen término lo que haga”. Para entender esta idea ha sido necesario definir y analizar algunos conceptos los cuales resumen el contenido del tercer capítulo del texto “El hombre y sus símbolos” del médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo Carl Gustav Jung.

Carl Jung, se dedicó a la exploración del inconsciente a través de todo su trabajo apoyándose en los antecedentes de la teoría freudiana, con un extenso conocimiento sobre mitología, religión y filosofía. Estudió especialmente el simbolismo de tradiciones místicas complejas tales como gnosticismo, alquimia, cábala y tradiciones similares en el hinduismo y el budismo. Jung ha sido uno de los individuos que ha demostrado poseer un sentido del inconsciente y sus hábitos y ha logrado además expresarse especialmente de forma simbólica.

Jung trató vanamente de interpretar sus sueños en términos freudianos. Fue a partir de los propios sueños y visiones como llegó a la concepción del inconsciente. Los sueños representan para Jung un lenguaje lleno de mensajes coherentes y de posibilidades creativas, libres de las leyes causales y del tiempo.

Dedica el tercer capítulo al modelo de desarrollo psíquico indicando el posible significado y la función del simbolismo de los sueños. En su teoría propone que los sueños no son solo la actividad de los complejos del inconsciente personal, sino también una función prospectiva de anticipación de posibles vías creativas de solución a los problemas. Esto se da porque en los sueños se representan los símbolos derivados de los arquetipos como problemas a los que se enfrentaron muchas generaciones anteriores de hombres y mujeres en la historia de la humanidad. Jung afirma que la función de los sueños es presentar de manera inconsciente tanto los problemas como las posibles soluciones a los que se enfrenta el sujeto.

“La vida onírica crea un modelo en meandros en el que los elementos o tendencias se hacen visibles, luego se esfuman, luego reaparecen. Si observamos esos meandros durante un largo periodo de tiempo, se puede ver la actuación de una especie de regulación oculta o tendencia directa que crea un proceso lento, imperceptible, de desarrollo psíquico; el proceso de individuación.”

Para una mejor comprensión es importante ampliar algunas definiciones:

Se denomina "individuación" al proceso por el que se facilita el desarrollo de las diferentes partes de la personalidad. La meta de la individuación es por un lado liberar al “si-mismo” de las falsas defensas de la Persona (complejo de las máscaras o roles) y del otro del ánima inconsciente y sus imágenes.

En el proceso de individuación se logra una integración intermedia entre el nivel consciente y el inconsciente, favoreciendo el desarrollo de la personalidad. Jung rechaza las fases del desarrollo psicosexual de Freud, al funcionar la libido en su modelo de modo diferente. Los primeros años del niño, hasta los cinco, sirven para adquirir las habilidades básicas de autoprotección, como el andar, caminar, hablar, todas ellas encaminadas a sobrevivir. Alrededor de los cinco años la libido se desplaza hacia los intereses sexuales. Hacia los veinte años el individuo elige a su cónyuge, forma una familia y se establece en una ocupación. Hasta entonces el individuo se ha volcado en el mundo externo, en su modo de "extroversión". A la edad de los últimos treinta y primeros cuarenta años, tiene lugar los grandes cambios. El individuo se vuelve en "introversión" hacia los valores espirituales, religiosos o morales. Si el individuo atiende a estos valores internos, gobernados por sus arquetipos inconscientes, quizás tenga que abandonar en cierto modo los estándares externos del éxito y las ganancias materiales, pero aumentará su creatividad interior y su madurez psíquica.

El concepto de individuación implica el equilibrio y armonización de la psique, la búsqueda de la realización del propio ser como proceso arquetipal. La posibilidad de integrar la totalidad de lo profundo, del inconsciente colectivo, se aparta de la concepción freudiana del inconsciente reprimido y de la psicopatología, hacia la opción de la creatividad y el desarrollo personal, la autorrealización. Para los jungianos, la única posibilidad que tiene el hombre de salir de la angustia y vacío del mundo moderno, es abrirse a los mensajes de crecimiento personal que proporciona el inconsciente universal y objetivo, los mensajes del inconsciente colectivo

En el modelo de Jung la psique consta de tres partes: la conciencia, el inconsciente personal y el inconsciente colectivo.

