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La Tienda De Muñecos


Enviado por   •  11 de Febrero de 2015  •  981 Palabras (4 Páginas)  •  219 Visitas

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TIEMPO

Todas conscientes de su carácter sus

Problemas, y su historia. A más de 100 años de su independencia, Latinoamérica toma conciencia de sus características y mira hacia atrás tomando conciencia de su pasado indígena. En 1910 surge la Revolución Mexicana, un cambio positivo que llama la atención a otros gobiernos Latinoamericanos. La Primera Guerra Mundial (1914) y el fortalecimiento de los EUA son razones por la cual se crea un sentimiento de nacionalismo (regionalismo) en América Latina. La Revolución Rusa (1917), la depresión económica mundial y la caída de la Bolsa de NY (1929) toman partido de igual manera. La novela se desarrolla en 1898 cuando José Luzardo mata a su hijo Félix Luzardo por diferencias políticas. Aproximadamente 15 años después llegaría Santos a Altamira.

Orden

El tiempo que cuenta, el del discurso, nunca puede ser paralelo perfectamente al tiempo contado; necesariamente tienen que producirse intersecciones en el "antes" y el "después". Tales diferencias se deben a la distinta naturaleza de ambas temporalidades: el orden de los acontecimientos de la historia es unidimensional, mientras que el orden del discurso puede ser pluridimensional. La imposibilidad de paralelismo entre ambos conduce a "anacronías," que pueden ser: vueltas hacia atrás o "analepsis," o anticipaciones de hechos o "prolepsis."

Duración

Al comparar el tiempo que presuntamente dura la acción representada con el tiempo que se necesita para leer el discurso que la evoca descubrimos muchas diferencias temporales o "anisocronías," las cuales pueden deberse a: 1- Pausas o suspensión del tiempo, debido a descripciones, reflexiones, etc; 2- Elipsis que tienen lugar mediante la suspensión de todo un período de tiempo; 3- Sumarios o resumen del tiempo, que condensa períodos largos en unas frases. ("Al día siguiente…,") Casi todas las novelas condensan continuamente el tiempo real, pero a veces se puede dar "isocronía" o coincidencia perfecta de los tiempos. Esto sucede en las escenas dialogadas cuando se pretende reproducir el tiempo del discurso.

Frecuencia

Frecuencia es la circunstancia con que un autor repite nombres, acciones, palabras, etc. Este fenómeno es imprescindible para entender la perspectiva de los actantes o para revelar las obsesiones que se manejan en el fondo del texto. Según la frecuencia, un relato puede ser: a) Singulativo: Un discurso único evoca un acontecimiento único.b) Repetitivo: Muchos discursos evocan un solo y único acontecimiento. Esto puede ser resultado de diferentes procesos: el mismo personaje puede retomar obsesivamente la misma historia, o muchos personajes pueden hacer relatos complementarios del mismo hecho.

. El tiempo literario de Venezuela no es el tiempo literario del mundo.

Se ha advertido, anteriormente, el atraso, el aislamiento que Venezuela tiene con respecto al resto del mundo. Esto se debe, según Efraín Subero (1974) a tres aspectos:

1. Aislamiento entre el creador y el público. Ha faltado el instrumento que los unifique. Los creadores sienten que el contexto histórico europeo los agobia. No hay originalidad en Hispanoamérica. “Ese es el grave problema nuestro. La inteligencia no ha regido el destino de nuestros países. La inteligencia ha denunciado realidades o propuesto soluciones que se han quedado en el plano ideológico” (p.37). Venezuela ha tenido grandes pensadores: Simón Rodríguez, Andrés Bello, Cecilio Acosta, pero las ideas se han quedado allí no ha habido quien las haga progresar. El pueblo se mantiene marginado.

2. Aislamiento entre una región y otra del país. Cada quien anda por su lado; los escritores urbanos ni conocen a los foráneos. Poco se ha hecho por solventar este aislamiento a nivel nacional.

3. El aislamiento Continental. A Venezuela, todos los avances culturales llegan tardíamente. Apartando la gran obra de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, hasta la primera década del siglo XX, las obras literarias se mantuvieron bajo unos lineamientos estipulados, entre otros, por Aristóteles, Horacio y Boileau. José Balza (1976) afirma que:

“Durante siglos, el arte de novelar atendió a convicciones que derivaban –por error—de la Poética (Aristóteles) y de hábitos orales o escritos típicos en ciertas narraciones populares. Así el desarrollo lineal del relato, “La figura” del personaje, los componentes del paisaje, se juntaban alrededor de un tema político o amoroso, para crear novela…” (p. 15)

Con la publicación, en 1931, de Por el Camino de Swan, de Marcel Proust, se opera un cambio en la noción de la novela. Se podría decir que “ha surgido el desarrollo corporal del relato” (Balza: 1976, 16). Con Proust aparecen Kafka, Joyce, Faulkner, John Dos Pasos, Huxley, Durrell, Robbe-Grillet, Juan Rulfo, Juan Carlos Onetti, Guillermo Meneses, Julio Cortázar, y otros, quienes lograron plasmar en la literatura las innovaciones técnicas.

Con estos escritores, aparecen dos ejes de la ficción; el tiempo y el espacio narrativo. La base de la anécdota va a ser la palabra. Ella constituye la tercera unidad mínima para percibir, seleccionar e identificar la realidad. También el punto de vista del narrador varía. Ya no sólo sería el narrador omnisciente, conocedor de los más recónditos mundos internos de sus personajes, sino que ellos mismos (los personajes) se dan a conocer. Surge el monólogo como base de ese mundo interior, hay un cambio de él a yo. En las transformaciones que hace la novela en este siglo, y lo que verdaderamente es literatura, Guillermo Meneses (1977) dice:

“…todo es literatura y todo sirve a la literatura y, en cambio, la literatura no puede ser utilizada fuera de su propio y exacto significado (que es la expresión del hombre artista) sin desvirtuarla y destruirla. Sin embargo, hay escritores para quienes el ejercicio de escribir tiene que ser utilizado. Son los que suponen que el contenido de una obra es superior a su forma, que la expresión es menos importante que la imagen del mundo que el autor quiere dar. Son esos escritores los que afirman que la literatura existe para enseñar deleitando, para esconder en el grato exterior una profunda lección…” (p. 25)

Visto de esta manera, no se puede dudar que Rómulo Gallegos no encuadra en el tiempo literario del mundo. No lo está Venezuela, por lo tanto tampoco lo está él.

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