Maltrato De Mujer

El 2012 deja una estela escalofriante de pésimas noticias sobre el bestial maltrato a la mujer, no solamente en Colombia, sino en el exterior. Los psicólogos intentan indagar sobre las razones por la cuales aumenta el abuso contra las mujeres, y son tantas las respuestas como los interrogantes. Hablan de guerra de sexos que, supuestamente, se da desde los tiempos primitivos, en los cuales el hombre suele hacer de cazador y la hembra se ocupa en las tareas agrícolas y de cuidar a la prole. Por su actividad el hombre desarrolla su fuerza muscular y de defensor de los suyos en caso de ataque. La vigilancia de las mujeres y el entorno, en ocasiones conducía a situaciones extremas de abuso. En esa rutina con el hombre ausente la mujer se convierte en el eje del hogar, en la medida que encuentra un techo donde predomina. Al nacer el hogar, en la cueva, la carpa, la casa, para entonces la mujer ha conseguido amaestrar al hombre, para que se quede con ella en la casa como compañero, reproductor y defensor, por lo menos temporalmente, al que le rinde una atención en la medida que cumple sus funciones. La mujer le exige al más fuerte que organice el clan y es posible, que en ese ir y venir de la sociedad, por necesidad surja el Estado.

Y a partir de entonces sigue la guerra de sexos, que tiene que ver con el papel de los mismos en la sociedad, con los mitos, con las relaciones con los padres, con las tensiones familiares y el medio. Según la sociedad y el grado de civilización, entendida en el sentido occidental, como de su número, la mujer es endiosada o en algunos casos maltratada y convertida en mercancía por su propia estirpe; en el Asia para que no ejerzan los señores el derecho de pernada a determinada edad, sus familiares prefieren casarlas muy jóvenes. En Europa ese derecho lo ejercían los nobles, precisamente, antes de que fuese desposada. Los distintos estudios llegan por vías diversas, costumbres diferentes y religiones distintas, hasta resaltar que casi en todos los tiempos el hombre bajo distintos pretextos o sin ninguno abusa de la mujer. Por tanto son la cultura, la tradición y el sosiego social, factores esenciales para superar los escollos milenarios entre los sexos y conseguir la armonía y el respeto mutuos. En ese sentido el cristianismo se eleva sobre el resto de religiones, en tanto que, por cuenta de los esfuerzos de San Ignacio y de la Compañía de Jesús, se consagra a la Santísima Virgen en los altares. Lo que influye en la personalidad histórica de Occidente para darle al otro sexo preeminencia no solamente religiosa, sino social. Se fortalece el culto a la madre, la señora virtuosa y venerada, el paño de lágrimas. Se la exalta, respeta y acata, como centro del hogar.

Entre los gravísimos pecados de uno de los corruptores de la nobleza francesa más execrado de todos los tiempos, se cuenta su obra sobre las Amazonas que vivieron en el sur de la actual Colombia, donde ellas hacían de guerreras y de manera sádica sometían a los hombres. Tema sobre el que los antropólogos se dividen aún hoy.

Lo que no quiere decir que no haya excepciones, como en el caso de Cartagena, en donde en la actualidad las mujeres trabajadoras y orgullosas de su ancestro africano, según las estadísticas de organismos oficiales, por tener un rol preponderante de cabezas del hogar y pasar mucho tiempo fuera de casa, exigen al hombre que se quede en el día con los niños y cocine, lave y planche la ropa. En tanto les imponen un cierto grado de sometimiento y lealtad de pareja, que al ser violado por estos, las impulsa a propinarles brutales palizas, que rivalizan con las de las amazonas imaginadas por el impúdico autor francés.

Sin importar la teorías y los sutiles análisis psicológicos, de los efectos de destetar prematuramente un bebé para su estabilidad emocional futura, de los valiosos análisis sociológicos y conductistas, como de los eventuales trastornos y la relación entre hambre y agresión, por el malestar económico, la inestabilidad y la ruptura de pareja en el hogar, es evidente que la violencia homicida y el maltrato se ensaña contra ellas en Colombia, de manera lacerante y silenciosa. Las noticias sobre abusos y violaciones de niñas, de horribles maltratos familiares abundan. El más reciente informe de la Procuraduría es sobrecogedor sobre los casos vergonzosos de violencia sexual en la impunidad, que coincide con los de organismos del exterior que señalan a los grupos subversivos como responsables de los episodios más degradantes y cobardes de abusos contra el sexo femenino en el siglo XX.

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