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LA PROPORCIÓN ÁUREA


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2013  •  2.698 Palabras (11 Páginas)  •  364 Visitas

Página 1 de 11

2. LA PROPORCIÓN ÁUREA

Históricamente, una de las primeras referencias a la proporción áurea (aunque sin hacer

mención de esa denominación) aparece en el libro sexto de los Elementos de Euclides: en la

Definición 3 y en el Problema 10, Proposición 30. Presentamos los enunciados rescatados de

la traducción de Rodrigo Zamorano

(5)

:

Definición 3. "Dize fe fer diuidida vna linea recta con razon extrema y media quando

fuere que como fe ha toda a la mayor parte, affi la mayor a la menor"

(6)

.

Problema 10, Proposición 30. "Diuidir una linea recta dada terminada con extrema y

media razon"

(7)

.

Este problema, con este amorfo

(8)

título, lo resuelve Euclides mediante una construcción con

regla y compás. Vamos a hacerlo nosotros también, y para ello vamos a situarnos en la actualidad, usando la terminología y notación adecuadas. Se trata de dividir un segmento en dos

partes desiguales, de manera que la parte menor sea a la mayor como la mayor sea a la longitud total de segmento. Gráficamente se puede observar en la siguiente figura.

Se trata de encontrar el punto C, de manera que se cumpla la proporción entre las longitudes

de los segmentos AB, AC y BC:

, o también

Permítasenos un inciso para comentar el simbolismo de la proporción en matemáticas.

Habitualmente, la mayoría de las proporciones matemáticas están compuestas pro cuatro

términos distintos a, b, c, d, verificándose

.

En el caso en que c = b, tenemos la

proporción de tres términos distintos

,

donde b es media proporcional entre a y d.

La peculiaridad de la proporción

es que se obtiene a partir de dos términos

diferentes a y b por división asimétrica del todo (o unidad), representado por a + b.

Volviendo a la proporción, quitando los denominadores obtenemos:

a(a + b) = b

2

, a

2

+ ab = b

2

que, considerando b como incógnita, podemos ordenar para llegar a la ecuación de segundo

grado:

b

2

– ab – a

2

= 0 (1)

Resolviéndola obtenemos:

Interpretando las soluciones obtenidas, y teniendo en cuenta que a y b son longitudes de segmentos, por tanto cantidades positivas, nos quedamos con la solución mayor que cero, es decir:Diciembre 2008 • 2008ko Abendua 135

La Divina Proporción en el Instituto "Cardenal López de Mendoza"

Un análisis de las proporciones del antiguo Colegio de San Nicolás

Tenemos, por tanto, que la longitud del segmento b es igual a la longitud del segmento a

multiplicada por el número

.

Es decir, que la razón (cociente) existente entre la longitud

de los segmentos a y b es el número

.

Hemos llegado a la solución del problema inicial,

la

división del segmento en dos partes desiguales, y es el momento de dar nombres a los resultados

obtenidos: el número

(9)

= 1,61803398875 se denomina número de oro o número áureo y

se designa por la letra del alfabeto griego f. A la proporción se le denomina proporción áurea,

proporción divina

(10)

, sección áurea

(11)

o sección divina

(12)

. Este número decimal pertenece al

conjunto de los números irracionales, porque tiene infinitas cifras decimales y no es periódico;

es decir, no tiene un grupo de cifras decimales que se repita periódicamente y de manera indefinida. Por tanto, nunca podremos conocer todas sus cifras decimales y nunca lo conoceremos

en su totalidad (como le pasa a cualquier otro número irracional: p, √2, √3, √5, etc). Esta última

de las características de los números irracionales, la inconmensurabilidad o imposibilidad de

ser medido con exactitud, es la que desató en la época griega una de las crisis de la escuela

pitagórica.

