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Reseña Anatomista

agggaEnsayo17 de Octubre de 2021

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I identificación.

  • Puta.
  • Viuda.
  • Anatomista.
  • Secreto.
  • Descubrimiento.
  • Cadáver.
  • Claustro.
  • Carta.
  • Infusión.
  • Ciencia
  • Pecado.

Definición.

  • Puta: persona ofrece placer sexual a cambio de dinero

Diccionario: persona que mantiene relaciones sexuales a cambio de dinero.

  • Viuda: se usa para aquella mujer que por la alguna circunstancia el esposo falleció.

Diccionario: que ha perdido a su cónyuge por haber muerto este y no ha vuelto a casarse.

  • Anatomista: ciencia que estudia las partes del cuerpo.

Diccionario:  persona que se dedica al estudio de la anatomía, que es experto en esta ciencia o profesor de la misma.

  • Secreto: hecho o situación el cual no puede llegar a otros oídos.

Diccionario: cosa que cuidadosamente se tiene reservada y oculta.

  • Descubrimiento: Hecho, situación u objeto nunca antes visto o conocido.

Diccionario:  hallazgo, conocimiento de algo desconocido u oculto.

  • Cadáver: cuerpo de persona fallecida.

Diccionario: cuerpo muerto.

  • Claustro: habitación diminuta.

Diccionario: galería que rodea el patio principal de una iglesia o convento.

  • Carta: hoja con información dirigida a un sujeto.

Diccionario: escrito, generalmente cerrado, que se envía a una persona para comunicarle algo.

  • Infusión: Mezcla de varias propiedades para generar una sustancia.

Diccionario: acción de introducir en agua caliente ciertas sustancias orgánicas para extraer de ellas las partes solubles.

  • Ciencia:  actividad con gran variedad de disciplinas.

Diccionario: conocimiento ordenado y, generalmente experimentado, de las cosas.

  • Pecado: acto o acción prohibido por una religión.

Diccionario: acción, conducta, pensamiento, etc., condenado por la ley divina o eclesiástica.

Relacionar.

La historia de la ciencia ha tenido diversos secretos por protección moral de la sociedad, y consecuencia a esto, hay diversos descubrimientos, que en ocasiones nos llena de cólera u otras nos sentimos aliviados porque sabemos con ello, trae grandes soluciones a problemáticas que antes parecían imposibles de solucionar.

Ejemplo de esto, es el recién descubrimiento por anatomistas alemanes, los cuales han encontrado una red de vasos sanguíneos finos que actúan como un sistema de túneles secretos dentro de los huesos. La estructura, nunca antes detectada, sería responsable de ayudar a la sangre y a las células inmunitarias a diseminarse de manera eficiente y rápida por todo el cuerpo. O la investigación que comprobó que los cadáveres se mueven más de un año.

¿Pero se puede definir como descubrimiento un comportamiento moral o pensamiento filosófico? Siempre que vemos un reporte investigativo con grandes descubrimientos, son relacionados a hechos comprobados por la ciencia, y así debe ser. Pero nunca escuchamos el comportamiento humano como algo nunca antes visto, sino una evolución cultural, y que, en algunos casos, los descubrimientos por la ciencia, ocasionan una evolución del comportamiento humano.

Muestra de esto, son los medios de comunicación (teléfonos, celulares, computadoras, correos.) Ahora una llamada para decir te amo, reemplaza las cartas llenas de versos que el enamorado o enamorada esperaba con ansiedad.

Sin embargo, hay un comportamiento o vocación que no ha tendido esta evolución, moralmente hablando, que incluso es una de las más antiguas de la historia. Las damas de compañía, o como algunos otros la llaman “putas” desde sus inicios han estado condenadas al dedo moral de cada persona.  Esto nos da a pensar que la sociedad actual continua con varios aspectos culturales arraigados que fueron instaurados por la religión, aún somos esclavos del pecado.

¿Será un tema de moralidad? Muchos pensamos que no ha tenido un cambio porque realmente es una actividad que denigra el cuerpo de la persona que ejerce esa labor. Pero también está la incógnita, si es acaso que humanidad no ha estado lista para una evolución de moralidad, al fin y al cabo, seguimos ligados al pensamiento regido por la iglesia.

