Reseñas Literatura Chilena - Criollismo, Costumbrismo, Mundonovismo
Vanessa NahuelReseña27 de Diciembre de 2021
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• Victorino Lastarria, J. Don Guillermo, 1860. Romanticismo
Don Guillermo es una obra narrativa del subgénero novelístico, y constituye la primera novela chilena que podríamos reconocer como tal, título que con frecuencia se le atribuye a Martín Rivas de Alberto Blest Gana. Se trata de una novela corta cuyo argumento se desarrolla en un mundo fantástico y que a través de las figuras simbólicas representa una férrea conexión con elementos extraliterarios asociados a la realidad social y política de su contexto de publicación. De hecho, uno de los elementos más destacables de la obra es el compromiso social que refleja a través de sus letras: el cuestionamiento de los ideales de la política nacional a través del viaje del protagonista, el cual está propuesto ser visto desde el lente del Romanticismo. Esta novela se considera una figura icónica y pionera del liberalismo en la literatura chilena en el siglo XIX y supone también una relectura y puesta en valor de los mitos y leyendas autóctonos, los cuales son incorporados para enriquecer el sentido del relato.
La novela es protagonizada por don Guillermo Livingstone, ciudadano de origen inglés quien vive en la ciudad de Valparaíso y que de camino entre el Puerto y el Almendral se enfrenta al paso por la Cueva del Chibato. Es a través de ella donde se ve transportado al país de Espelunco, lugar donde es despojado de sus posesiones, obra que luego es atribuida a los ‘jenios’ de Espelunco. En dicho lugar se enfrenta a cuatro grandes monstruos que tienen sometidos bajo su mando a los habitantes del país subterráneo: Mentira, Ignorancia, Fanatismo y Ambición. La república en este caso es gobernada por una serie de seres demoníacos que tratan de alcanzar al protagonista, quien es salvado por la hechicera Lucero. Ella le entrega la clave para liberarla del castigo que es vivir en aquel lugar, y consiste en recuperar un talismán que don Guillermo acepta buscar en nombre del amor y la libertad.
Esta obra supone una alegoría de la situación política y social en la cual el país —Chile— se encontraba en el contexto de producción de la misma: constituye una crítica al racionalismo imperante, el cual es caricaturizado a través de la figura del chivato, que gobierna la república de Espelunco con la asistencia de demonios y brujas. Cabe destacar la acción que desencadena el desarrollo del argumento narrativo, el descenso, el cual simboliza un viaje hacia las bambalinas de la consciencia. A través de este gesto el autor pretende graficar el arraigo que tiene la normalización de la esclavización y la violencia impuesta por gobierno hacia los habitantes del país en pro del orden y del progreso, cosas que describe a través de la sátira y del humor que se conforman como el tono general en el cual está construido el relato. Al mismo tiempo, “Espelunco” es una suerte de anagrama que hace referencia a los “pelucones”, figuras eruditas que ocupan cargos de poder durante el período del Racionalismo. La figura de Don Guillermo representa los ideales del Romanticismo al emprender la búsqueda del talismán liberador aun cuando esto supone arriesgar su vida. El éxito de esta empresa no solo liberaría al pueblo oprimido de Espelunco sino que permitiría a Lucero, quien encarna una figura de amante en la obra, romper su encantamiento y recobrar su vida fuera del yugo de la tiranía.
• Blest Gana, A. El ideal de un calavera, 1863. Realista
El ideal de un calavera es una obra del género narrativo, concretamente una novela, del escritor chileno Alberto Blest Gana, quien se hizo popular luego de publicar su aclamada y representativa novela Martín Rivas en el año 1862, y que a través de sus letras trata de transmitir la riqueza literaria del Realismo que adquirió al completar sus estudios en la ciudad de París, y que le llevaron a querer exponer en esta y otras de sus obras una representación del país luego de comenzar a liberarse del colonialismo. Dado lo anterior, es que textos como este cuentan con rasgos evidentes de nacionalismo y constituyen un recurso de donde es posible conocer costumbres y maneras que se llevaban en aquella época.
