La Ciruela
casosdemarketing23 de Noviembre de 2012
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“La edad de la ciruela”
Esta obra perteneciente al realismo mágico, es una síntesis de ese movimiento, ya que contiene, sino todas, por lo menos la mayoría de las características del mismo.
Una de las características es el tiempo estático, esto se evidencia claramente, ya que de manera explícita el tiempo en la obra se detiene, además de que es a partir de aquí que comienza el conflicto real. Por la misma razón, esta puede ser organizada de la manera que el director desee. El tiempo no pasa en días, como tal, sino que se ve reflejado en el ciruelo, es a este a quien todo el peso, del tiempo de los personajes, se suma.
En cuanto a los personajes, tienen una vida en la que las situaciones siempre son las mismas. Son personajes a los que les gusta ser estáticos, es como si no quisieran que las cosas fueran diferentes. Sin embargo, tienen, según va avanzado la obra, una visión de la vida en la que su estado ideal es ser diferente, aunque parezca contradictorio.
Luego viven en la desesperación, en la necesidad de tener una vida que nunca tuvieron, una vida que se asemeje un poco a lo que ellas necesitan. A pesar de esto, los personajes principales, Celina y Eleonora, son aun niñas y solo nos recuerdan lo fascinante y divertido de ser niños, además son los personajes que rompen verdaderamente con la cotidianidad pura y simple, lo cual se ve reflejado en la actitud que van tomando luego los demás personajes, cuando muestran ese estado de insatisfacción, de cansancio de una vida que nunca fue vida, pero que siempre fue lo que quisieron, una vida más, una vida sin emociones, sin esperanza, sin deseos, sin anhelos.
La verdadera historia de los personajes, Celina y Eleonora, es su historia de crecimiento personal, de crecimiento intelectual y espiritual, aunque este nos parece innecesario, según lo planteado por las mismas jóvenes. Esa historia de madurez es la que nos lleva al punto de que la niñez es necesaria, pero junto con ella es también necesario crecer, hay que tener un equilibrio entre la vida pasada, la presente y la futura. Son estos personajes los que a su vez hacen la mayor crítica social, especialmente en la última escena, cuando hacen alusión y nos aclaran que las ratas a las que tanto les temía Eleonora y a las que quería ajusticiar Celina, son las personas de nuestro día a día, los que se consideran dueños de nuestro existir al disponer de nuestra vida, que por el hecho de ser funcionarios, letrados, adinerados, etc., se consideran las mejores personas.
El personaje de Blanquita, por ejemplo, denuncia el abuso social, el supuesto derecho de los empleadores hacia los empleados. Nos incita a revelarnos, a reclamar nuestros derechos, a exigir las mismas condiciones para todos, que el tiempo pase para todos y no para unos pocos. También denuncia el nivel de delincuencia existente en el mundo, al hacer alusión a que el cielo esta vacio por falta de personas que hagan obras buenas, por falta de que el tiempo pase, de que las personas crean en ayudar al otro.
A pesar de que estos personajes viven en un tiempo estático, su vida evoluciona, su interés por la vida crecen y su necesidad de vivir también.
Si bien la obra pertenece al realismo, a la vida cotidiana, hay que recordar que ese realismo viene dado por la magia. La magia, lo irreal, dan a la cotidianidad la chispa que la vida necesita. Cosa que se ve evidencia en las situaciones más comunes, normalidad que se rompe con un plano mágico. Por ejemplo, la muerte de la tía Adriática y su visita a Blanquita en un plano “astral”.
En definitiva, “La edad de la ciruela” es lo que llamamos una obra representativa del realismo mágico, ya que se conjugan, como dije anteriormente, las características principales del movimiento con gran astucia y agilidad, donde la vida y la magia parecen
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