ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Hamlet

InguiliiSíntesis24 de Enero de 2014

24.729 Palabras (99 Páginas)214 Visitas

Página 1 de 99

William Shakespeare

HAMLET

DRAMATIS PERSONAE

El ESPECTRO

HAMLET, Príncipe de Dinamarca

El REY Claudio, hermano del difunto Rey Hamlet

La PEINA Gertrudis, viuda del difunto Rey Hamlet y esposa del Rey Claudio

POLONIO, dignatario de la corte danesa

OFELIA, hija de Polonio

LAERTES, hijo de Polonio

REINALDO, criado de Polonio

HORACIO amigos de Hamlet

ROSENCRANTZ amigos de Hamlet

GUILDENSTERN amigos de Hamlet

VOLTEMAND cortesanos

CORNELIO cortesanos

OSRIC cortesanos

FRANCISCO soldados

BERNARDO soldados

MARCELO soldados

FORTINBRÁS, Príncipe de Noruega

Un CAPITÁN del ejército noruego

El ENTERRADOR

SU COMPAÑERO

Un SACERDOTE

ACTORES

MARINEROS

SECUACES de Laertes

EMBAJADORES de Inglaterra

Cortesanos, mensajeros, criados, guardias, soldados, acompa–amiento.

LA TRAGEDIA DE HAMLET,

PRÍNCIPE DE DINAMARCA

I.i Entran BERNARDO y FRANCISCO, dos centinelas.

BERNARDO

¿Quién va?

FRANCISCO

¡Contestad vos! ¡Alto, daos a conocer!

BERNARDO

¡Viva el rey!

FRANCISCO

¿Bernardo?

BERNARDO

El mismo.

FRANCISCO

Llegas con gran puntualidad.

BERNARDO

Ya han dado las doce: acuéstate, Francisco.

FRANCISCO

Gracias por el relevo. Hace un frío ingrato, y estoy abatido.

BERNARDO

¿Todo en calma?

FRANCISCO

No se ha oído un ratón.

BERNARDO

Muy bien, buenas noches.

Si ves a Horacio y a Marcelo,

mis compañeros de guardia, dales prisa.

Entran HORACIO y MARCELO.

FRANCISCO

Creo que los oigo. ¡Alto! ¿Quién va?

HORACIO

Amigos de esta tierra.

MARCELO

Y vasallos del rey danés.

FRANCISCO

Adiós, buenas noches.

MARCELO

Adiós, buen soldado. ¿Quién te releva?

FRANCISCO

Bernardo. Quedad con Dios.

Sale.

MARCELO

¡Eh, Bernardo!

BERNARDO

¡Eh! Oye, ¿está ahí Horacio?

HORACIO

Parte de él.

BERNARDO

Bienvenido, Horacio. Bienvenido, Marcelo.

MARCELO

¿Se ha vuelto a aparecer eso esta noche?

BERNARDO

Yo no he visto nada.

MARCELO

Dice Horacio que es una fantasía,

y se resiste a creer en la espantosa

figura que hemos visto ya dos veces.

Por eso le he rogado que vigile

con nosotros el paso de la noche,

para que, si vuelve ese aparecido,

confirme que lo vimos y le hable.

HORACIO

¡Bah! No vendrá.

BERNARDO

Siéntate un rato

y deja que asediemos tus oídos,

tan escudados contra nuestra historia,

diciéndote lo que hemos visto estas dos noches

HORACIO

Muy bien, sentémonos

y oigamos lo que cuenta Bernardo.

BERNARDO

Anoche mismo, cuando esa estrella

que hay al oeste de la polar se movía

iluminando la parte del cielo

en que ahora brilla, Marcelo y yo,

con el reloj dando la una...

Entra el ESPECTRO.

MARCELO

¡Chsss! No sigas: mira, ahí viene.

BERNARDO

La misma figura; igual que el rey muerto.

MARCELO

Tú tienes estudios: háblale, Horacio.

BERNARDO

¿No se parece al rey? Fíjate, Horacio.

HORACIO

Muchísimo. Me sobrecoge y angustia.

BERNARDO

Quiere que le hablen.

MARCELO

Pregúntale, Horacio.

HORACIO

¿Quién eres, que usurpas esta hora de la noche

y la forma intrépida y marcial

del que en vida fue rey de Dinamarca?

Por el cielo, te conjuro que hables.

MARCELO

Se ha ofendido.

BERNARDO

Mira, se aleja solemne.

HORACIO

Espera, habla, habla. Te conjuro que hables.

Sale el ESPECTRO.

MARCELO

Se fue sin contestar.

BERNARDO

Bueno, Horacio. Estás temblando y palideces.

¿No es esto algo más que una ilusión?

¿Qué opinas?

HORACIO

Por Dios, que no lo habría creído

sin la prueba real y terminante

de mis ojos.

MARCELO

¿Verdad que se parece al rey?