La conciencia tiene un papel secundario respecto a los dos inconscientes. Su función fundamental es servir al sujeto para adaptarse al ambiente. El "ego" es la parte central de la conciencia y tiene la función de otorgar el sentido de continuidad e identidad personal a través de la vida, el sentido de "si-mismo". Esta parte de la mente, que es la conciencia, es la única parte que el individuo conoce directamente. El Yo (ego) por lo tanto no es idéntico a la totalidad de la Psique. Esta actividad yoica organiza la actividad consciente que consta de pensamientos, recuerdos, percepciones y sentimientos conscientes.

Además el yo juega el papel de guardián del umbral de la conciencia, de modo de que todo lo que no entre en su actividad permanece inconsciente. El papel selectivo del yo permite que el individuo mantenga su sentido de identidad y continuidad personal, pues a través de la selección y eliminación de ciertos materiales psíquicos el sujeto se siente organizado y portador de una identidad, identidad que se vería amenazada por la irrupción de la psicosis y la desorganización personal si la función del yo desapareciera por completo. Sin embargo las funciones del yo cuando son en exceso preponderantes, desequilibran la homeostasis con los elementos inconscientes de la psique, y producen determinados trastornos psicológicos como las neurosis.

El inconsciente colectivo es la región de la estructura de la mente más profunda y de mayor importancia para Jung. Es la fuente de toda la energía psíquica, incluida la consciencia, y es la parte básica de la libido. También contiene las funciones de la "percepción subliminal" y la actividad de los sueños y fantasías relacionadas con recuerdos, deseos y experiencias personales reprimidas u olvidadas.

Los arquetipos, los define Jung, como formas o imágenes de naturaleza colectiva, que dan casi universalmente como constituyentes de los mitos y, al propio tiempo, como productos individuales autóctonos de origen inconsciente. Los arquetipos son los patrones fundamentales de la formación de símbolos que se repiten en los contenidos de las mitologías de todos los pueblos de la historia de la humanidad. De los arquetipos dependen las últimas y más profundas motivaciones de la mente y la conducta humana individual y colectiva. Las pautas culturales en última instancia dependen de los arquetipos. Son los substratos universales y perennes de toda la vida psicológica individual y colectiva. El núcleo central de los significados contenidos en los arquetipos no son definibles por ser esencialmente inconscientes, por lo que solo se puede circunscribir la forma de sus contornos a través de los mitos, leyendas, religiones y otras actividades humanas colectivas e históricas. Las imágenes primordiales son los “arquetipos”. Jung también les llamó dominantes, imagos, imágenes primordiales o mitológicas y otros nombres, pero el término arquetipo es el más conocido. Sería una tendencia innata (no aprendida) a experimentar las cosas de una determinada manera.

La teoría de Jung divide la psique en tres partes. La primera es el Yo, el cual se identifica con la mente consciente. Relacionado cercanamente se encuentra el inconsciente personal, que incluye cualquier cosa que no esté presente en la consciencia, pero que no está exenta de estarlo. El inconsciente personal sería como lo que las personas entienden por inconsciente en tanto incluye ambas memorias, las que podemos atraer rápidamente a nuestra consciencia y aquellos recuerdos que han sido reprimidos por cualquier razón. La diferencia estriba en que no contiene a los instintos, como Freud incluía.

Después de describir el inconsciente personal, Jung añade una parte al psiquismo que hará que su teoría destaque de las demás: el inconsciente colectivo. Podríamos llamarle sencillamente nuestra “herencia psíquica”. Es el reservorio de nuestra experiencia como especie; un tipo de conocimiento con el que todos nacemos y compartimos. Aún así, nunca somos plenamente conscientes de ello. A partir de él, se establece una influencia sobre todas nuestras experiencias y comportamientos, especialmente los emocionales; pero solo le conocemos indirectamente, viendo estas influencias.

El sí-mismo es el resultado de la confluencia en la psique de la parte inconsciente del animal y la conciencia. La armonía de la parte inconsciente y consciente del sujeto se encuentra en el sí-mismo, verdadero núcleo de la entropía psicológica.

Esta integración de la personalidad está muy bien representada en la cultura oriental por el símbolo de la "Mandala" que reviste la forma de un cuadrado o círculo con un punto central. El mandala representa la conciliación de lo opuesto, del bien (lo divino) y del mal (lo demoniaco), de lo consciente y lo inconsciente del hombre. El punto central de la mandala representa para Jung la meta del sí-mismo la producción de un nuevo centro de la personalidad.

Los distintos complejos de la personalidad pujan por imponerse, como centros autónomos que son. Si uno de ellos se impone desequilibra la psique, produciendo trastorno mental y conflictos internos. El equilibrio solo se logra a través de la "individuación" atendiendo a los distintos aspectos de la personalidad.

