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La Educacion Que Queremos


Enviado por   •  26 de Marzo de 2014  •  5.490 Palabras (22 Páginas)  •  226 Visitas

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DEBATES

LA EDUCACIÓN QUE QUEREMOS

Potenciar la razón

FERNANDO SAVATER

En primer lugar quiero agradecer las palabras de presentación de

Emiliano Martínez, fruto de la amistad más que de la exactitud. En

segundo lugar, quiero expresar que estoy encantado de cerrar este ciclo de

charlas, tan comentado y tan brillante por la importancia del resto de los

ponentes.

Voy a intentar hacer una reflexión que desembocará en hablar finalmente

de filosofía, pero no quisiera que empezara desde el principio hablando de

filosofía. Es decir, yo creo que la educación es, entre otras cosas, pero muy

principalmente, educación para la razón: educación es formar seres

humanos, y los seres humanos somos ante todo seres racionales. La razón

no es una disposición meramente automática, sino un logro social,

posibilitado por unas capacidades naturales, evolutivas, etc. De modo que

me gustaría empezar hablando de la importancia de potenciar la razón por

medio de la educación, y luego finalmente decir unas palabras de la

filosofía como una disciplina racional que obviamente tiene su puesto en

cualquier plan de estudios, y no un puesto tan central o único como a

veces, con un poco de delirio o entusiasmo gremial, queremos los filósofos.

pero creo que, en cualquier caso, tiene un papel importante para dar una

cierta unidad de sentido a muchas de las cosas que forman un

curriculum, un plan de estudios.

La razón –repito– no es simplemente una especie de dispositivo

automático. La razón está en buena medida basada en el confrontamiento

con los demás, es decir, razonar es una disposición natural basada, o para

nosotros fundada, en el uso de la palabra, en el uso del lenguaje; y el uso

del lenguaje es lo que nos obliga a interiorizar nuestro papel social. El

lenguaje es sociedad interiorizada, y es curioso que algunos filósofos y

otras personas a lo largo de los siglos se hayan preguntado (por ejemplo, el

"pienso, luego existo" de Descartes en el famoso comienzo del Discurso del

Método, que también recoge en sus Meditaciones): ¿Estoy aquí?, dudo de

todo, ¿Estaré solo en el mundo?, ¿Existe este mundo?, ¿Es todo una

ficción inventada por un dios maligno?

De hecho, la postura solipsista, es decir, la postura de los pensadores que

han dudado de la existencia de cualquier cosa y de cualquier otro ser

humano salvo de ellos mismos, a pesar de que es una teoría bastante

peregrina por decirlo de algún modo, ha sido muy refrendada y ha tenido

muchos seguidores. Bertrand Russell cuenta que una vez recibió una carta

de un solipsista que decía: "considero el solipsismo tan obvio y tan

probado racionalmente que me extraña que no haya más gente solipsista".

Realmente es verdad que el primer argumento que hay contra ese

solipsismo, o contra formas menos chuscas de considerarnos de alguna

forma como caídos de no se sabe dónde, es precisamente el hecho de que

somos seres lingüísticos. Somos seres lingüísticos y manejamos un

lenguaje que no hemos inventado, del que no somos dueños, cuyos

registros no están en nuestra mano. El uso de nuestra razón está

condicionado por esa función precisamente del propio lenguaje.

Por lo tanto, en la educación de lo que se puede tratar, de lo que se debe

tratar, es

de desarrollar lo que es una capacidad en principio casi inevitable de la

vida en sociedad y de la vida en común, es decir, todos tenemos que

razonar permanentemente para poder sobrevivir. El elemento racional está

en todos nuestros comportamientos, está formando parte de nuestros más

mínimos funcionamientos mentales. Si alguien nos dice que ha comido a

mediodía fabada y que la paella estaba muy buena, inmediatamente

decimos: "no puede ser; o fabada o paella". Ya el darnos cuenta de que hay

cosas incompatibles, de que las cosas no pueden ser y no ser al mismo

tiempo, o que las cosas contradictorias no pueden darse a la vez, o que

todo debe tener alguna causa, suponen ejercicios de racionalidad. Ese tipo

de mecanismos elementales están en todos nosotros y no podríamos

sobrevivir sin ellos. Hay en todas partes, en todas las culturas y en todos

los tiempos unas disposiciones naturales al desarrollo de pautas

racionales. Gombricht, en uno de sus libros, dice que hay pueblos que no

conocen la perspectiva pictórica, como los egipcios, por ejemplo.

Efectivamente hay pueblos que no conocen la perspectiva, pero no hay

ningún pueblo en el que uno de sus miembros, cuando quiere huir

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