Historia Del Derecho
marie_78919 de Abril de 2015
3.184 Palabras (13 Páginas)202 Visitas
HISTORIA DEL DERECHO
Tomado en su sentido etimológico, Derecho proviene del lar. directum (directo, derecho); a su vez, del lat. dirigere (enderezar, dirigir, ordenar, guiar). En consecuencia, en sentido lato, que quiere decir recto, igual, seguido, sin torcerse a un lado ni a otro, mientras que en sentido restringido es tanto como ius (v).
El nacimiento del Derecho en la historia tiene que explicarse siempre por el concepto de la vida del mismo. Para la escuela histórica, se pierde este comienzo, como el de todos los factores de la civilización, y en especial el del lenguaje (con el cual el Derecho ofrece en su marcha gran analogía), en una oscuridad difícil de aclarar y solo considera como origen del lenguaje. Pero también el nacimiento del Derecho puede conocerse, conforme a su esencia, de un modo mas exterior, siempre sentirá su espíritu, que se anuncia ya aun en el instinto racional, la necesidad de establecer determinadas condiciones para esta convivencia, formada de tal o cual modo y mas o menos ordenada, las cuales se diversifican según el fin del vinculo que une a los miembros y según la concepción y ejecución mas o menos ética de este fin. Toda sociedad depende, pues, de condiciones que, en lo más indispensable, tienen que llenarse, si no han de romperse los lazos sociales. Así, en las familias primitivas y según su modo de concebir la convivencia, se llenan esas condiciones mediante la educación espiritual y corporal, el mutuo auxilio y la subordinación a un poder y gobierno común y la situación de cada uno de sus miembros, lo que ha de hacer, lo que ha de omitir, lo que ha de consentir, aparece como una de dichas condiciones, diversamente determinada según la idea mas o menos ética del ser de la comunidad. Aun los pueblos nómadas, cazadores so pastores, todavía asientan necesariamente las condiciones de la caza o del pastoreo en común. Los varios fines de la vida y su concepción regulan, pues, las condiciones, que forman el aspecto jurídico de todo vínculo ético, constituido entre hombres y creado por un fin.
Ahora bien; si la familia, primer vínculo natural, une en si inmediatamente todos los fines de la vida y es fuente de todas las ulteriores formaciones sociales, toma el Derecho su origen histórico en ella: el primer derecho es el Derecho de familia. Y las familias se extienden posteriormente, en la parentela y la tribu, y conviven localizadas en lugares ya permanentes, ya mudables, recibe también el Derecho una ulterior extensión y carácter especial, de todas esas diferencias y relaciones de la vida.
PERIODOS CAPITALES DEL DESARROLLO JURIDICO
Así como el nacimiento del Derecho ha de explicarse por su naturaleza, juntamente con las leyes generales de la civilización, así también su ulterior progreso en la historia. Dicha evolución, como todo desarrollo, procede según las leyes, arriba indicadas, de la unidad, la oposición y la armonía, que fundan tres periodos capitales correspondientes.
A-. Primer periodo del desarrollo jurídico
La suprema unidad de la vida del hombre se muestra en la religión vinculo personal con Dios recibido en el animo; y así como el principio de la historia y civilización humanas solo se concibe mediante las fuerzas divinas, que en aquella habitan e inconscientemente actúan, chocando toda suposición en contrario (la de una gradual elevación de los hombres y pueblos desde un estado salvaje y semi-animal) con insolubles dificultades fisiológicas e históricas; así también en la primera manifestación, divinamente inspirada, del animo, la intuición, el sentimiento y la voluntad, se muestra el interior instinto y sentido del Derecho, bajo el influjo de toda la disposición de la vida y de las relaciones exteriores naturales; regulando las relaciones entre los miembros de cada familia, de cada unión de familias, de las gentes y razas, desde lo intimo del animo y especialmente según el carácter con que se entiende la vida entera para con Dios. El impulso subjetivo que nace de todo el animo se anuncia todavía incorruptible en el sentimiento de la solidaridad, en el amor y benevolencia; y su determinación jurídica, mediante la cual se ordenan las relaciones entre padres e hijos, esposos, hermanos, así como las de las tribus, no se concibe, faltando todavía la dirección concisa de la voluntad, sino objetivamente: cual una revelación o inspiración, uno de esos lazos divinos que sostienen la vida de los individuos y que, en el entrecruzamiento de todos, fundan al par el deber de cada uno.
