ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Guion teatral de Gallinazos sin plumas


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2018  •  Informes  •  2.959 Palabras (12 Páginas)  •  3.807 Visitas

Página 1 de 12

LOS GALLINAZOS SIN PLUMAS

Narrador: A las seis de la mañana, la ciudad de lima está cubierta de una fina niebla, a esa hora salen los obreros caminando hacia el tranvía, policías bostezando contra los árboles, canillitas morados de frío, sirvientas sacando los cubos de la basura. A esa hora también, salen los “Gallinazos sin plumas”, frase que hace referencia a los recicladores, que cual gallinazos buscan en los basureros algo que comer o vender para ganar algunas monedas. El viejo don santos se pone la pierna de palo y empieza a gritar:

Don Santos: ¡A levantarse!, ¡Efraín!¡Enrique! ¡Ya es hora!

Narrador: Los dos muchachos corrieron a la acequia a lavarse la cara

Efraín: Lávate rápido Enrique, antes que el abuelo nos castigue

Enrique: Si hermano, ya voy

Narrador: Los hermanos cogieron su lata y se fueron a la calle

Efraín : Ya nos vamos abuelo

Don Santos: Ya, apúrense que quiero ver esas latas llenas, sino no hay comida

Narrador: Los hermanos salieron con dirección a las calles

Efraín: Mira Enrique, las bolsas están repletas

Enrique: Sí Efraín, creo que hoy el abuelo estará contento

Efraín: Yo voy por aquí y tú por la vereda del frente

Enrique: No olvides regresar la basura a la bolsa luego de haber buscado, sino el camión de la baja policía nos lleva.

Efraín: Tienes razón, pero apurémonos, que hace frío

Narrador: Cada uno de los hermanos tenía predilección por algunos de los objetos que encontraban en la basura. Por otro lado, el viejo don santos se aproxima al chiquero y con su larga vara da un golpe en el lomo de su cerdo, que se revuelve entre los desperdicios

Don Santos: A ver mi querido Pascual, todavía te falta un poco, pero espera nada más, que ya llegará tu turno.

Narrador: Pascual, gruñe contento. Así como Efraín y Enrique, hay muchas personas que salen cual gallinazos a revolotear en la basura para conseguir algo que puedan usar.

Carola: Hola chicos, me llamo Carola, qué les parece si trabajamos juntos y así avanzamos más rápido.

Efraín: Hola Carola, yo me llamo Efraín y él es mi hermano Enrique

Enrique (De mala gana): Hola

Efraín: Si estamos de acuerdo, busquemos juntos

Enrique: ¿Estamos?, ¿Busquemos?, ¡Efraín!, no te das cuenta que si busca con nosotros, se va a apoderar de la basura

Carola: ¿Qué te pasa oye? Si hay basura para todos

Efraín: Ya Enrique, no seas exagerado, vamos nomás

Narrador: Los tres muchachos, después de un breve descanso, empiezan su trabajo

Efraín: Listo, Carola y yo iremos por esta vereda y tú Enrique vas por la del frente

Enrique: ¿Yo solo?, ¡Ya pues!

Narrador: los muchachos empezaron su conquista por los basureros, pasaban por cada casa, vaciaban las bolsas, luego de encontrar algo de utilidad, regresaban la basura a su sitio. Algunas ocasiones encontraban latas de sardina, zapatos viejos, pedazos de pan, pericotes muertos, algodones inmundos y cosas que no podrían imaginar

Efraín: ¡Encontré unos tirantes! Me fabricaré una honda con ellos. Aunque nosotros solo buscamos comida para ese chancho inmundo.

Carola: Pues yo sólo busco cosas para vender: Latas, botellas, cartón. Qué tontos son ustedes de veras, en vez de buscar comida para ese tonto cerdo, deberían vender lo que encuentran, para siquiera tener algo de dinero para poder comer.

Efraín: Tienes razón, pero si no le llevamos las latas llenas al viejo, nos golpeará y nos dejará sin comer.

Narrador: por otro lado, el viejo don Santos, estaba desesperado, mirando a pascual, esperando a sus nietos con la comida, cuando en eso llegó el carnicero, que era quien iba a comprar el cerdo cuando estuviera listo.

Don Santos: Buenas tardes señor Carnita, pase, pase, mi Pascualito está por aquí, pero venga, venga.

Señor Carnita: Qué tal, vengo a ver qué tan gordo está su cerdo, para llevármelo de una vez y darle sus trescientos soles.

Don Santos: ¿Tre, trescientos soles?, mírelo, mírelo, está muy gordito ya.

Señor Carnita: ¡Nooo!, falta todavía, que engorde unos 7 u 8  kilos más y me lo llevo

Don Santos: Está bien, en menos de una semana se lo tengo listo.

Señor Carnita: Eso espero, hasta la próxima semana.

Don Santos (Sonriendo): Hasta luego, que tenga ben día. (Renegando) ¡Maldición! Esos mocosos no me traen la suficiente comida para Pascualito, se me muere de hambre el pobre, pero los obligaré a levantarse más temprano y me regresarán más tarde.

Narrador: El sol se oculta y los muchachos se despiden de Carola y regresan a casa

Efraín y Enrique: Adiós Carola, estamos muertos, a ver como nos tratará el abuelo hoy

Carola: Adiós muchachos, ojalá nos volvamos a ver y que les vaya bien con el viejo, buena suerte, adiós.

Narrador: Los hermanos caminaban rumbo a casa y don Santos los esperaba con el café preparado.

Don Santos: A ver ¿Qué cosa me han traído?, tomen su café

Narrador: Don Santos se aproximó a ver las latas. Cuando la provisión estaba buena, siempre hacía el mismo comentario: “Pascual tendrá banquete, hoy día”; pero la mayoría de veces estallaba:

- Don Santos: ¡Idiotas!¿Qué han hecho hoy?¡Se han puesto a jugar seguramente! ¡Pascual se morirá de hambre!, ahora sí, si Pascual se muere de hambre, ustedes también

Narrador: Don Santos agarró de las orejas a los muchachos, luego los pellizcó fuertemente. Los muchachos corrieron hacia el descampado, con las orejas rojas, mientras el viejo se aproximaba hacia el chiquero.

Don Santos: Ya, Pascualito, ya te escuché gruñir, ya voy, ya voy con tu comida.

Narrador: Don Santos, vació la lata de comida para que el cerdo la comiera.

Don Santos: Toma Pascualito, come, come para que engordes, mi chanchito bello.

Narrador: Pascual, no tardó ni tres minutos en devorar la comida.

Don Santos: ¡Mi pobre Pascual! Hoy te quedarás con hambre por la culpa de estos zamarros. Ellos no te engríen como yo ¡Habrá que darle de latigazos para que aprendan!

Narrador: El invierno llegó y Pascual se había convertido en un monstruo insaciable. Todo le parecía poco y don Santos se vengaba en sus nietos del hambre del animal.

Don Santos: Ya, Pascualito, ya mi bebé, ya te van a traerla comida estos malagradecidos, ahorita los mando hasta la playa, donde tiran todos los desperdicios, ahí les será más fácil encontrar tu comida, mi bebé. ¡Efraín!, ¡Enrique!, ¡Levántense ya, flojos!

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (18.4 Kb)   pdf (71.4 Kb)   docx (18.2 Kb)  
Leer 11 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com