Lectura De Antígona De Sófocles

A continuación, presentaré una lectura del poema Antígona, de Sófocles, enmarcada en la previa lectura de los textos Sobre la tragedia, de Hegel e Imaginario político griego y moderno, de Cornelius Castoriadis. Comenzaré poniendo como eje de análisis el conflicto individual entre Antígona y Creonte y la forma en que, como analiza Aristóteles, repercute en los conflictos colectivos.

El conflicto entre Antígona y Creonte nace con el edicto que este último decreta, prohibiendo el entierro apropiado de Polinices, el hermano de la primera quien decide violar la ley del tirano para honrar su sangre y a los dioses. En este primer conflicto se hacen manifiestos dos sistemas de valores diferentes y contrapuestos que en base a la moral determinan lo estético (lo bueno, justo, verdadero) de cada personaje, el de las leyes de los dioses del Hares de Antígona y el de las leyes del hombre y la patria de Creonte. De esta forma, “la acción individual […] adopta necesariamente una actitud de aislamiento, erige en su contra un “pathos” opuesto, de donde surgen conflictos inevitables” y “así, se plantea una situación no resuelta”.

Al decir Antígona: “No pensaba que tus proclamas tuvieran tanto poder como para que un mortal pudiera transgredir las leyes no escritas e inquebrantables de los dioses. Estas no son de hoy ni de ayer, sino de siempre, y nadie sabe de dónde surgieron. No iba yo a obtener castigo por ellas de parte de los dioses por miedo a la intención de hombre alguno” se hace presente lo que Castoriadis enuncia “En el mundo griego, existe una limitación insuperable de la actividad política a la polis, en su ser-así dado, histórico y efectivo”. Esto resulta en que los ciudadanos no puedan encontrar resolución en cuanto a qué parte tomar en este conflicto, porque, como Antígona deja en claro, nadie más que ella intentó sepultar a su hermano, pero a la vez, el malestar generado en la ciudad hace a Creonte sospechar de todos como traidores. Ambas perspectivas ven en la vereda opuesta a la ciudad, porque el colectivo también se encuentra inmerso en la “situación no resuelta” entre los dioses y la ley.

De aquel conflicto que surge del cese del reposo de las fuerzas externas (la ley y los dioses), se desprenden contradicciones colectivas y generales. Por ejemplo, entre las leyes de los distintos dioses. Así, Zeus del Hogar, quien condenó a Polinices por intentar atacar a su patria y a los suyos, retira su favor para con Creonte si le da muerte a Antígona por ser miembro de su hogar, siendo ella quien intenta honrar al traidor, al enemigo, en la muerte, según las leyes de Hades.

Estos dos sistemas de valores enfrentados, el de Antígona y el de Creonte, mantiene la conflictividad irreconciliable en base a que ambas son ciertas según las fuerzas morales que las rigen e impulsan, pero la defensa de cada una de ellas no puede evitar oponerse y atacar al “pathos” contrario, de la misma manera que ni uno ni el otro pueden evitar llevar a cabo las acciones que sus respectivas morales determinan correcto. En palabras de Hegel, “un sufrimiento verdaderamente trágico es el que golpea a los individuos actuantes por el hecho de que su acción es, a la vez, legítima en sí y culpable a causa de los conflictos que provoca. Esta acción es tal, sin embargo, que los individuos no podrían sustraerse a ella, empujados a ella como están por la totalidad de su yo”.

Ya mencionada la manifestación del conflicto entre las leyes de los dioses y las leyes de los hombres, entra en juego también el enfrentamiento entre la voluntad del tirano y la voluntad de los ciudadanos (la doxa) enfrentamiento agudizado por la anterior, por lo que la justeza y la representatividad del mandatario es cuestionada, al igual que se hace presente en distintas situaciones el malestar y la preocupación por el destino de la ciudad, a través de Hemon “tú gobernarías

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