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Funciones de la literatura

Zamira SadResumen25 de Julio de 2017

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Funciones de la literatura

¿Cuál es la finalidad o función de la literatura? La teoría de la literatura tiene que atender a esta multiplicidad de aspectos del fenómeno literario, sin caer en la tentación de reducir la riqueza y la diversidad de las formas y de las ideas del arte literario a una fórmula abstracta y descarnada.

Es relativamente moderna la conciencia sobre la autonomía de la literatura. La literatura tiene valores propios y constituye una actividad independiente y específica que no necesita, para legitimar su existencia, ponerse al servicio de la polis, de la moral, de la filosofía, etc. De hecho, hasta mediados del siglo XVIII se atribuye a la literatura, casi sin excepción, una finalidad o hedonista o pedagógico-moralista. Un fino conocedor de la literatura medieval, el Prof. Antonio Viscardi, escribe a este aspecto: "Lo que importa es la fe nueva en el arte, en la que todos los "trovadores creen firme e íntimamente, y que todos observan y practican con devoción sincera". De esta fe nace el sentido trovadoresco del arte que es el fin de sí mismo. El arte por el arte es un descubrimiento de los trovadores".

La conciencia de la autonomía de la literatura sólo adquirió fuerza y alcanzó su fundamentación a partir de la segunda mitad del siglo XVIII. En 1778, Karl Philip Moritz, afirma que la obra de arte es un microcosmos, un todo orgánico, completo y perfecto en sí mismo, y que es bello precisamente porque no tiene necesidad de ser útil. La utilidad se muestra como factor extraño a la belleza, pues " esta posee en sí misma su valor total y la finalidad de su existencia". En el año 1790, publica Kant su Crítica del Juicio, hito fundamental en el desarrollo de las doctrinas sobre la autonomía del arte. Las doctrinas de Kant sobre estos problemas ejercieron un influjo importante y contribuyeron mucho a que la literatura fuese concebida como dominio autónomo. Goethe considera la distinción kantiana entre estética y efectos morales como un acto libertador, pues la imposición de fines didácticos a una obra artística es un prejuicio.

El romanticismo, al considerar la poesía y el arte en general como un conocimiento específico y el único capaz de revelar al hombre lo infinito, los misterios de lo sobrenatural y los enigmas de la vida, confería al fenómeno estético una justificación intrínseca y total. Sin embrago, la idea de la obra de arte como mundo autónomo y exento de propósitos extrínsecos surge con frecuencia en Schelling y en Hegel. La aparición, por vez primera, de la expresión el arte por el arte está relacionada con los estetas seguidores de Kant y de Schelling.

El arte por el arte, como movimiento estético, creyó en la autonomía y en la legitimidad intrínseca de la literatura, y difundió el principio de que la literatura debe realizar ante todo valores estéticos. Pero esta defensa de la autonomía de la literatura, en las teorías del arte por el arte, produjo con frecuencia, como veremos, el empobrecimiento y la desvirtuación del fenómeno literario, a causa de la interpretación muchas veces viciada que se dio a la autonomía de los valores literarios. Entre los aspectos característicos más relevantes del arte por el arte son:

  • Las doctrinas del arte por el arte rehúsan toda posibilidad de identificar o de aproximar siquiera la utilidad y la belleza, y, por tanto niegan a la obra literaria todo objetivo útil.
  • El arte por el arte concluye que es imposible vincular la literatura a objetivos utilitarios, también concluye que es imposible asociar los valores literarios a valores morales. Es necesario, sin embargo, considerar dentro de este principio fundamental del arte por el arte dos actitudes diversas: una, escuchada en la independencia recíproca de la moral y de la literatura, cae en una inmoralidad velada o patente; la otra, negando a la moral todo derecho sobre la literatura, consigue restablecer un profundo equilibrio de los valores, al reconocer en toda obra literaria auténtica una moralidad propia y superior.
  • La vida, para las teorías del arte por el arte, no representa el mal vivificador en que el escritor debe sumergirse detenidamente para fecundar su obra. Aparece, por el contrario, como un conjunto de elementos impuros, en disonancia con el mundo esplendoroso del arte. El artista para no traicionar a su ideal, tiene que matar, o por lo menos cloroformar, al hombre que también en él existe. Decía Flaubert: "Odio la vida, ... sí, la vida, y todo lo que me recuerda que es necesario soportarla. Es un suplicio caminar, vestirme, estar de pie...". La actividad política, con sus halagos a las masas, sus vacilaciones y su ineluctable pragmatismo, constituye un dominio detestado de manera particular por los partidarios del arte por el arte. El arte, escribió Ortega y Gasset, "es una subrogación de la vida" un refugio al que se acogen las almas elegidas, delicadas, consumidas por un supremo ideal de belleza y que huyen de la imperfección y fealdad de la vida.  El poeta del arte por el arte no dirige su poema a todos los hombres, no trata de conseguir, mediante fáciles contemporizaciones, la popularidad y el aplauso de las masas: en su altivez, habla sólo con los selectos, con los pocos capaces de entender y amar sus creaciones.
  • Se comprende que una estética que propugna el desinterés absoluto del arte y la evasión de la vida se oriente hacia el exotismo como hacia un campo de virtualidades preciosas. El exotismo en el espacio, es la puerta de la evasión, que se busca a través de los paisajes de coloridos y configurados singulares, de las costumbres y usos pintorescos, de las leyendas y episodios que guardan un sabor extraño para la sensibilidad del lector europeo.
  •  Ante la naturaleza, el movimiento del arte por el arte conservó frecuentemente una actividad de desconfianza e incluso de hostilidad. La naturaleza tiene que imitar al arte para ascender a la belleza: sólo a través de un transfigurado bautismo del espíritu, de una interioridad que el hombre confiere a las cosas, adquiere el mundo natural dimensiones den belleza. Esquemáticamente, podemos esbozar así la doctrina de Hegel y otros románticos alemanes:

