Mexicanidad Y Esquizofrenia

UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

DIVISIÓN ECONOMÍA Y SOCIEDAD

GESTIÓN Y ECONOMÍA AMBIENTAL

RESUMEN: MEXICANIDAD Y ESQUIZOFRENIA

SOCIEDAD Y MEDIO AMBIENTE II

CARLOS JONATHAN LUIS RAMÍREZ

JOSÉ DE JESÚS BLANCO MIRELES.

Lo que nos diferencia a América Latina de Europa y Estados Unidos es la corrupción ya que corrompemos nuestra propia y nos corrompemos a nosotros mismos en mucha más medida que ellos.

El mexicano como dice el autor oscila entre el fatalismo y la fé esperanzadora y la falla que hay en las mexicanos es el preconsciente y la intersección que hay entre el inconsciente y el consciente.

¿Para qué cumplir la ley si es más fácil violarla? El problema es que decimos que no, porque no hay que renunciar a los ideales ni a la legalidad pero al mismo tiempo seguimos actuando como si no existieran, hace tiempo se pensaba que esto era culpa de las autoridades porque estas preferían la negociación meta legal debido a que sus mediciones y sondeos muestran el rechazo de la gente debido a que se lastime o encarcele a quienes se autoproclaman luchadores sociales.

Aquí soñar si cuesta mucho y aspirar a tener un estado con apego a la ley es solo un sueño guajiro, y este sueño es el único que vale para nosotros.

La Constitución y el porqué las leyes que se encuentran en esta son muy difíciles de seguir al pie de la letra pero primero definiremos lo que es una norma: es la que se acerca al ciudadano y al comportamiento éticamente deseable y lo aleja de sus transgresiones.

Hay 2 casos en que las normas no se llegan a cumplir correctamente:

1. La inaplicabilidad de estas normas son las que hacen que estas mismas no sean cumplidas por el modo en el que están escritas y por las lagunas que hay en ellas.

2. Son las leyes y reglamentos laberinticos y farragosos: ya que para realizar unos trámites te piden demasiados requisitos, dado que el mexicano es muy tramposo suele falsificar u obtener mediante malas mañas los requisitos para dicho trámite.

Sin embargo si queremos erradicar esta situación tenemos que luchar contra un enemigo adicional que somos nosotros mismos si es que queremos mejorar a nuestro sistema jurídico.

Antes eran abogados y se conocían perfectamente las leyes ahora sin embargo solamente aparentan serlo y en este tiempo basta saber que sin dinero no se puede vivir bien, ni hacer política, menos aún cuando se pierde un cargo público.

Antes el corrupto se defendía basándose en la defensa de la dignidad y el patriotismo. El de ahora solo imagina que la generación de riqueza es buena para el país pero empezando por la suya.

El corrupto legal se asegura de validar en el origen jurídico sus fechorías y sus recursos mal habidos para que sus enemigos no puedan cobrarle facturas. El hombre de negocios y el político buscan el lucro mientras que el líder sindical busca poder mas sin embargo los 3 buscan maximizar sus ganancias.

Los mexicanos parecemos estar atrapados entre la represión y la lenidad, es decir, aplastan con una brutalidad inadmisible los movimientos sociales o se les deja hacer y deshacer el orden jurídico. ¿Por qué oscilan nuestros gobiernos entre la violencia y la lenidad? Porque lo que identifica a un gobernador retador de la legalidad de los represores es la discrecionalidad. Este es un mismo mal con 2 significados distintos:

1. Yo decido cuándo y cómo se cumple y lo hago porque mi poder me permite hacerlo.

2. 2. El control del poder es mi privilegio.

En este país no hay recursos legales agotados por ciudadanos, sino ciudadanos agotados por los recursos legales. Ya que varios estudios demuestran que la mayoría considera desacatar una ley que parece injusta. Al fin de cuentas, las cosas verdaderamente valiosas no están en la ley si no en la conciencia de cada quien.

El derecho mexicano tiene un papel formalista, ideal, perspectivo. Su función no es regular la realidad sino dotarla de una aspiración.

Uno más de los síntomas de esquizofrenia de los mexicanos es que pregonamos valores comunitarios y cotidianamente en nuestra praxis cívica, ejercemos el egoísmo más ejemplar

Nuestro país padece de anemia estatal, enfermedad causada por la infección autócrata y hemorragia neoliberal, cuyos síntomas son injusticia, corrupción o disfuncionalidad de leyes reflejada en una gran debilidad.

La sublegalidad

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