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MONOGRAFIA


Enviado por   •  15 de Septiembre de 2013  •  5.640 Palabras (23 Páginas)  •  1.797 Visitas

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INTRODUCCION

La razón por la cual estudiamos este tema de investigación, desde años anteriores ha existido y me ha aparecido de mucha importancia, ya que a la sociedad hoy en día no le da la debida atención sin embargo en tiempos antiguos, existió un gran interés en la sociedad sobre mitos, leyendas, cuentos que hay en la sociedad.

Con el paso del tiempo esta situación ha ido desapareciendo a la gente ya no le da importancia, por esta razón me dedique a investigar ya que vamos a dar a relucirlas leyendas y sus características que originan estos cuentos y buscar las formas y como poder ayudar a recordar las cosas que pasaron en el pasado y que las personas tomen en cuenta o importancia a las leyendas creyentes.

Atreves del tiempo se ahecho investigaciones acerca de los mitos, leyendas, cuentos, etc. La cual la sociedad olvidado que se ha ido dando durante el paso del tiempo.

El uso de libros por parte de los padres vienen siendo aburridas la mayor parte de los padres que cuentan estos cuentos, leyendas a sus hijos habían vivido o estado presentes en el lugar donde se realizó y lo cuentan con tanto entusiasmo.

Existen distintos cuentos, leyendas mitos que han transcurrido durante el tiempo algunas sean olvidado otras a un se recuerdan por nuestros abuelos, hoy en día existen libros con las leyendas andinas en la que no hacen saber mucha cosas.

Al paso del tiempo las leyendas andinas han ido desapareciendo olvidándose y ya no lo recuerdan es por eso que tomamos este tema para poder recordar nuestras leyendas bolivianas.

LA LEYENDA DEL KARI KARI

Pesadilla, en el occidente del país es común escuchar testimonios acerca de este ente que roba la grasa y enferma a sus víctimas mortalmente. En la propaganda de la Constituyente se habla de él: el kari kari. La sanación se realiza mediante un ritual mágico que debe ser cumplido al pie de la letra.

Puede tener muchas caras y es imposible reconocerlo. Adormece a sus víctimas con rezos y arrullos. Y sin que nadie lo advierta, casi siempre en la oscuridad, extrae la grasa de los cuerpos para finalmente desaparecer. Con algunas variantes, y una que otra herramienta, así es el "modus operandi" del kari kari, también llamado kasiri o lik"ichuri en aymara, o ñakaj, ñak"aju o pishtaku en quechua (en español significa "el que corta"). No cabe duda que es el protagonista de una creencia que ya ha llegado a las urbes occidentales y que, según el antropólogo, profesor y lingüista aymara Emmo Valeriano Tola, también es conocido en Santa Cruz, Beni y Pando.

Pero contrariamente a lo que se pueda pensar ante semejantes intenciones, el kari kari puede ser cualquier vecino o vecina, incluso un perro, de acuerdo con las versiones recogidas por Alison Spedding, o el amigo de un cura, según Tola. Este personaje, que nace en la época de la colonia en el altiplano del país, ha traspasado el tiempo, perfeccionando su técnica; por eso, cuando ataca a sus víctimas ahora utiliza una máquina "sacagrasa" al menos eso aseguran quienes han sido presas de sus fatales encuentros.

La venganza

Valeriano Tola, que fue corregidor de su comunidad, en Oruro, cuenta que en dos ocasiones le tocó acompañar al levantamiento de cadáveres que presentaban señales de haber sido atacados por el kari kari, al menos eso creían todos los comunitarios. El médico forense en esas oportunidades dictaminó que las causas de las muertes habían sido peritonitis fulminante, y es la hipótesis que aún sostiene Tola. "Es ridículo pensar que pudiera existir algo así, ¿quién no siente el pinchazo así sea de un alfiler? y ¿cómo una persona va a poder dormir tan profundamente a otra?", cuestiona el antropólogo.

La creencia del kari kari nace alrededor de la figura de los curas, como una venganza de los curanderos y hechiceros ante la presencia de los sacerdotes, que, según los cronistas, causaban pavor entre los indígenas cuando llegaban a adoctrinarlos con la Biblia en una mano y el látigo en la otra.

"Los indios del oriente fueron socios en la colonización. Mientras a los del occidente los convirtieron en mitayos. Las creencias indígenas fueron consideradas brujería y los llamados brujos se defendieron señalando a los sacerdotes como kari karis", explica Tola, "incluso hasta hoy se dice que es casi siempre el amigo de confianza de un cura. En cada pueblo de Bolivia hay un kari kari".

Tola ha recopilado más de 800 cuentos acerca de este macabro personaje que, de acuerdo con algunos, vende la grasa robada al sacerdote para que éste, supuestamente, fabrique los óleos y las velas que vende en las puertas de las iglesias, además se fabrican jaboncillos y otros remedios.

No faltan los que aseguran que los kari kari están vestidos con el color de hábito que usa el cura de la región dependiendo de su orden religiosa. "Es un cuento, es una respuesta ideológica que ha permanecido a través del tiempo, la que hicieron los hechiceros para que la gente no se arrime a la fe católica, al pobre cura le endosaban todo", advierte el aymara.

Kari kari a la espera

Siempre "armados", tienen un completo set de herramientas para hacer su trabajo: nunca le falta la campanilla, un pan, un libro de oraciones y una máquina para extraer grasa, similar a un reloj o a una pequeña radio. Una vez identificada su víctima, con rezos llama al "ajayu" (espíritu). Conseguido esto, la persona cae en un sopor que es aprovechado por el kari kari para hacer su tarea. La extracción no deja casi nunca marca, tal vez un ligero pinchazo, que se hace a la altura de las costillas flotantes, generalmente al lado derecho.

Cuando la víctima despierta, siente un calambre alrededor de la cintura, pero nada más. Sólo cuando pasan los días la enfermedad se desata: fiebre, vómitos, desgano y dolor estomacal. Síntomas muy parecidos al cólera, tanto así que hay yatiris que afirman que en Bolivia no existió ninguna epidemia de esta enfermedad, sino que fue una embestida del kari kari.

Para los sacrificados, el kari kari no tiene nada de mito o de leyenda; es más, los testimonios de los familiares de quienes han muerto por su causa no dudan en mostrar su dolor, tanto que es imposible pensar que éste sea causado por una superstición.

Cura y protección

Aunque

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