Pero, en este primer periodo inicial de toda vida y civilización, se ponen también, merced a la diversidad de tendencias y sentimientos de las familias y tribus (procedan o no de un tronco común), los primeros gérmenes de las diferencias en el gobierno jurídico de las relaciones entre los miembros de la comunidad; regulando la situación de los esposos, hijos, hermanos, según se comprende mas o menos diversamente. Todo este periodo de la vida, determinado por el predominio del principio de unidad y expresado en el régimen familiar patriarcal, puede solo exponerse, conforme a las leyes generales biológicas, en ciertos rasgos capitales, hallándose fuera de la historia fidedigna y no conservándose sino algunas huellas en las primitivas tradiciones.
B-. Segundo Periodo
Este segundo periodo coincide con aquella gran época en el desarrollo de la Humanidad, donde causas espirituales y físicas (que no se puede indicar históricamente, aunque ha de aceptarlas el pensamiento filosófico en consonancia con las tradiciones religiosas y para explicar racionalmente sus consecuencias ulteriores) rompen la intima comunidad de vida entre Dios, la naturaleza y los hombres, como primer vinculo protector y necesario de la infancia de la vida de estos que toman una dirección predominante hacia si mismos; pero comenzando con ese sentimiento de independencia, juntamente un impulso de egoísmo en todas relaciones. Este egoísmo, sea cualquiera la razón que de su nacimiento quiera darse, ha llegado a ser el móvil dominante en la vida y en la historia de la Humanidad. Ha apartado, ante todo, al alma humana cada vez mas y mas de lo divino, infinito y eterno, dirigiéndola hacia lo finito, temporal y sensible; ha dejado disolverse la unidad primordial del Ser en la variedad de las cosas, poniendo el fenómeno sensible en lugar de aquel comprendiendo las particulares fuerzas de la Naturaleza y el mundo, que solo son manifestación de la suprema fuerza divina, fue de esta superior conexión y endiosándolas, y hasta llegando a considerarlas como dioses. Pero cuando la unidad del mundo y de la vida, solo concebible siempre mediante Dios, falto en las ideas y se formo el politeísmo, debía también, debilitarse cada día mas y anularse el sentimiento de la unidad de vida y comunidad entre los hombres: pues en la misma medida en que se desconoce la suprema unidad, se pierde también en las relaciones humanas. El egoísmo se anuncia en el principio y el curso en este periodo durante los siguientes hechos importantes. Exteriormente se produce ante todo la división y separación de las razas, que abandonan la morada común primera. Reciben por herencia una intuición religiosa, común también; pero que, disgregada de las relaciones de la vida, retrocede de todo el animo a la memoria, como recuerdo de la tradición que si excita a veces un anhelo en los ánimos profundos, va petrificándose en general mas y mas en formas finitas externas. Comparten costumbre y lengua comunes, igualmente, que e constituyen según el interior carácter de cada una de estas razas, bajo la concausalidad, mayor por la debilidad del espíritu, de las influencias naturales. Fundan por ultimo, comunes instituciones jurídicas, de las cuales es la voluntad elemento esencial; pero se reforman rápidamente, modificándolas el egoísmo según sus fines, aun cuando se sirva de formas religiosas y deje subsistir un vínculo objetivo entre estas y el Derecho.
Desde entonces las razas nacionales, separándose entre si para volver a encontrarse mas tarde de muchos modos, especialmente como enemigas, sigue cada una su preponderante vocación, pero parcial y estrechamente, sin acertar a ver en las demás tendencias y fuerzas de la vida su propio complemento. Así entran en la historia diversos pueblos que dirigen la civilización. Unos, que mantienen la unidad originaria de las tendencias humanas bajo el poder conservado por la religión, en un sistema permanente de clases, pero en la institución cerrada y exteriormente coactiva de las castas, como los indios. Otros, que desenvuelven el tipo primitivo de la vida familiar en el total organismo del Estado, mediante cálculos y combinaciones de una reflexión inteligente, como los chinos.
C-. Tercer Periodo
La primera época comprende principalmente la era de los Padres de la Iglesia y se caracteriza por el sentido, que inunda todo el espíritu y animo de la reconciliación y la unidad con Dios, conquista de de nuevo. Es el tiempo en que toda la vida humana y todas sus manifestaciones se hallan penetradas por esa nueva fuerza. Como condición fundamental para todo, se reputa justamente la que faltaba: el renacimiento espiritual, el cambio de sentido, la plenitud del animo con lo divino y con las tendencias morales de la voluntad: todo el hombre ha de aplicarse de nuevo y consagrarse a Dios. La humanidad es salvada de su completa ruina por un hecho infinito de amor; y la nueva alianza concluía con Dios. Por lo que el Derecho y al Estado concierne, reformarse ante todo en sus fundamentos la idea de la antigüedad. Había Cristianismo dado a la vida un fin superior, según el cual tenían necesariamente, por tanto, que regularse también de nuevo las condiciones de la vida en el derecho
...