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La dominación y el arte de la resistencia de James Scott


Enviado por   •  16 de Octubre de 2018  •  Síntesis  •  1.513 Palabras (7 Páginas)  •  211 Visitas

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Capítulo II. Dominación, actuación y fantasía.[1]

Alaíde Pasionaria Hurtado Martínez

James C. Scott nació en 1936, es un Sterling Professor (la más alta distinción académica en la universidad de Yale) de ciencias políticas en la Universidad de Yale (EE. UU.) y profesor de Antropología y es director del Programa de Estudios Agrarios. Es miembro de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias ha ganado becas de la Fundación Nacional para la Ciencia, la Fundación Nacional para las Humanidades y la Fundación Guggenheim, y ha sido miembro del Centro de Estudios Avanzados en Ciencias del Comportamiento, Ciencia, Tecnología y Sociedad del MIT y el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton.

Su investigación se centra en la economía política, las sociedades agrarias comparativas, las teorías de la hegemonía y la resistencia, la política campesina, la revolución, el sudeste de Asia, las teorías de las relaciones de clase y el anarquismo. Actualmente enseña Estudios Agrarios y rebelión, resistencia y represión. Ha publicado, entre otros: Los dominados y el arte de la resistencia: discursos ocultos (Domination and the arts of resistance: hidden transcripts, 1990); Seeing like a state: how certain schemes to improve the human condition have failed (1997); The art of not being governed: an anarchist history of upland Southeast Asia (2009) y Two cheers for anarchism: six easy pieces on autonomy, dignity, and meaningful work and play (2012).[2]

El propósito más general de este libro dice, James Scott, es ayudar a la comprensión precisa de la conducta política de los grupos subordinados que aparece como algo inasible.  Dado que el poder de las élites terratenientes y de funcionarios gubernamentales, la lucha de los pobres era por necesidad prudente. En vez de rebelarse directamente o protestar públicamente, los campesinos recurrían a formas más seguras de rechazo como los atentados anónimos a la propiedad, caza en vedado, difamación y la esquivez.

De aquí, Scott concluye que para que otros grupos subordinados que se encuentran en la misma situación que los campesinos pobres de Sedaka, la vida política debía tener formas similares. Que su conducta política debía recurrir también al disfraz, el engaño, a todo tipo de comportamiento evasivo, manteniendo al mismo tiempo, en las situaciones de poder, una actitud externa de activa e incluso entusiasta aceptación.

El discurso público es el autorretrato de las elites dominantes donde estas aparecen como quieren verse a sí mismas. Es una construcción discursiva muy partidista y parcial, hecha para impresión, afirmar y naturalizar el poder de las élites dominantes. Algo muy parecido a lo que afirma Daniel Hiernaux, en Las ciudades y las regiones[3], sobre cómo la naturalización de ciertas prácticas de la ciudad vuelve aceptable la discriminación y rechazo de las prácticas rurales.

 La diferencia entre el discurso oculto y el público nos permite distinguir cuatro variedades de discurso político entre los subordinados según su grado de conformidad con el lenguaje oficial y según la naturaleza de su público, estas variedades son:

  1. La más segura y pública es la que adopta como punto de partida el halagador autorretrato de las elites. El discurso oculto, aquí es posible el surgimiento de una cultura política disidente.
  2. El discurso oculto, los subordinados se sienten lejos de la mirada intimidante del poder, es posible el surgimiento de una cultura política claramente disidente.
  3. Política del disfraz y anonimato que se ejerce públicamente, dando lugar al nacimiento de una cultura popular de los grupos subordinados que se puede apreciar en sus cuentos, canciones, chistes, etc.
  4. Ruptura entre discurso público y oculto. Esto supone una respuesta represiva o escalada de actos y palabras cada vez más atrevidos por parte de los subordinados.

Por otra parte, Scott habla de la infrapolítica, concepto con el que hace referencia a la gran variedad muy discreta de resistencia que recurren a formas indirectas de expresión. Comprenderlas es de gran ayudo para esclarecer diversos problemas del análisis político. Ni las formas cotidianas de resistencia, ni la insurrección ocasional pueden entender sin tener en cuenta los espacios sociales cerrados en los que esa resistencia se alimenta y adquiere sentido. El discurso oculto y las formas disfrazadas de disidencia publica también pueden ayudarnos a comprender mejor los actos carismáticos. El carisma no es una cualidad; el carisma es, una relación en la cual unos observadores interesados reconocen una cualidad que ellos admiran.

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