El self (sí-mismo), hay que resaltar este punto, es lo opuesto al yo. El yo es un complejo, en el que el "ego" es su parte más consciente. En cambio el self es un arquetipo equilibrador de las partes conscientes e inconscientes del sujeto. Aquí anotamos la influencia del concepto del self en la psicología más actual como la constructivista y las nuevas tendencias del psicoanálisis y la psicología humanista- experiencial. La salud mental del sujeto equivale al proceso adecuado del self, que atiende tanto a los elementos de la conciencia como a integrar adecuadamente los aspectos relevantes del mundo inconsciente. Si las experiencias del inconsciente no son adecuadamente atendidas y simbolizadas se produce malestar emocional. En este punto Jung se adelantó a los psicólogos humanistas como Rogers y la terapia gestalt.

En conclusión éste capítulo expone la teoría de la mente y los sueños según el pensamiento de Jung, describe su concepción de la estructura de la mente la cual consta de la conciencia, el inconsciente personal y el inconsciente colectivo; Sobre la libido expresa la reintegración de los contrarios, siguiendo la ley de la termodinámica de la entropía, como un proceso de la alquimia. El conflicto interior de la psique y de las experiencias humanas como actividades de esta, entre el consciente versus el inconsciente, el bien frente al mal de las religiosas, y otros conflictos humanos, solo puede ser superado integrando los opuestos.

El principio de los opuestos posibilita la comprensión de toda forma de vida como una lucha de fuerzas antagónicas. Las grandes cosmovisiones de la humanidad se basan en este principio: la lucha del bien contra el mal, el Ying y el Yang, lo masculino frente a lo femenino, lo consciente versus lo inconsciente, la alquimia y su filosofía hermética, etc. La libido expresa este principio de los opuestos, y es regulada por el mismo. La energía vital de la libido contiene un potencial de mensajes para el propio sujeto que le aportan soluciones para los problemas vitales, problemas que ya vivieron otras generaciones y que se encuentran en los arquetipos del inconsciente colectivo.

Los contenidos del inconsciente colectivo son los llamados arquetipos. Jung también les llamó dominantes, imagos, imágenes primordiales o mitológicas y otros nombres, pero el término arquetipo es el más conocido. Sería una tendencia innata (no aprendida) a experimentar las cosas de una determinada manera.

Frente a los símbolos manifiesta que la energía psíquica de la libido se utiliza primariamente para las funciones de supervivencia. Una vez satisfechas estas necesidades, el exceso de energía sobrante se utiliza en la formación de símbolos. El símbolo no es como se supone una especie de metáfora que sustituye a algo conocido. Los símbolos resultan de una condensación de varios elementos que aportan analogías o representaciones del inconsciente, formando complejos. En suma, el símbolo puede entenderse como una representación de un complejo. Es el complejo proyectado en forma de imagen.

En este tercer capítulo Jung se detiene principalmente en los principios de individuación que hacen referencia al proceso por el cual se facilita el desarrollo de las diferentes partes de la personalidad.

A primera vista, los arquetipos de Jung parecería la idea más extraña, aún cuando se ha demostrado que son muy útiles para el análisis de los mitos, cuentos de hadas, literatura en general, simbolismo artístico y exposiciones religiosas. Aparentemente capturan algunas de las “unidades” básicas de nuestra propia expresión. Muchas personas han sugerido que son solamente muchos caracteres e historias del mundo real, y que solamente nos limitamos a reorganizar los detalles de las mismas.

Esta postura sugiere que los arquetipos de hecho se refieren a algunas estructuras profundas de la mente humana. Después de todo, desde la perspectiva fisiológica, venimos a este mundo con una cierta estructura. Vemos de una determinada manera, al igual que oímos; procesamos la información de forma particular, nos comportamos así, dado que nuestras glándulas y músculos están diseñados de una forma determinada

Por último, le debemos a Jung una mayor apertura de la interpretación, ya sea relacionada con síntomas, con sueños o con asociaciones libres. Mientras que Freud desarrolló una interpretación más o menos rígida (especialmente la sexual), Jung se permitió ir un poco más allá, dirigiendo su idea más bien hacia una interpretación más “mitológica” del libre albedrío, donde prácticamente cualquier cosa podía significar, de hecho, cualquier cosa. El análisis existencial, en particular, se ha beneficiado de las ideas junguianas.

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