La economía del delito
Israel RamirezApuntes17 de Octubre de 2018
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La economía del delito
Introducción
la economía del delito me pareció sumamente atractivo dadas las circunstancias cotidianas que la nación sufre en la actualidad, sobre todo reconociendo que en México es un tema de preocupación constante en la mente de sus habitantes; sin embargo, en el proceso de la investigación me encontré con dificultades para obtener la información; con la existencia de cifras negras y desconocidas; con el contubernio y la complicidad, nunca faltos de corrupción e impunidad.
el homo economicus se encuentra en la base de la propuesta de la teoría económica del delito, no debe soslayarse que la complejidad que encierra el fenómeno delincuencial y su relación con el entorno o el contexto económico amerita ampliar los horizontes intelectuales para asumir que como individuos también somos homo sapiens, homo faber, homo politicus y homo eroticus, entre otras formas de manifestación de nuestra propia naturaleza humana
La economía del delito de un país o de una región describe su perspectiva en el corto, mediano y largo plazos; por ende, en el transcurso de la presente investigación acudo a lugares comunes y también a espacios inaccesibles y excepcionales que sorprenderán al lector. Así fue como decidí analizar el caso concreto de la Ciudad de México y de la delegación Cuauhtémoc, sus implicaciones económicas y sus consecuencias políticas y sociales. Al detallar y precisar hechos, actos y lugares en los que se expresa con naturalidad y tolerancia la incidencia delictiva y su repercusión económica ilícita, el objetivo del presente trabajo se erige como una muestra delicada de la descomposición y destrucción del tejido social que al Estado le urge atender y resolver.
Las diversas manifestaciones de la criminalidad o la presencia de conductas antijurídicas y actividades de alto impacto que derivan en la presencia de grupos de delincuencia organizada que han detonado los índices criminógenos, están directamente relacionadas con la economía, con la desigualdad, con la pobreza, la exclusión y finalmente con las políticas públicas del régimen.
Hasta ahora, la inversión económica en prevención del delito ha sido insuficiente y precaria, y es parte también del análisis que se hace en esta investigación, para determinar el modelo económico óptimo de combate al delito. Entre otros aspectos, se vislumbra la repercusión de la introducción de la variable tecnológica en el combate al crimen y la prevención del delito. Debemos coincidir en que la delincuencia impacta negativamente a la economía y a la sociedad, afecta la confianza de un país, vulnera la convivencia, inhibe inversiones, productividad y crecimiento, disminuye la calidad y la esperanza de vida, lesiona el Estado de derecho y hace inviable la existencia de una nación democrática y soberana.
Criminalidad, violencia y costo
Al analizar el ciclo económico se atribuye al desempleo la variable del aumento o disminución de la criminalidad, y se describe cómo los sectores sociales afectados con la disminución o pérdida de recursos económicos buscan sustituirlo con actividades ilícitas.1 Ésta es una variante que no podemos desatender dado que el individuo, al no tener alternativa de ocupación en actividades lícitas o de ser empleado formal y ordinariamente, termina cometiendo conductas antisociales. Mucho se ha discutido sobre las tesis del desarrollo económico, si éste hace posible la disminución del crimen y el delito, y si los países de alto desarrollo están asociados con bajas tasas de criminalidad.
Criminalidad, violencia y costo en México
Lamentablemente, en México, derivado de grandes factores como el desempleo, la corrupción, la falta de oportunidades, entre muchos otros aspectos, el número de delitos cometidos se ha incrementado exponencialmente en los últimos años. Este aumento tiene una relación directa con la economía del país, puesto que las pérdidas hacen que el delito tenga un costo muy alto para la población
Es importante remarcar que el sistema judicial de nuestro país enfrenta grandes retos, como la enorme carga de trabajo y el alto índice de sobrepoblación en las prisiones. En 2015, la paz en México mejoró en un 0.3%, que es el menor avance que hemos tenido en los últimos 5 años, combinado con el gran número de detenciones sin sentencia. Estas mediciones fueron posibles gracias al Indicador de Paz en México, en inglés MPI (Mexico Peace Index), realizado por el Institute for Economics and Peace, con base en el Indicador de Paz Global que se lleva a cabo cada año desde 2007.
En esta medición de paz en México,2 Hidalgo se posiciona como el estado más pacífico, seguido de Yucatán, Veracruz, Tlaxcala y San Luis Potosí. Las cinco entidades menos pacíficas son Guerrero, Sinaloa, Morelos, Baja California Sur y Baja California. El estado de Guerrero es una vez más el menos pacífico del país, con el porcentaje más alto de homicidios (54.5 homicidios por cada 100 mil personas).