La novela relata la historia de Abelardo Manríquez, un calavera o húsar, quien se propone perseguir su ideal de vida: conseguir un amor que rinda y entregue a él sin condiciones. El protagonista fija su objetivo en una joven de clase social superior, Inés Arboleda, a quien conoce más a fondo luego de resultar herido en una pelea con otro de los pretendientes de la muchacha. La atracción entre ambos es instantánea y apasionada, pero continuamente se encuentran en situación de choque ya que sus orígenes sociales y valóricos difieren demasiado. Esto provoca que la historia entre ambos, pese a lo romántica que pudiese calificarse de algún modo, sea bastante accidentada dada la férrea voluntad del protagonista de cumplir con sus ideales orientados hacia el libertinaje y el arrojo, los cuales son resistidos por la muchacha. Estas actitudes no solo afectan a la pareja sino a quienes la rodean: Timoleón, camarada del protagonista, quien es considerablemente menos audaz que su amigo, es arrastrado por este a asistirle en sus hazañas.
Hay en la novela un ineludible componente cómico e irónico que el autor utiliza para establecer el tono de la narración, el cual se evidencia en la descripción de las costumbres sociales y políticas presentes en la época. Se destaca también la numerosidad de elementos representativos de la cotidianeidad chilena de la última mitad del siglo XIX, como lo es el materialismo de la familia Arboleda, su estilo de vida ligado a lo rural, así como la descripción de sus pasatiempos lo cual podemos asociar al Realismo en el cual se enmarca. Cabe destacar el significado del modismo ‘calavera’, que podríamos definir como el calificativo que recibe una persona audaz, libertina, rebelde, ampliamente problemática y fuera de todo molde constituido. Esto complementa el carácter realista de la novela con influencias del Romanticismo, ya que coincide con el valor que se le da en esta corriente a la libertad, una libertad asociada a la crudeza y que en términos prácticos es muy idealista y tendiente a escindir al individuo del plano de la realidad. El punto cúlmine de esta asociación puede ser la idea del fusilamiento del héroe de la historia. Manríquez termina consiguiendo una liberación total de la realidad que combate al ser fulminado y eliminado de ella.
• Pérez Rosales, V. Recuerdos del pasado, 1886. Costumbrista
Recuerdos del pasado es una obra narrativa de tipo autobiográfico escrita por el chileno Vicente Pérez Rosales, la cual en un principio fue publicada en forma de ‘boletines’ en el diario santiaguino La época durante el año 1882, para más tarde ser recopilada y puesta en forma de memorias. El autor expresa haber escrito estos volúmenes con la intención de poner en valor los hechos que constituyen y constituirán su vida, así como dotar de humor lo que considera como “ridiculeces propias y ajenas”.
La obra comienza con el relato de la evolución de la ciudad de Santiago en la incipiente República de Chile, comparando su riqueza ideológica con el frágil estado socioeconómico de la misma. La narración prosigue con sus viajes a Europa, donde se codea con otros aristócratas chilenos que viven allá, reflexionando nuevamente de manera comparativa entre las condiciones de la sociedad latinoamericana y europea. Posterior a ello relata su paso por California durante el período denominado fiebre del oro: en este punto la reflexión se vuelca hacia la descripción geográfica y del paisaje que está presenciando, el cual es bastante extenso y preciso. El relato finaliza en torno a la colonización germana en el sur de Chile, que el mismo Pérez Rosales propicia al ofrecerles tierras, criticando lo poco que la aristocracia chilena entiende acerca de la importancia y el beneficio que pudiesen sacar de este proceso.
Esta recopilación autobiográfica constituye una de las obras más representativas del costumbrismo ya que la prosa de Pérez Rosales resulta ampliamente detallista y a la vez cómica, un ejemplo de esto es la porción del relato que se aboca al sector de Valdivia, La Unión y Osorno; donde entre frases parsimoniosas y modismos describe las condiciones climáticas de la zona, así como la producción y condiciones de las poblaciones locales. Cabe destacar que también describe cómo los agentes de colonización cierran tratos con los líderes de comunidades indígenas, al reconocer que les embriagaban y pagaban con aguardiente el intercambio por sus tierras. Esto último expone de una manera muy cruda tanto las costumbres como el pensamiento imperante de los sectores de poder o acomodados —al cual Pérez Rosales también pertenecía— frente a las comunidades autóctonas del país, pensamiento que de cierta forma ha encontrado manera de arraigarse en la cultura del winka y sigue buscando justificarse entre los sectores hegemónicos en busca de la protección del statu quo. El relato se desmarca de lo novelesco y fantasioso para entregar un argumento de no-ficción que retrata la vida privilegiada en intercambio con otros individuos de las mismas características; sin embargo, el uso y conocimiento que Pérez Rosales demuestra del idioma dota esta obra de un valor estético e histórico que ha permitido que en un principio sea cada capítulo una pieza digna de estar circulando en los periódicos de la época.
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