* El arte no puede ser un espejo de mundo.

*El mundo no puede ser originalmente bello.

* El arte, más verdadero que el mundo, eleva a este al nivel de la belleza.

* El mundo, purificado por la imitación del arte, se hace digno, a su vez, de ser imitado por el arte.

 Una finalidad importante, asignada con frecuencia a la literatura es la evasión. En términos generales, la evasión significa siempre la fuga del yo ante determinadas condiciones y circunstancias de la vida y del mundo, y, correlativamente, implica la búsqueda y la construcción de un mundo nuevo, imaginario, diverso de aquel del cual se huye, y que funciona como sedante, como compensación ideal, como objetivación de sueños y aspiraciones. En el origen de la necesidad de evadirse pueden actuar diversos motivos:

a. Conflicto con la sociedad.

b. Problemas y sentimientos íntimos que torturan el alma del escritor, de los que este huye por el camino de la evasión. La inquietud y la desesperación de los románticos - le mal du siècle-. El tedio, el sentimiento de abandono y de soledad, la angustia de un destino frustrado, constituyen otros tantos motivos para abrir la puerta de la evasión.

c. Recusación de un universo finito, absurdo y radicalmente imperfecto. Esto implica una toma de posición ante los problemas de la existencia de Dios, de la finalidad del mundo, del significado del destino humano, etc. La evasión del escritor puede realizarse, en el plano de la creación literaria, de diferentes modos:

*Transformando la literatura en auténtica religión, en actividad tiránicamente absorbente, en cuyo seno el artista, arrastrado por las torturas y los éxtasis de su creación, olvida el mundo y la vida.

*Evasión en el tiempo, buscando en épocas remotas la belleza, la grandiosidad y el encanto que el presente es incapaz de ofrecer.

*Evasión en el espacio, que se manifiesta en el gusto por los países, por las figuras y las costumbres exóticas. El Oriente constituye en todos los tiempos fuente copiosa de exotismo.

*La infancia constituye un terreno privilegiado para la evasión literaria. El escritor evoca soñadoramente el tiempo perdido de la infancia, paraíso lejano donde viven la pureza, la inocencia, la promesa y los mitos fascinantes.

*La creación de personajes es otro procedimiento usado con frecuencia por el escritor para evadirse. El personaje, plasmado según loa más secretos deseos y designios del artista, presenta las cualidades y vive las aventuras que el escritor ha deseado para sí inútilmente.

*El ensueño, los paraísos artificiales provocados por las drogas y el alcohol, la orgía, etc., representan otros procesos de evasión con amplia proyección en la literatura. La literatura romántica y la simbolista ofrecen muchos ejemplos de esta forma de evasión.

 Ya en la estética platónica aparece el problema de la literatura como conocimiento, aunque el filósofo concluya que la obra poética no puede ser nunca adecuado vehículo de conocimiento. Según Platón, la imitación poética no constituye un proceso revelador de la verdad. La poesía, en efecto, se limita a proporcionar una copia, una imitación de las cosas y de los seres, que, a su vez, son mera imagen de las Ideas. Quiere decirse, por tanto, que la poesía es una imitación de imitaciones y creadora de vanas apariencias.

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