Antes de continuar, debemos aclarar que hemos denominado número de oro f al cociente:

. Si consideramos la proporción inicial , el cociente será igual al número

, inverso de f. Haciendo operaciones podemos llegar a que el valor del inverso del

número de oro es igual a:

Como, por otra parte, el número de oro es solución de la ecuación b

2

– ab – a

2

= 0 cuando

a = 1, podemos escribir que f

2

– f – 1 = 0, o lo que es lo mismo f

2

= f + 1. Esta relación es

la que caracteriza al número áureo y expresa una de las características de la sucesión numérica

de las potencias de f:

1, f, f

2

,…, f

n

,…

Esta sucesión tiene propiedades multiplicativas ya que es una progresión geométrica de razón

f, por lo tanto expresa un crecimiento exponencial, y también tiene propiedades aditivas, ya

que cada término (desde el tercero en adelante) es igual a la suma de los dos anteriores. Estas

propiedades las podemos escribir como:

f

n

+ f

n+1

= f

n+2

, n ∈ N f

n+1

= f. f

n

, n ∈ N

Análogamente, si tomamos la relación f

2

= f + 1 y dividimos a los dos lados del signo igual por

f, obtenemos . Si volvemos a dividir esta relación por f, resulta que , y en

general, podemos comprobar que se cumple la igualdad: . Por tanto,

la sucesión numérica

(13)

tiene las mismas propiedades

aditivas y multiplicativas que la sucesión 1, f, f

2

,…, f

n

,…

Estas sucesiones están relacionadas con la conocida sucesión de Fibonacci:

1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, ..., an

, an+1

, ...136

Constantino de la Fuente Martínez

SIGMA Nº 33 • SIGMA 33 zk.

Esta última tiene propiedades aditivas, pues si n es un número natural, entonces an

+ an+1

= an+2

,

y también desarrolla un crecimiento que, asintóticamente

(14)

, está relacionado con el número f.

Esto lo podemos expresar matemáticamente como: . Es decir, si n es muy grande,

entonces los términos de la sucesión de Fibonacci se obtienen, aproximadamente, de multiplicar

el término anterior por el número de oro. Estas propiedades, que la sucesión 1, f, f

2

,…, f

n

,…

cumple en todos sus términos, hacen que se la considere como la sucesión que representa el

crecimiento armonioso por excelencia, ya que todos sus elementos se pueden obtener indistintamente mediante crecimiento aritmético (aditivo) o geométrico (multiplicativo) y esto hace

que la evolución de los términos de la sucesión sea de aumento, pero manteniendo la misma

forma en el resultado final. Esta característica es la que dirige habitualmente el crecimiento en

la naturaleza y es la que produce las simetrías dinámicas, el equilibrio y la armonía estética.

Si más arriba nos hemos acercado al número de oro mediante la partición de un segmento en

media y extrema razón, lo vamos a hacer ahora por medio de los denominados rectángulos

áureos. Para los lectores no conocedores de este concepto, vamos a comenzar definiéndolo:

Un rectángulo de lados a y b (con a<b) diremos que es

áureo si al quitarle un cuadrado de lado a, el rectángulo

que queda, que tiene de lados a y b – a es semejante al

primero. Representando la situación gráficamente y asignando a cada lado su longitud, podemos aplicar a los dos

rectángulos la propiedad que nos dice que el cociente de

lados homólogos es siempre constante, por lo que, en la

figura se cumplirá que:

Operando en la igualdad anterior, podemos obtener: b(b – a) = a

2

, o también b

2

– ab – a

2

= 0. Esta

ecuación coincide con la ecuación (1) obtenida al dividir el segmento en media y extrema razón,

por lo que podemos obtener que b = a. f. Por tanto, para que un rectángulo sea áureo, el lado mayor

debe ser igual al lado menor multiplicado por el número de oro. Además, el rectángulo menor,

obtenido del mayor suprimiendo un cuadrado, también es áureo; es decir, si le quitamos el mayor

cuadrado contenido en él, el rectángulo que queda también es semejante a él y por tanto áureo, y

así sucesivamente. Volveremos más adelante sobre esta forma de dividir un rectángulo áureo.

