Mensaje sin destino

REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA

CENTRO DE ESTUDIOS DE LA COMUNICACIÓN SOCIAL

UNIDAD CURRICULAR COMPRENSION Y PRODUCCION DE TEXTO

TRAYECTO Y TRAMO 1

MENSAJE SIN DESTINO

Estudiante:                                                                Profesora:        

Abraham Oliveros                                                         Gladys Escalona

Caracas, 26 Abril 2022

MENSAJE SIN DESTINO

En el presente análisis libro "Mensaje sin destino" elaborado por Mario Briceño Iragorry, abogado, historiador, diplomático y político venezolano, expresa su reflexión sobre las necesidades y, los dolores de la republica de esos tiempos, los cuales aún persisten, como respuesta hondada desde la investigación de Uslar Pietri acerca de la presunta crisis literaria en Venezuela.

     Este escritor Briceño, en su libro el caballo de Ledesma, de 1942, habla sobre la crisis como  ”quiebra de la cultura”.

     También hace mención del comentario del presidente López Contreras en 1937, que expresa una posible “crisis de hombres” para los cargos públicos, donde el disputo dicha declaración diciendo que no era falta de candidatos aptos para el puesto sino de falta de sentido de responsabilidad y la falta de entrenamiento que no les permitía rendir en sus puestos.

     Hoy en día existe el problema que hay funcionarios públicos que les cuesta rendir en sus puestos por falta de ese recurso y así mismo, la crisis que menciona  Uslar Pietri existía  y aún existe también por la falta de  recursos, por falta de escritores que se enlacen al entorno nacional.

     Pero hay otras crisis, a la cual se refiere, Briceño, y la llama esta vez  “ crisis del pueblo”, pero no como pueblo en sí, sino en crisis como pueblo histórico, especifica, exponiendo que Venezuela representa un pueblo antihistórico a pesar de ser un país con una rica trayectoria histórica, ya que su gente no ha asimilado aun lo que se vivió en el pasado y que de la cual forman parte, no colaboran con lo cultural, por tanto, se va perdiendo.

    Presidentes como Juan Vicente Gómez, y Rómulo Betancourt e historiadores como Baralt y Díaz, Gil Fortoul se preocuparon por la divulgación de nuestras memorias, pero él se encontraba preocupado del porvenir del venezolano, que presentaba una perspectiva histórica y personal desde un criterio calvinista, en donde se compensan carencias sociales y se rellenaban con culturas de otros países.

    José Rafael Pocaterra, cree que aún falta por escribir, no de las batallas, ni de los jefes ni de los subalternos sino de la historia del hombre en sí, ha faltado la información que hable sobre ese pueblo urbano, atento, lo que hicieron, sus acciones, para estudiar su nacionalidad, o identidad ante los hechos vividos en esa época, así como las regiones que también significaron parte importante para la formación de la unidad de la patria, pues esta escasez y la ausencia de una metodología capaz de juzgar los hechos del poderoso tesoro del tiempo no ha permitido crear una conciencia histórica requerida como elemento de nacionalidad e identidad, pensamientos heroicos como los que tuvieron los del pasado.

    Es necesario crear o formar un canon histórico, expresa el escritor, que permita y sirva de canal defensivo ante todo propósito forastero que quiera desfigurar o distorsionar nuestros ilustres o la historia en sí, y para ello se necesitan fuertes valores históricos comprensión integral de sentido colectivo de nuestro pasado nacional, pues por falta de este canon hemos adoptado pasivamente una serie de primicias con ideologías pesimista donde se muestra al venezolano débil para liderizar.

    De alli empieza por constatar la quiebra de nuestra cultura, porque se está lejos  de este civismos, pues los que hay exaltan a los hombres que forjaron la libertad  desde lo sentimental, mas no de lo reflexivo, ya que hemos tratado la historia como desde afuera como una celebridad o la emoción de una conquista , dando como resultado que solo nos hemos limitado a conocer y celebrar las efemérides sin ver el valor aprovechable de la historia  como creadora de conciencia e ideas nuevas de progresos, cívicamente compartimos la celebración, pero de allí no pasamos, no reflexionamos el comportamiento y los pensamientos que ellos tuvieron para que nos sirva de inspiración.

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