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Ministerio para el Poder Popular de la Educación Cultura y Deporte. Valencia Estado Carabobo.


Enviado por   •  20 de Febrero de 2017  •  Tareas  •  7.637 Palabras (31 Páginas)  •  365 Visitas

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República  Bolivariana de Venezuela.

Ministerio para el Poder Popular de la Educación Cultura y Deporte.

Valencia Estado Carabobo.

Unidad Educativa: Colegio Betania.

Privado.

[pic 1]

Profesora: Yuney Rodríguez

Alumnos de 5to año sección “A”


Personajes:

                                        

Marianny Sierra: Narradora

Carlos Arvelo: Carlos

Luisa Ortega: Luisa

Thalia Olvino: Andrea

Cesar Castillo: Perucho

Lucia Sánchez: Carmelita

Angelo Saija: Don Pedro

Marcos Biagi: Don Nicolás

Geraldine Moratinos: Mamá de Carlos

Carlos Agüero: abuelo de Carlos

Milena Rojas: Celestina/ Ceferina

Richard Cabeza: Pascual

Henry Prada: Méndez

Adrián Contreras: Casiano

Stephano Hernández: Bartolo

Lisett Godoy: Gracia

Elexandra Nava: Sra. Segunda

Wen Yee León: Cocinera

Roger Pincay: Toribio

Mª Fernanda Izarra: Francisca

Cesar Verenzuela: Guillermo

Marco Rodríguez: Policía

Músicos de la fiesta de Méndez: Henry Prada/ Marco Rodríguez/ Marcos Biagi

Bailarinas de la fiesta de Méndez: Vanessa Briceño/ Helismary López

Escenografía: Mª José Bermúdez/ Claudia DiGiovacchino/ Ysabella Hobson/ Stefanie Rodríguez/ Natali Sánchez/ Sara Sosa/ Mª Victoria Campos/ Jasmin Choslan/ Eimy Escalona/ Mª Laura García/ Paola Micotti/ Ana Sofía Prieto

María José González: Telonera

Narrador: el primer amor deja en el alma aroma de tomillos y violetas que no arrastra el viento del infortunio. Que permanezca este perfume evocando recuerdos martirizadores; pero permanezca ahogado por los gritos de la orgia. Pasen por sobre el las espumantes ondas del champagne y los besos ardientes de las mujeres hermosas. La vida es un himno: ¡cantemos, vivamos!

*Se abre el telón*

Carlos: Apenas hacia un mes escaso que había terminado mis estudios de matemáticas; el último lauro de la ciencia orlaba mi frente y estaba como quien dice, a todo el ancho de la cotonía –se dirige a la sala-

Narrador: la familia de Carlos no había vuelto en si del paroxismo que le produjo la alegría de tener un hijo Doctor, y su abuelo que es católico y más apegado a las cosas de España, se frotaba las manos al decirle…

Abuelo: ¿Ya lo ves, Carlos? Si esos buenos de los españoles, nuestros gloriosos progenitores, no traen a las Américas su sangre, su valor y el estandarte del cristianismo, no fueras tú hoy en día un doctor…

Carlos: Ya lo creo, abuelito. Con la conquista se cambió la faz de la América; pero por más que usted me diga que todo es muy bueno, no llegara a probarme que lo que antes existía no fuese bueno también. Creo que yo sería veinte veces más dichoso con mi guayuco, adorando un muñeco grosero de barro cocido, y corriendo por los campos con el arco y las flechas...

Abuelo: ¡Carlos, por Dios! ¿Cómo dices esas cosas?

Carlos: Como usted las  oye. Mire usted, abuelo: la civilización de la América es muy negativa; es cierto que España nos dio una lengua superior a la nuestra; pero ¿Negaría usted que la nuestra hubiera llegado a ser igual a la española?... Nos dieron una religión fundada en el temor y la esperanza; la nuestra se fundaba en el deber…

Abuelo: Niño, no blasfemes…

-En medio de aquella conversación entra la madre de Carlos diciendo –

Mamá: Tú tienes la culpa, papá ¿no sabes que este niño tiene la manía de discutirlo todo? ¿No sabes que goza haciéndote rabiar?

-En eso, dirigiéndose a Carlos, su madre le entrega una carta, diciendo: -

Mamá: Es de tu tío Pedro, y en el corredor te aguarda el peón que la trajo…

Narrador: Carlos se dispone a leer la carta de su tío que decía con integridad y bellezas ortográficas:

“Mi querido Caslo, por carta de tu mama ce que lla te graduate de dotor  y como yo tengo un deslinde con tu tio Nicola, guiero que sea tu el gue arregle eso. Bente pues en la muleta amarilla que te mando con el pion y la burra cana para tus corotos. Te bendice tu tio, saludos a toda la familia, nosotros estamos bien. –Pedro Contreras “

-Carlos guarda la carta y su mamá le dice-

Mamá: ¿Y qué te dice tu tío?

Carlos: Que me aguarda en la peonia para hacer el deslinde de la fundación, de mi tío Nicolás.

Abuelo: ¡Ahí lo tienes! Ahora ya no dirás que los indios…

Carlos: Pero, abuelo, si yo soy indio de pura raza, legitimo del Caroní y la Goajira, según nos bautizó el ilustre americano, nuestro señor y dueño. ¿No ve usted el pelo y el color de la piel?

Abuelo: no lo repitas, hijo, tú eres de las mejores familias de Caracas, de la aristocracia de sangre azul…

Mamá: ¡Ay papá!... ¡Vuelve usted a las andadas! Deje usted a ese loco…

Abuelo: Si hija, es un loquito el doctorcito; yo creí que el titulo le hubiera compuesto…

Carlos: Pues ya ve usted que no abuelito. Soy la misma persona, aquella que usted conoció hace un mes, con los zapatos rotos y los calzones remendados, y  crea usted que lamento un tanto ese título…

Mamá: ¡Cómo! ¿Con que después de tantos sacrificios que hemos hecho todos, inclusive tú mismo, por coronar dignamente tu carrera, te lamentas de ser Doctor?

Carlos: Un poco mamá; y oiga usted: un título científico es como si dijéramos, el resumen de un periodo de lucha incesante y de esfuerzos inauditos; y honra mucho llevarlo; pero hoy  día gastan títulos los que menos merecimientos tienen; si yo les contara a ustedes los detalles íntimos de mi curso, si ustedes supieran que conmigo que fui un buen estudiante, se graduaron unos pollinos por ser hijos de Don Fulano y Don Perencejo, del General tal y del Ministro cual, sentirían vergüenza… Visto el asunto desde otro punto, un título sirve entre nosotros para acreditar ilustración.

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