3. DIVISIONES ARMÓNICAS DE UN POLÍGONO

La idea de estudiar las proporciones, no sólo en las longitudes y dimensiones lineales, sino

también en las superficies que componen determinadas figuras, sacando, de esta forma, conclusiones para el estudio de recintos arquitectónicos, se debe a Jay Hambidge

(15)

. En nuestro

caso nos centraremos en el estudio de algunos procedimientos para dividir un rectángulo

áureo o un cuadrado de forma armoniosa, con el objetivo de conseguir modelos de crecimiento dinámico que contengan como sustrato y soporte básico el número de oro.

Para el caso del rectángulo, la idea principal es conseguir, dentro del rectángulo inicial, otros

que sean semejantes a él. Para ello haremos uso del denominado método de las diagonales

de Hambidge, que se basa en la idea de rectángulo recíproco de un rectángulo dado, y que

explicaremos a continuación, usando la figura 3.1:

Dado un rectángulo ABCD, el rectángulo BCEF es recíproco de ABCD si es semejante e interior a él y su lado mayor es uno de los dos lados menores del rectángulo inicial. Se cumple

que para obtener el rectángulo recíproco de un rectángulo dado, basta con trazar una de sus Diciembre 2008 • 2008ko Abendua 137

La Divina Proporción en el Instituto "Cardenal López de Mendoza"

Un análisis de las proporciones del antiguo Colegio de San Nicolás

diagonales, por ejemplo la BD, trazar

la perpendicular a ella desde uno de

los otros vértices, por ejemplo CF, y

proyectar el punto F sobre el lado paralelo CD. Se puede comprobar fácilmente

que el rectángulo BCEF es recíproco de

ABCD

(16)

.

Centrándonos en los rectángulos áureos,

si ABCD es áureo, entonces su rectángulo recíproco es BCEF, que cumple

que también es áureo. En este caso el

polígono sobrante

(17)

, ALED es un cuadrado, y es el único caso en que esto se

cumple

(18)

.

Por tanto, un rectángulo áureo se puede descomponer en una sucesión de cuadrados y rectángulos, de forma que cada cuadrado nos permite obtener el rectángulo recíproco del rectángulo

anterior en la sucesión. Puede verse en la figura 3.2.

Obtenemos la sucesión de rectángulos: ABCD, BCEL, BGFL, FLIH, ... y la sucesión de cuadrados: ALED, FGCE, BGHI, IJKL, ...

Figura 3.2

Esta descomposición da lugar a la espiral logarítmica contenida en cualquier rectángulo áureo,

sin más que hacer centro en los vértices L, F, H, J, etc, y trazando arcos de circunferencia que

unen, respectivamente, los puntos A con E, posteriormente E con G, después G con I, I con K,

etc. Esta espiral es el modelo conceptual de crecimiento armonioso que presenta en la naturaleza una caracola, o en la arquitectura el Partenón.

Figura 3.1138

Constantino de la Fuente Martínez

SIGMA Nº 33 • SIGMA 33 zk.

El método de las diagonales presenta muchas más posibilidades de dividir armoniosamente

un rectángulo áureo. Vamos a presentar dos de ellas, que nos van a ser muy útiles en nuestro

estudio posterior del edificio del Instituto.

La primera, que está representada en la figura 3.3, consiste en construir los dos rectángulos

recíprocos contenidos en el rectángulo áureo inicial, ABCD y EFGH, y escoger varios puntos

para formar polígonos de interés. Por ejemplo, el cuadrado OPQR y los rectángulos áureos

PIGQ y JORD. Esta descomposición tendrá mucho interés, cuando nos centremos en el edificio del Instituto, debido a que el cuadrado OPQR juega un papel muy importante en las

dimensiones y proporciones de algunos elementos arquitectónicos del edificio.

Figura 3.3

La segunda descomposición (figura 3.4) utiliza también los dos rectángulos recíprocos junto

con sus diagonales, los dos cuadrados sobrantes, que son los gnomons

(19)

de los rectángulos

recíprocos, con los que podemos conseguir el rectángulo inicial y sus diagonales. Uniendo

puntos escogidos de los cortes entre las diagonales, obtenemos varios cuadrados C1

, C2

, ...,

C8

y varios rectángulos R1

, R2

, ..., R7

. Todos ellos tienen un papel importante en el próximo

apartado de nuestro estudio.

