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Jean Austin y las mujeres que rompen con el patriarcado


Enviado por   •  21 de Octubre de 2017  •  Monografías  •  4.473 Palabras (18 Páginas)  •  304 Visitas

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Mujeres que rompen esquemas en patriarcados

Introducción

La representación de la mujer a lo largo del tiempo ha presentado diversas transformaciones. Durante siglos ha sufrido las consecuencias de vivir en una sociedad patriarcal, en la que no podía pensar, sentir, ni hablar por sí misma sin que aquello no implicara consecuencias sociales.

En el presente trabajo se pretende demostrar que en las obras literarias de Jane Austen Orgullo y prejuicio y Persuasión las protanistas de ambas obras rompen con la representación de la figura de la mujer en una socieadad patriarcal que no les permite actuar y expresarse libremente.

La autora se vale de recursos y descripciones que ponen de manifiesto las personalidades de ambas protagonistas y la forma en la que se expresan en esa sociedad.

Las obras literarias canónicas elegidas pertenecen a la literatura inglesa. Podría afirmarse que ambas reflejan una crítica a las costumbres y tradiciones de la sociedad patriarcal en relación con el rol de la mujer ya que esta ocupa un lugar degradante en la misma.

El marco teórico utilizado para dicho trabajo será en relación con las teorías feministas: “Una aproximación a las teorías feministas”, de la autora Samara de las Heras Aguilera; “¿Qué es el patriarcado?”, de María Fontecla; y por último “La abolición del patriarcado en la obra de Jane Austen y su representación en las adaptaciones fílmicas”, de Irene Romero Gonzalez.

Orgullo y prejuicio, de Jane Austen

La novela Orgullo y prejuicio es un clásico de la novelística inglesa del siglo XIX, publicada en 1813, esta  fue desde su misma aparición, un gran éxito, luego repetidamente publicado y traducido a numerosos idiomas, así como llevado al cine en el siglo XX. Cabe mencionar que la autora vendió los derechos de dicha novela ya que las mujeres no podían escribir porque este era considerado un “trabajo de hombres”, pese al gran éxito, la autora, luego de la reedición, no percibió un solo centavo.

La novela describe poco más de un año en la vida de un pequeño grupo de jóvenes en el campo cerca de Londres, en el cambio de siglo (del XVIII al XIX), durante el reinado de Jorge III. En el centro de esta sociedad, se encuentra la adorable y muy alocada familia Bennet, con sus cinco hijas, de entre 15 y 23 años (de mayor a menor: Jane, Elizabeth, Mary, Kitty y Lydia). La señora Bennet ve el matrimonio como única esperanza para sus hijas, pues tras la muerte del señor Bennet las jóvenes quedarán abandonadas a su suerte cuando el señor Collins (heredero de todo, debido a que la propiedad forma parte de un mayorazgo) tome posesión. El mayorazgo sólo se transmite por linaje masculino, de manera que, al fallecimiento del padre, la madre y las hijas perderán la mayor parte de la fortuna.

En tal instancia, llega al vecindario un tal Bingley, quien acaba de comprar la vasta finca Netherfield Park y parece reunir las mejores condiciones para ser un adecuado postulante a la mano de alguna de las chicas de la casa. Este personaje decripto por la autora como adinerado, gentil y considerado, se interesa por la mayor de las Bennet, Jane.

Junto con este personaje masculino se presenta el Sr Darcy, un aristócrata de familia de renombre, amigo del Sr. Bingley. Aquel es, al comienzo de la historia, un personaje antipático y orgulloso que no desea relacionarse con ninguna muchacha. Mira con desdén a la familia Bennet, sobre todo a la madre ya que este personaje resulta exagerado en cuanto a las formas y manifiesta abiertamente la necesidad de “casar” a sus hijas. En el siguiente fragmento se observa cómo el señor Darcy rechaza abiertamente a Elizabeth, sin embargo esta se muestra risueña y cínica:

“(…) Permíteme le voy a solicitar a mi pareja que te presente…

-¿Qué cosa tú me dices?- y volviéndose, miró a Elizabeth hasta que sus miradas se cruzaron.

Entonces él apartó inmediatamente sus ojos y dijo con gran frialdad:

-Ciertamente no está mal, pero no es suficiente para sacarla a bailar. Yo no estoy de humor para hacer caso a las jóvenes que han dejado de lado otros caballeros (…)”.

(Austen, 2015, p. 24)

Sin embargo, este personaje se verá deslumbrado por Elizabeth Bennet ya que esta muchacha rompe con las representaciones que el Sr. Darcy tenía en cuanto a las mujeres de la época: sumisas, interesadas por el dinero –cabe destacar que este personaje era muy adinerado-, incultas y abocadas a las tareas del hogar o bien a alguna tarea considerada “femenina” tales como dibujar, pintar, cantar, tocar el piano, etc. En el siguiente fragmento Elizabeth rechaza una propuesta de Darcy para bailar junto con ella, este se muestra confundido y deslumbrado por el accionar de Lizzy:

“(…) mas Elizabeth le volvió la espalda y le dijo a sir William con cierto desconcierto:

-Ciertamente, señor, no abrigaba la más mínima intención de bailar. Le suplico que no imagine que me acerqué a buscar pareja.

El señor Darcy, con la mayor corrección, le rogó que le brindara el honor de bailar con él, pero fue inútil. (…) Su resistencia no le había sido de ningún perjuicio ante los ojos del caballero, quien pensaba en ella muy satisfecho cuando fue interpelado por la señorita Bingley. (…) –Estaba pensando en el gran placer que pueden causar unos ojos bellos en el semblante de una mujer hermosa (…)”

(Austen, 2015, p.40)

Elizabeth Bennet es descripta por la autora como una muchacha inteligente, culta, despreocupada por el casamiento -pese a que su edad ya no es la “adecuada” para casarse- y las formas educadas del comportamiento femenino. Tal como se muestra en el siguiente fragmento en el que Elizabeth llega a casa de Bingley caminando y bajo la lluvia para ver a su hermana:

“(…) Tenía los tobillos empapados, las medias sucias y el semblante encendido por la prolongada caminata. (…)”

Más adelante la señorita Bingley afirma y exclama:

“(…) -¡Caminar siete kilómetros, seis o quince, lo que sea, con el cieno hasta los tobillos y completamente sola! ¿Qué cosa quería manifestar con ello? En mi opinión ello es muestra de una execrable independencia y soberbia, más una indiferencia por el decoro característico de las personas que viven en zonas rurales. (…)”

(Austen, 2015, p.49-50)

En cuanto al señor Collins, este le  propone matrimonio a Elizabeth, pero esta lo rechaza tajantemente. Aunque la señora Bennet intenta promover el matrimonio, el señor Bennet apoya la decisión de su hija favorita.

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