HORACIO

Como tú a ti mismo.

Tal era la armadura que llevaba

cuando combatió al ambicioso rey noruego.

Tal su ceño cuando, tras fiera discusión,

a los polacos aplastó en sus trineos

sobre el hielo. Es asombroso.

MARCELO

Con paso tan marcial ha cruzado ya dos veces

nuestro puesto a esta hora cerrada de la noche.

HORACIO

No puedo interpretarlo exactamente,

pero, en lo que se me alcanza, creo que esto

presagia conmoción en nuestro estado.

MARCELO

Bueno, sentaos, y dígame quien lo sepa

por qué se exige cada noche al ciudadano

tan estricta y rigurosa vigilancia;

por qué tanto fundir cañones día tras día

y comprar armamento al extranjero;

por qué se reclutan calafates, cuyo esfuerzo

no distingue el domingo en la semana.

¿Qué ejército amenaza para que prisa y sudor

hagan compañeros de trabajo al día y a la noche?

¿Quién puede informarme?

HORACIO

Yo puedo. Al menos, el rumor

que corre es este: nuestro difunto rey,

cuya imagen se nos ha aparecido ahora,

sabéis que fue retado por Fortinbrás

de Noruega, que se crecía en su afán

de emulación. Nuestro valiente Hamlet,

pues tal era su fama en el mundo conocido,

mató a Fortinbrás, quien, según pacto sellado,

con refrendo de las leyes de la caballería,

con su vida entregó a su vencedor

todas las tierras de que era propietario:

nuestro rey había puesto en juego

una parte equivalente, que habría recaído

en Fortinbrás, de haber triunfado éste;

de igual modo que la suya, según

lo previsto y pactado en el acuerdo,

pasó a Hamlet. Pues bien, Fortinbrás el joven,

rebosante de ímpetu y ardor,

por los confines de Noruega ha reclutado

una partida de aventureros sin tierras,

carne de cañón para un empeño

de coraje, que no es más,

como han visto muy bien en el gobierno,

que arrebatarnos por la fuerza

y el peso de las armas esas tierras

perdidas por su padre. Creo que esta es

la causa principal de los aprestos,

la razón de nuestra guardia, la fuente

del tráfago y actividad en nuestro reino.

Vuelve a entrar el ESPECTRO.

Pero, ¡alto, mirad! ¡Ahí vuelve! Le saldré

al paso, aunque me fulmine. ¡Detente, ilusión!

El ESPECTRO abre los brazos.

Si hay en ti voz o sonido, háblame.

Si hay que hacer alguna buena obra

que te depare alivio y a mí, gracia, háblame.

Si sabes de peligros que amenacen

a tu patria y puedan evitarse, háblame.

O, si escondes en el vientre de la tierra

tesoros en vida mal ganados, lo cual,

según se cree, os hace a los espíritus

vagar en vuestra muerte, háblame. ¡Detente y habla!

Canta el gallo.

¡Detenlo tú, Marcelo!

MARCELO

¿Le doy con mi alabarda?

HORACIO

Si no se para, dale.

BERNARDO

¡Está aquí!

HORACIO

¡Aquí!

Sale el ESPECRRO.

MARCELO

Se ha ido.

Hicimos mal en usar la violencia

con un ser de tanta majestad,

pues es invulnerable como el aire

y pretender agredirle es una burla.

BERNARDO

Iba a hablar cuando cantó el gallo.

HORACIO

Y se sobresaltó como un culpable

citado por el juez. He oído decir

que el gallo, clarín de la mañana,

despierta con su voz altiva y penetrante

al dios del día y que, alertados,

en tierra o aire, mar o fuego,

los espíritus errantes en seguida

se recluyen: de que es verdad

ha dado prueba este aparecido.

MARCELO

Se esfumó al cantar el gallo.

Dicen que en los días anteriores

al del nacimiento de nuestro Salvador

el ave de la aurora canta toda la noche;

entonces, dicen, no vagan los espíritus,

las noches son puras, los astros no dañan,

las hadas no embrujan, las brujas no hechizan:

tan santo y tan bendito es este tiempo.

HORACIO

Eso he oído, y lo creo en parte. Mas mirad:

con manto cobrizo, el alba camina

sobre el rocío de esa cumbre del oriente.

Dejemos la guardia y, si os parece,

vamos a contar al joven Hamlet

lo que hemos visto esta noche, pues, por mi vida,

que el espectro, mudo con nosotros, le hablará.

¿Estáis de acuerdo en que debemos informarle,

como exigen la amistad y nuestro deber?

MARCELO

Sí, vamos, que sé dónde podemos

hallarle fácilmente esta mañana.

Salen.

I.ii Entran Claudio, REY de Dinamarca, la REINA Gertru¬dis, HAMLET, POLONIO, LAERTES y su hermana OFE¬LIA, señores

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (155 Kb)
Leer 98 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com