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Informacio Para Hacer Critica Del Libro Acabad Ya Con Esta Crisis


Enviado por   •  15 de Septiembre de 2013  •  2.009 Palabras (9 Páginas)  •  547 Visitas

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http://www.expansion.com/blogs/conthe/2012/07/04/acabad-ya-con-esta-crisis-paul-krugman.html

La crisis en Estados Unidos

En su análisis de la crisis de Estados Unidos el libro no contiene ideas nuevas, pero hace un útil repaso de viejas doctrinas que, a juicio de Krugman, resultan de actualidad. Entre ellas destacan:

1. La doctrina keynesiana de que la demanda y la renta agregada se determinan simultáneamente, puesto que el nivel de demanda agregada de familias y empresas determina el nivel de producción agregada y, con ello, de rentas satisfechas a los factores de producción ("tu gasto es mi ingreso").

Ilustra ese principio con la fábula de la cooperativa de babysitting de Capitol Hill que tantas veces ha utilizado, y que resumí en este blog en "Krugman y la cooperativa de babysitting".

Esa fábula ilustra bien otra de las clásicas paradojas de Keynes, la "paradoja de la frugalidad" o del ahorro (paradox of thrift): si todas las parejas miembro de la cooperativa se empeñan en no salir a divertirse, sino en ofrecerse como canguros de fin de semana -con el fin de acumular o "ahorrar" cupones para gastarlos más adelante-, ninguna de ellas logrará su propósito, porque no encontrarán a ninguna otra pareja que necesite sus servicios. Así pues, el deseo colectivo de ahorrar más les impedirá lograrlo: lo que es cierto para un individuo aislado, no siempre es cierto para la colectividad en su conjunto.

2. La doctrina de la "deflación por deudas" (debt deflation) que enunció en 1933 el economista americano Irving Fisher. Se trata, en el fondo, de una manifestación de la paradoja del ahorro, cuando éste lo quieren llevar a cabo quienes se endeudaron en exceso en el pasado: si todos se esfuerzan simultáneamente por ahorrar más para poder pagar sus deudas, la contracción de la demanda agregada puede producir incluso una caída del nivel absoluto de precios y salarios, lo que acrecentará el valor real de sus deudas. En el caso extremo, los deudores "cuanto más quieran pagar, más deberán (en términos reales).

3. La doctrina keynesiana del "sifón de la liquidez" (liquidity trap) y su versión moderna de la imposibilidad de tipos de interés nominales negativos: durante una depresión un Banco Central, por expansiva que sea su política monetaria, tendrá dificultad para llevar los tipos de interés reales al nivel negativo preciso para estimular la demanda privada. Por eso será preciso que la política monetaria expansiva sea complementada por una política fiscal expansiva.

4. La doctrina del economista americano Hyman Minsky sobre la inestabilidad financiera de las economías capitalistas, que generan mucho endeudamiento privado durante la fase de euforia, pero, pasado un momento crítico -que se ha dado en llamar "momento de Minsky"-, alcanzan la convicción de que el endeudamiento alcanzado es excesivo, lo que provoca una súbita aversión al riesgo y una fuerte contracción del crédito y de la actividad económica, porque "los deudores no pueden gastar, y los acreedores no quieren gastar".

[Expuse en más detalle la teoría de Minsky en "Perder hasta la camiseta" y en "El vaivén de los temores"].

Pero Krugman no se limita a aplicar a la crisis iniciada en Estados Unidos en 2008 esas ideas y recetas keynesianas: rebate también los argumentos habituales de los "keynesófobos". En particular señala que:

- La expansión del déficit y de la deuda pública en Estados Unidos y otros países que poseen su propia moneda no ha producido ningún "efecto expulsión" (crowding out) ni producido la elevación de los tipos de interés de la Deuda pública pronosticados por los enemigos de la política fiscal anticíclica: en la actualidad, tales tipos de interés están en mínimos históricos.

- Puesto que esos tipos de interés están ya muy bajos, Krugman no cree que un programa de medidas de austeridad presupuestaria pueda tener un efecto expansivo, al aumentar la "confianza" de los ciudadanos y mercados financieros. Quienes así piensan -los austerians- confían según Krugman en una inexistente "hada de la confianza" (confidence fairy).

- Cuando se está en recesión, las inyecciones de liquidez no producen inflación alguna. Se burla de quienes sostienen lo que el economista Karl Smith ha llamado la teoría de la "inflación inmaculada" (inmaculate inflation), esto es, la creencia de que la expansión monetaria provoca directamente inflación, sin que sea preciso que antes desate un boomque ponga fin a la recesión.

Krugman no sólo critica a los conservadores que se oponen a las políticas anticíclicas, sino también a la Administración Obama -por su timidez al proponer medidas de estímulo fiscal- y a Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal -por su timidez en poner en práctica las medidas monetarias poco convencionales que defendió como académico años atrás, para sacar a Japón de su recesión-, a quien describe humorísticamente como capturado por la mente colectiva de la Reserva Federal, equiparable a los "Borg" de Star Trek.

La crisis del euro

En el capítulo 10 sobre el "crepúsculo del euro" (Eurodämmerung) analiza la crisis de la zona euro y critica el "gran espejismo" (big delusion) de pensar que obedeció a la irresponsabilidad fiscal (fiscal profligacy) de todos los países que la están sufriendo, no sólo Grecia.

En su acertado análisis la crisis de varios países (entre ellos, España) obedeció a un crecimiento excesivo del endeudamiento privado, provocado por la burbuja que causó la incorporación al euro (Eurobubble). Esa burbuja, junto con la pérdida de competitividad internacional que engendró y las mejoras autónomas que logró Alemania, explican los graves desequilibrios de balanza de pagos que, a su juicio, están en el origen de la crisis del euro.

Atribuir la crisis del euro a la irresponsabilidad fiscal -lo que llama "helenizar" la visión de la crisis del euro- responde a una tendencia frecuente del pensamiento conservador: concebir las crisis económicas como un "castigo de la inmoralidad" (morality play), en la que los "pecadores" deben pagar por sus excesos.

Por desgracia, señala Krugman, no será fácil para España y otros países recuperar con rapidez la competitividad perdida, pues nuestra incorporación al euro nos privó de la devaluación como mecanismo de ajuste. Recuerda, una vez más, el parangón que Milton Friedman hizo en 1953 entre las devaluación de la moneda y el cambio de hora: para que los ciudadanos se levanten todos

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