Maurice – Edward Morgan Forster
Montse CastellEnsayo28 de Agosto de 2017
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Maurice – Edward Morgan Forster
Introducción
Dentro de la literatura con temática homosexual nos encontraremos con una infinidad de géneros que van desde los históricos, como “El muchacho persa” escrito por Mary Renault, autobiografías como “Confesiones de una máscara” de Yukio Mishima hasta incluso novelas meramente eróticas. En cada una de ellas podemos observar una infinidad de personalidades en los inversos, pero pocas novelas desvelan en sus personajes tal sensibilidad como lo hace Edward Morgan Forster en “Maurice”, en donde nos muestra por medio de los protagonistas, las tres caras de la moneda pues cada uno pertenece a una clase social distinta, con distintos temperamentos y tipos de masculinidad.
Desarrollo
Maurice Hall al que el autor plasma como un joven de clase media, agraciado, sano, físicamente atractivo, mentalmente una perspectiva realista, pues nos narra cómo en cada punto de su vida va negando y aceptando cierta parte de sí mismo, al igual que la confusión que surge desde su infancia alimentada por su madre, su maestro de preparatoria y en general por la sociedad de la época misma que lo lleva a ignorar su naturaleza para ocupar lugar como un miembro más de la burguesía. El poco interés en sí mismo no cambia sino hasta lento, un aceptable hombre de negocios y bastante presumido. Maurice, en un principio, ignora su realidad y poco después esta misma le tortura y le llena de miedo, miedo que le exaspera por la normalidad que le rodea: madre, dos hermanas, una casa confortable, un trabajo respetables que gradualmente va transformándose en un infierno para él; debe abatir todo esto o dejarse abatir por ello. El desarrollo de un personaje así, el colocarle trampas que unas veces elude, en las que otras cae y a las que finalmente aplasta, resultó ser en efecto muy interesante.
Por otro lado está Clive Durham, el joven helenista a quien Forster dotó de calma, superioridad de visión, claridad e inteligencia, además de seguras normas morales, finura y delicadeza –sin rozar la debilidad-, es decir una mezcla de jurista y señor rural que hizo que ambos personajes pudiesen relacionarse y que Maurice encontrase a su redentor y lo obedeciese. Hasta que llega la hora en que la relación concluye volviéndose, Clive hacia las mujeres y enviando a Maurice de nuevo a su prisión. Aquí es donde todo empeora y el desarrollo del personaje va tomando notas turbias y poco agradables pues el autor no concibe tal comportamiento por lo que le castiga al subrayar su aridez, sus pretensiones políticas y la caída de su cabello; nada de lo que él, su mujer o su madre hiciesen podía estar bien nunca. Lo que ayuda a Maurice, pues acelera su infierno y le endurece allí para la libre ascensión final. Pero quizá se sea injusto con Clive, quien no pretendía hacer mal a nadie y que sufre el último trallazo del látigo en el capítulo final, cuando descubre que su viejo amigo de Cambridge ha caído dentro del mismo Penge, con un guardabosque.
Y por último tenemos a Alec Scudder, el joven guardabosques, masculino, impulsivo, orgulloso y un tanto libertino que al avanzar de la historia va pasando de ser un camarada hasta parecer más humano, más vivo y consistente. En su evolución también podemos ver como Alec (quien a mi parecer es el personaje que merece más respeto de la obra), deja atrás su pasado, y los placeres que éste podía ofrecerle, importándole poco lo que se dijese de él, lo que su familia opinase, dejando incluso de lado la nueva vida que le deparaba en América, todo a cambio de un futuro incierto con un amor prohibido, que bien era capaz de no corresponderle. Scudder abraza sus sentimientos hacia Maurice, los acoge, nunca los niega. Aunque si bien algunos críticos desacreditan ese amor, argumentando que solo se trataba de una pasión y deseo caprichoso, pero es indudable que su curiosidad y rebeldía le hacen un personaje memorable y destacado a pesar de las escasas ocasiones en que participa en la novela. Su importancia radicasen tener que desarrollarse desde el oscuro pasado masculino que Maurice a Penge, a través, de la escena del piano, el rechazo de la propina, la caza en el bosque y el robo de los albaricoques, hasta ser el camarada que da y toma amor. Scudder pasó del anonimato al heroísmo, salió de la nada para terminar siéndolo todo.
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