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La Divina Comedia


Enviado por   •  6 de Octubre de 2013  •  1.576 Palabras (7 Páginas)  •  291 Visitas

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La Divina Comedia es una poesía y obra maestra la cual fue escrita por Dante Alighieri, este poeta italiano, vivió en entre los siglos XIII y XIV, estos siglos fueron períodos sociopolíticos de tránsito, estuvieron determinados por una etapa de caos en el norte de Italia y especialmente en Florencia, lugar de nacimiento del autor. Este caos fue provocado por dos instituciones de la edad media, conocidas como: el Imperio y el Pontificado, es por aquello que muchos consideran que Dante narró una historia en el mundo material de ultratumba tal como se lo concebía en su tiempo. Con respecto su estructura; este poema épico se divide en tres partes: Infierno, Purgatorio y Paraíso. De esta misma forma, cada uno de los tres submundos están divididos en: nueve círculos para el Infierno, nueve cimas para el Purgatorio y nueve cielos para el Paraíso. Al referirnos al Infierno, en la mitología romana, es la entrada al Inframundo y es éste reino de Hades. Por otra parte, el Infierno está compuesto por sus nueve círculos, ubicándose respectivamente: el limbo, los lujuriosos, golosos, avaros y pródigos, iracundos, herejes, violentos, fraudulentos y traidores. Asimismo, la travesía de cada uno estos círculos propone desafíos cada vez más arduos según se recorran los círculos. La Divina Comedia hace constatar su inicio en este lugar, en el cual se dividen sus primeros 33 cantos y ubicándonos de este modo en los cantos X y XI, dando lugar que se sitúa en el sexto círculo, el círculo de la herejía, otorgando comienzo al canto X. Éste inicia con un diálogo entre Dante y Virgilio, donde Virgilio, en esta obra, es quien representa la Razón, es también el guía de Dante a través del Infierno y del Purgatorio. Por otro lugar, él fue un poeta romano, vivió en el siglo I a. C. e influyó a Alighieri. Semejante a su paso, Dante relaciona al texto la realidad que se vivía, él como muchos florentinos aquellos días, estuvo involucrado en el conflicto de los güelfos y gibelinos, he allí que el motivo lírico de este canto es dicho tema. El diálogo que se sostenía al inicio, ubica a Dante inquiriendo por las personas que yacen en los sepulcros que a pesar de encontrarse elevadas las lápidas, éstas no se dejan mostrar sin haber si quiera un custodio a la vista, en los sepulcros se encuentras aquella gente que no cree en la vida después de la muerte, epicúreos, que son considerados como herejes y desvergonzados. Al seguir su camino, se encuentra Farinata, fue un jefe político y militar de los gibelinos de Florencia, nació a comienzo del siglo XIII, se duda si fue nocivo o útil a su nación, al decir éste: "tal vez fui asaz molesto". Dante acompañado de Virgilio se detiene a conversar con Farinata al pie de su tumba. Posteriormente, en medio de su plática desde una tumba asoma su rostro quien tal vez se alzaba de rodillas Cavalcanti, padre de Guido Cavalcanti, poeta y el más importante amigo de Dante. Éste le pregunta a Dante por su hijo: “¿Dónde está? ¿Y porqué no va contigo?” a lo que él responde: “Por mí solo no vengo; aquel, que allá espera, llévame por aquí; a quien tal vez tu Guido tuvo en desprecio.” Dante muestra una actitud respetuosa por ambos, sorprendido por la imprevista aparición de Cavalcanti, y la discusión con uno de los grandes de Florencia. Igualmente él continuó el diálogo con Farinata, mientras éste le predice la victoria final de los gibelinos y el exilio que sufrirá, en el cual Dante no podrá volver jamás a Florencia. Farinata al decirle “la mujer que aquí reina” se refiere a la esposa de Hades, Proserpina. De esta misma forma, Dante explica el odio contra Farinata recordando la batalla de Montaperti. El pesar de Farinata lo lleva a reflexionar sobre el destino que complica la vida de los hombres. El relato muestra la común tristeza de ambos que rebosa en una cierta conciliación entre uno y otro. Finalmente, Farinata, recuerda su actitud firme ante la voluntad general de destruir Florencia, lo que salvó la ciudad, y en cuyo recuerdo los florentinos le erigieron una estatua que está en la Galería degli Uficci. Su conversación concluye con la pregunta de Dante sobre los conocimientos de los condenados, a lo que Farinata le informa que la luz divina les permite en cierta forma conocer algo del futuro, pero que del presente no saben nada, sino por los recién llegados o por un viajero como Dante. El mismo comprende ahora perfectamente la situación confusa con Cavalcanti, y le pide de Farinata que le participe que su hijo todavía vive. A la pregunta realizada por Dante que Virgilo le insistía que dijera quienes con él estaban, a ésta Farinata le repondió:

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