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Los 7 Habitos De La Gente Altamente Productiva


Enviado por   •  1 de Abril de 2014  •  26.206 Palabras (105 Páginas)  •  853 Visitas

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LOS 7 HABITOS DE LA GENTE ALTAMENTE EFECTIVA

1- lo que somos puede transmitirse con una elocuencia mucho mayor que cualquier cosa

que digamos o hagamos.

2.- Supongamos que uno quiere llegar a un lugar específico del centro de Chicago. Un plano de la ciudad

puede ser de gran ayuda. Pero supongamos también que se nos ha entregado un mapa equivocado. En virtud

de un error de imprenta, el plano que lleva la inscripción de «Chicago» es en realidad un plano de Detroit.

¿Puede imaginar el lector la frustración y la inefectividad con las que tropezará al tratar de llegar a su destino?

3. Todos tenemos muchos mapas en la cabeza, que pueden clasificarse en dos categorías principales: mapas

del modo en que son las cosas, o realidades, y mapas del modo en que deberían ser, o valores. Con esos

mapas mentales interpretamos todo lo que experimentamos. Pocas veces cuestionamos su exactitud; por lo

general ni siquiera tenemos conciencia de que existen. Simplemente damos por sentado que el modo en que

vemos las cosas corresponde a lo que realmente son o a lo que deberían ser.

Estos supuestos dan origen a nuestras actitudes y a nuestra conducta. El modo en que vemos las cosas es la fuente del modo en que pensamos y del modo en que actuamos.

4-Con frecuencia he utilizado este experimento perceptivo en mi trabajo con personas y organizaciones, porque procura muchas intuiciones profundas sobre la efectividad personal e interpersonal. En primer lugar, demuestra cuan poderoso es el efecto del condicionamiento sobre nuestras percepciones, nuestros paradigmas. Si diez segundos pueden tener semejante efecto en el modo en que vemos las cosas, ¿qué cabe decir del condicionamiento de toda una vida? Las influencias que obran en nuestras vidas (la familia, la escuela, la Iglesia, el ambiente de trabajo, los amigos, los compañeros de trabajo y los paradigmas sociales corrientes, como por ejemplo la ética de la personalidad) tienen un efecto silencioso e inconsciente en nosotros, y contribuyen a dar forma a nuestro marco de referencia, a nuestros paradigmas, a nuestros mapas.

5.- Tratar de cambiar nuestras actitudes y conductas es prácticamente inútil a largo plazo si no examinamos los paradigmas básicos de los que

surgen esas actitudes y conductas

6.- Cuando

abrimos la boca para describir lo que vemos, en realidad nos describimos a nosotros mismos, a nuestras

percepciones, a nuestros paradigmas.

7.- Cuanta más conciencia tengamos de nuestros paradigmas, mapas o supuestos básicos, y de la medida en

que nos ha influido nuestra experiencia, en mayor grado podremos asumir la responsabilidad de tales

paradigmas, examinarlos, someterlos a la prueba de la realidad, escuchar a los otros y estar abiertos a sus

percepciones, con lo cual lograremos un cuadro más amplio y una modalidad de visión mucho más objetiva.

8.- Nuestros paradigmas, correctos o incorrectos, son las fuentes de

nuestras actitudes y conductas, y en última instancia de nuestras relaciones con los demás.

9.- Resultaba difícil no sentirse irritado. Yo no podía creer que fuera tan insensible como para permitir que los

chicos corrieran salvajemente, sin impedirlo ni asumir ninguna responsabilidad. Se veía que las otras personas

que estaban allí se sentían igualmente irritadas. De modo que, finalmente, con lo que me parecía una paciencia

y contención inusuales, me volví hacia él y le dije: «Señor, sus hijos están molestando a muchas personas. ¿No

puede controlarlos un poco más?».

El hombre alzó los ojos como si sólo entonces hubiera tomado conciencia de la situación, y dijo con

suavidad: «Oh, tiene razón. Supongo que yo tendría que hacer algo. Volvemos del hospital donde su madre ha

muerto hace más o menos una hora. No sé qué pensar, y supongo que tampoco ellos saben cómo reaccionar».

¿Puede el lector imaginar lo que sentí en ese momento? Mi paradigma cambió. De pronto vi las cosas de

otro modo, y como las veía de otro modo, pensé de otra manera, sentí de otra manera, me comporté de otra

manera. Mi irritación se desvaneció. Era innecesario que me preocupara por controlar mi actitud o mi conducta;

mi corazón se había visto invadido por el dolor de aquel hombre. Libremente fluían sentimientos de simpatía y

compasión. «¿Su esposa acaba de morir? Lo siento mucho... ¿Cómo ha sido? ¿Puedo hacer algo?» Todo

cambió en un instante.

10.-

Resulta obvio que si lo que pretendemos es realizar en nuestra vida cambios relativamente menores,

puede que baste con que nos concentremos en nuestras actitudes y conductas. Pero si aspiramos a un cambio

significativo, equilibrado, tenemos que trabajar sobre nuestros paradigmas básicos.

11.-

Según decía Thoreau, «Mil cortes en las hojas del árbol del mal equivalen a uno solo en las raíces». Sólo

podemos lograr una mejora considerable en nuestras vidas cuando dejamos de cortar las hojas de la actitud y

la conducta y trabajamos sobre la raíz, sobre los paradigmas de los que fluyen la actitud y la conducta.

12.-

No podemos llegar muy lejos en la modificación de nuestro modo

de ver

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