Figura 3.4

Una vez dividido el rectángulo de forma gráfica, nos surgen varias cuestiones relacionadas

con las proporciones existentes entre las figura inicial y las que vamos obteniendo; este será

el contenido de lo que sigue.Diciembre 2008 • 2008ko Abendua 139

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Un análisis de las proporciones del antiguo Colegio de San Nicolás

Partiendo de la figura 3.5, que representa en forma esquemática la división armónica de la

figura 3.3, vamos a considerar el triángulo ABC; en él podemos calcular los valores de las

razones trigonométricas del ángulo a, a partir de las longitudes de los lados del rectángulo

inicial, a y

:

Comenzaremos por una de ellas, por ejemplo .

Figura 3.5

Del valor de la tga podemos deducir fácilmente

(20)

los valores de y

Si ahora nos fijamos en el triángulo AEC, podemos calcular d1

, puesto que d1

= a.cosa, y

sustituyendo el valor de cosa calculado anteriormente, tenemos .

Por otra parte, en el triángulo AED, podemos calcular c1

, ya que c1

= d1

sena, y sustituyendo

d1

y sena obtenemos . Este resultado nos

proporciona la medida del lado del cuadrado OPQR de la figura 3.3. Por si hubiera alguna duda sobre

la afirmación de que OPQR es un cuadrado, también podemos calcular (en la figura 3.3) otro de sus

lados llamando a la longitud OP = x y calculando x a partir de la relación . Despejando

x nos vuelve a resultar , con lo que queda demostrado que OPQR es un cuadrado

(21)

.

Una vez determinados c1

y d1

, vamos a calcular las longitudes análogas, c2

, d2

, c3

y d3

, correspondientes a los rectángulos áureos que se van obteniendo en la división armónica:

En el triángulo CDE tenemos que , por tanto

.

Como

, podemos poner , y sustituyendo c1

y d2

por sus

valores obtenemos140

Constantino de la Fuente Martínez

SIGMA Nº 33 • SIGMA 33 zk.

. Realizando cálculos semejantes obtenemos

y

Recopilando los resultados, podemos considerar las sucesiones numéricas:

La primera de ellas, que corresponde a la medida del lado de los cuadrados interiores a los

rectángulos áureos que se van obteniendo, es el resultado de multiplicar el número por

la sucesión canónica del crecimiento armonioso, . Por tanto, tiene

propiedades aritmético-sumativas y geométrico-multiplicativas, lo que conlleva que la evolución de esas medidas tiene como base el patrón áureo.

La sucesión de los valores d1

, que es la sucesión de los segmentos en que el polo de la espiral áurea divide a las diagonales de los rectángulos áureos, es el resultado de multiplicar el

número por la sucesión , mencionada anteriormente, por lo

que también goza de las mismas propiedades que la sucesión c1

.

Como hemos visto, es el lado del cuadrado oculto en el rectángulo inicial

de lados a y . Si ahora consideramos el rectángulo áureo CDEF de la figura 3.5,

y lo representamos separadamente (figura 3.6), sus lados miden

y .

Realizando los cálculos oportunos tenemos que , mientras que sabíamos que

. Cada uno de ellos es igual al lado mayor del rectángulo áureo que los contiene multiplicado por . Por lo tanto, los lados de los cuadrados inmersos en los rectángulos áureos forman una progresión geométrica c1

, c'1

, c''1

, c'''1

,…, de razón

.Diciembre 2008 • 2008ko Abendua 141

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Figura 3.6

También podemos observar que, esta forma de variación, no sigue pautas áureas, sino que

su patrón está regido por el número dinámico √5, que a su vez está relacionado con f, pues

, pero que tiene otras formas de crecimiento.

En la descomposición armónica que hemos estudiado, juegan un papel muy importante

las diagonales de los rectángulos áureos que van surgiendo del inicial. Vamos a concretar

las medidas de estas diagonales y a hacer explícito su patrón de crecimiento. Para ello nos

fijaremos en la figura 3.7, donde las diagonales buscadas son d, d'. Utilizando el teorema de

Pitágoras, podemos poner:

.

Operando tenemos que ,

...

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