La Heroina Del Saber

La Heroína del Saber.

Sor Juana Inés de la Cruz, una mujer sorprendente que cambió de manera inesperada las formas de pensar y de ver el mundo en aquella época logrando así, demostrar su amor a las letras y vencer la ignorancia y desigualdad que existía en ese entonces.

“La Heroína del Saber”, le he llamado así debido a la lucha que ella comenzó hace unos siglos atrás con el propósito de que las mujeres de aquellos tiempos, al igual que los hombres, también recibieran educación. Ella defendió sus derechos ante todo y todos y nunca retrocedió ni hizo caso a todos aquellos que le pidieron que callara.

Juana Inés de Asbaje y Ramírez, nació en San Miguel Nepantla el 12 de noviembre de 1648. Desde muy pequeña, mostró un profundo interés por el conocimiento e impulsada por su abuelo Pedro Ramírez, Juana Inés decidió entrar al mundo del aprendizaje y de los libros. Aprendió a leer a los tres años y a partir de ese momento, ella desarrolló un enorme gusto por el estudio.

Juana Inés vivió un tiempo con su abuelo y ahí se pasaba horas enteras disfrutando de la lectura de los libros. En esa casa, también aprendió a hablar náhuatl sin que nadie le enseñara ya que le gustaba mucho platicar con los indígenas.

Si Juana Inés no lograba aprenderse algo, se auto castigaba cortándose el pelo. Juana Inés era muy exigente consigo misma cuando se trataba de aprender o memorizar algo.

Cuando se enteró de que existía la universidad, Juana Inés le imploró a su madre que la vistiera de hombre y la enviara a México a estudiar, pero su madre se negó por la edad. En 1660, llegó a la ciudad de México a vivir con unos parientes de su madre.

A la edad de 13 años, fue invitada a permanecer en la corte, mientras ella escribía poesía para eventos.

En aquel tiempo, el arte era solo considerado para los miembros de la iglesia. Por eso, para las mujeres, el único acceso a la cultura estaba dentro del convento. Es por eso que en el año de 1667, Juana Inés se unió a la Orden de las Carmelitas Descalzas. Un año y medio más tarde se retiró de ese convento para entrar al de la Orden de San Jerónimo en donde ella viviría hasta el final de sus días. El propósito de estar en los conventos no fue precisamente por querer estar cerca de Dios o de la religión, sino fue para poder escapar del matrimonio, ya que ella no estaba interesada en tener ninguna relación sentimental.

Durante su estancia en el convento de San Jerónimo, Sor Juana escribió una extensa cantidad de poemas, obras de teatro y textos, en donde siempre trató de plasmar aquella lucha por la igualdad entre hombres y mujeres. También dio clases de música y drama a las niñas.

Ella continuó escribiendo para el Virrey y para eventos sociales. Adquirió una gran cantidad de libros y con ayuda de María Luisa, esposa del Marqués de la Laguna quien la mantenía bajó protección, logró publicar algunas de sus obras.

Sin embargo, cuando el Marqués y su esposa llegaron al término de su trabajo, Sor Juana ya no contó más con esa protección e inmediatamente todos aquellos que estaban en contra de sus ideales le comenzaron a lanzar millones de críticas, por lo cual, Sor Juana publicó “La Respuesta” en donde ella aclaraba todos los derechos que tenía como mujer,

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