RESEÑA CRITICA: ELOGIO DE LA DIFICULTAD

RESEÑA CRITICA: ELOGIO DE LA DIFICULTAD

   Estanislao Zuleta, ELOGIO DE LA DIFICULTAD, Universidad del Valle, 1980, 18 páginas, pero fueron resumidas en 10.

Estanislao Zuleta, fue un filósofo, escritor y pedagogo Colombiano nacido en la ciudad de Medellín en 1935. Dedicado a la filosofía, economía, psicología y educación en toda su extensión. Conocido principalmente por su larga vida dedicada en el campo de la universidad. Sus escritos, han sido muy apreciados por su oratorio, y por la gran cantidad de conferencias que dictó. Dejó tratados pensadores sobre el mundo contemporáneo y un pensamiento rico en análisis social  e histórico de Colombia y América Latina. Además, modernizó la manera de comprender nuestras violencias y complejidades, y orientó a toda una generación de intelectuales para el abandono de la guerra como solución a nuestros conflictos, y nos que nos encamináramos hacia la paz que creía, merecemos todos los Colombianos.

En elogio de la dificultad, Zuleta empieza hablando sobre el paraíso, sobre nuestras fantasías y expectativas, sobre nuestra búsqueda y deseo constante de la felicidad. Es ahí, donde implementados un “ideal tonto”, en donde creemos que las cosas que hacemos y han terminado de forma positiva, finalizan realmente ahí, y nos establecemos en un punto de estancamiento. Zuleta pide que el individuo se pregunte: ¿Qué es lo fácil?; o en su defecto, pensar en cuál es su postura acerca de que es lo fácil o lo difícil. Dice que deseamos mal, pues en lugar de anhelar situaciones que puedan potencializarnos y que tengan un continuo desarrollo para distintos objetivos positivos, aspiramos a situaciones de anquilosamiento en un mundo “perfecto”,  un paraíso idealizado y facilista, sin tomar en cuenta lo que realmente hace interesante a la vida.

“Adán y sobre todo Eva tienen el mérito original de habernos liberado del paraíso, nuestro pecado es que anhelamos regresar a él” (Zuleta, 1980).

Pero, al hablar de facilidad, en la actualidad, es hablar de “progreso”. Las personas cada día se levantan con el pensamiento de buscar la ruta más fácil, lo que implique el menor esfuerzo: La comida rápida, el café instantáneo, el vehículo más rápido, etc. En donde se dará un sentimiento de satisfacción y por lo tanto de felicidad instantánea. Pero, para poder tener algo más fácil, ¿No hay que pensar primero en cómo hacerlo?

Pensar no es únicamente llevar imágenes o recuerdos a la cabeza, es analizar la situación e intentar sacar el mayor provecho de ello, sin embargo, la crítica se ha desviado a un camino por el cual las personas razonan en la sensación de que un mundo mejor es en el que no se piensa. Tal como dice Zuleta, vivimos imaginando un mundo ideal, un mundo perfecto, imaginando “Una vida sin riesgos, sin lucha, sin búsqueda de superación y sin muerte”.

El individuo debe ser capaz de salir de la cotidianidad, manifestar sus propias interpretaciones del medio que le rodean, y pensar por sí mismo, en donde no hay argumentos correctos o incorrectos, porque lo que importa es la experiencia.

Zuleta, habla sobre la ausencia de respeto, en la cual plantea que una persona que pone en duda la palabra del otro, debe ser para darle un argumento mejor o complementarlo, sin buscar la rivalidad.

Zuleta cree, que aunque sea difícil, es esencial valorar de forma positiva el respeto y la diferencia, no como algo que es inevitable, si no como algo que forma y potencializa el pensamiento. Habla sobre la reciprocidad lógica, es decir, el empleo de un método explicativo diferente de justificar los fracasos, problemas y errores propios y del otro cuando es un rival o se está en desacuerdo con él. Es cuando menciona el esencialismo, que es en el caso del otro, la aplicación de lo que ha hecho y ha pasado es una manifestación de su ser; y el circunstancialismo, en el caso propio, en donde aún los mismos fenómenos se explican por las circunstancias adversas. El discurso el otro, se convierte en algo que lo hace actuar así, por sus particularidades propias. El discurso propio, es una simple constatación de los hechos y una deducción lógica de sus consecuencias. Se prefiere que lo propio se juzgue por los objetivos, y el del otro, por sus resultados.

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