El estudio de los porcentajes acerca de indicadores de violencia en ese estado proyecta una característica muy interesante, ya que hubo avances en la lucha contra extorsión, secuestro y crímenes relacionados con el tráfico de drogas, y podría representar un aparente progreso. Sin embargo, el creciente aumento de homicidios nos indica un cambio radical en cuanto a las formas de ejercer la violencia: menos tolerancia para la extorsión y altos índices de homicidios; y tomando en cuenta la psicología de los grupos delictivos, se podría estar enviando un mensaje para todo aquel que no coopere.
Según cálculos realizados a partir de la información de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2014 solamente se denunció en México el 10.70% de los delitos ocurridos, y el resto de los ilícitos no fueron denunciados por causas atribuibles a la autoridad, como pueden ser:
• Se considera a la denuncia una pérdida de tiempo.
• Se tiene miedo de la extorsión.
• Prevalece la desconfianza hacia las autoridades.
• El trámite le consume mucho tiempo al denunciante.
• La actitud hostil y nada servicial de la autoridad.
Por otro lado, México se ha convertido recientemente en tierra de los cárteles de las drogas, lo que ha generado entre otras consecuencias un ámbito hostil para ejercer ciertas libertades fundamentales. Así, tenemos que nuestro país se ubica como uno de los peores en el hemisferio en cuanto a violencia y ataques a la libertad de prensa. Los asesinatos o ejecuciones cometidos contra periodistas y reporteros usualmente son a sangre fría, y en la mayoría de los casos no hay sanción para los culpables
Surgimiento de la delincuencia, sus causas sociales y políticas
En nuestros días es evidente que existen múltiples formas que ha adoptado el delito y sus causas son, en cada uno de los casos, particularidades que hacen aparentemente incomprensible la raíz y lo que subyace en el fondo. Esta investigación tiene entre sus objetivos primordiales exponer la matriz, la raíz del acto delictivo, y con ello determinar las causas estructurales e históricas sin las cuales sería imposible comprender este fenómeno.
La esencia del Estado es la razón. El individuo y el Estado están vinculados de una forma esencial, precisamente porque el individuo es la potencia del Estado, y éste es el acto real del individuo. El individuo sólo se hace real si permanece dentro de la estructura del Estado; si la transgrede, el Estado suprime la capacidad de acción
El Poder Judicial constituye una de las formas estatales de monopolio, ejercida por una relación histórica de amo y esclavo, de dominantes sobre dominados. Michel Foucault ha definido en Vigilar y castigar la correlación que tiene el ejercicio del Poder Judicial con los mecanismos institucionales que la sociedad se crea para determinar la relación dialéctica de amo y esclavo, de juez y condenado.
El sistema penal, como determinación institucionalizada del Estado, ejerce el Poder Judicial a través de una racionalidad de los elementos, las formas, los espacios, los tiempos, límites y alcances de los actos sobre los cuales regula los diversos modos de manifestarse del individuo. De ahí que Gary Becker, quien ganó el Premio Nobel de Economía en 1992, expusiera a través de las determinaciones que rige al acto ilícito una lógica interna vinculada al sistema acusatorio: de lo que se trata es de saber qué medidas se pueden constituir como fórmulas que permitan al Estado administrar y regular de forma óptima el acto delictivo, entendido éste como un acto económico.
El estudio sobre el origen del delito, sin embargo, no puede reducirse a la estructura lógica del sistema penal. Éste, al pensar al delincuente y al criminal como seres racionales, lo hacen capaz de discernir y, por tanto, de discriminar entre la acción con mayor índice de efectividad y la ganancia que puede producir, y la acción con menor índice de efectividad a la vez que con una perdida escatimada por el sistema punitivo.
El sistema penal, en la teoría económica del crimen, tiene la ventaja de poder explicar el alto índice de crímenes y de delitos, ya que al usar elementos que son condiciones suficientes y necesarias para replantear los esquemas econométricos como el de la razón del delincuente, hace del crimen y del delito una forma comprensible del hecho. Precisamente porque nos explica que el alto índice de crímenes y de índices delictivos se deben a que el individuo encuentra en estos actos una mayor ganancia y un espacio económico rentable, contrario a 32 lo que pasaría si hiciera cualquier otra actividad dentro del marco legal y apegado al Estado de derecho. Sus acciones, enmarcadas en los límites de la ilegalidad y la delincuencia, consideradas racionalmente, hacen las veces de una especie de trabajo, en el que involucra un análisis mínimo de costos y beneficios
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