Ideograma.

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Sintetizar

Primera parte.

Trinidad

I

Mona Sofía era la puta mejor cotizada. Poco antes de las seis, acababa de despedir a su último cliente, un rico comerciante de sedas. Para su fastidio, tenía que dormirse con el alboroto que llegaba desde la calle, por lo que empezó a hacer planes para aprovechar el día—el reposo después de aquella noche fatigosa empezaba a destemplarla—no habían terminado de sonar las campanas, cuando Mona Sofía, como todas las mañanas, se quedó plácidamente dormida.

II

Por aquella misma hora, en el campanario de la abadía de San Gabriel. Inés de Torremolinos se colgaba de las cuerdas, conseguía mover las campanas, ella vivía con una austeridad franciscana pese a que era una de las mujeres más ricas de Florencia, era muy joven cuando contrajo casamiento con un señor florentino. De modo que, según ordenaban las normas maritales, marchó de su Castilla natal para ir a vivir al palacio de su cónyuge. Siendo una viuda muy joven, todo lo que le quedaba era un pesar por no haber engendrado un varón. Para olvidar su pena en memoria de su marido dedicó su vida a servir a los hijos varones que su vientre no había engendrado. Aquella madrugada de 1558, Inés de Torremolinos empezaba su día de dichoso y desinteresado trabajo. La una ignoraba la remota existencia de la otra. Sin embargo, el azar traza a veces caminos imposibles, cuyo vértice estaba en Padua.

Cuervo.

I

Sobre el peñón que corona la cima del Monte Veldo, se posaba el perfil de un cuervo, recortaba contra el confín crepuscular. Estaba esperando, tenía como siempre, un hambre voraz., su paradero estaba en Padua. Abajo todo se hallaba la fiesta de San Teodorico. La multitud, habría de degollar de un solo golpe de sable a uno bueyes. Pero sabía, que tendría que disputar con los perros una pequeña porción. El anatomista Federico Andahazi pasaba a recoger los cadáveres del Hospital hasta la Isla del Cementerio. Pero tampoco valdría la pena; solo podría arrebatar un jirón de carne magra.

II

Giró y miró hacia el lado donde estaba su amo.  En el mismo momento en que sonó la campana, emitió un graznido sordo y se preparó a dar el salto sobre el hombro de su amo, que, como todas las mañanas se llegaría hasta la morgue para darle una tripa todavía tibia. Sin embargo, las cosas no iban a ser iguales. Había terminado de sonar la primera campanada y aún no se había asomado. El cuervo sabía que su señor estaba dentro. Ellos sabían quién era quién. Leonardino —ése es el nombre que el amo le había puesto— nunca se posaba francamente sobre su hombro; mantenía una distancia mínima entre sus patas y la estola. Tampoco el amo se fiaba de su compañero. Sonó la segunda campanada y seguía sin aparecer.  El amo nunca había conseguido que comiera de su mano; no le faltaban motivos para temer; el cuervo sabía de quién era la tripa que le había ofrecido el día anterior, aquel gato que se sentaba confiado sobre la falda del hombre—Leonardino... —canturreaba el amo a la vez que se acercaba lentamente hacia el cuervo blandiendo una tripa con el brazo tendido. Sonaba la tercera campanada cuando el cuervo supo que su amo no habría de asistir a la cita cotidiana.

El vértice.

I

El nombre del amo era Mateo Renaldo Colón y, tenía motivos para no concurrir a la cita. Encerrado en su cuarto redacto toda la noche. En el mismo momento en que cerró el cuaderno sobre el que escribía, fatigado y con todo el concurrir del amanecer de la universidad, antes de que sonara la última campanada, Mateo Colón se incorporó y caminó hasta la puerta y comprobó que la puerta de su claustro estaba cerrada por fuera, recordó que aquellas campanas no eran para él. Había olvidado que ahora —por disposición de los Superiores Tribunales— estaba preso en su propio claustro. Sintió remordimiento por su Leonardino. Acaso debería agradecer al Tribunal y al decano el hecho de no estar engrillado de pies y manos. Ciertamente, los cargos que se le imputaban merecían el mayor de los rigores: herejía, perjurio, blasfemia, brujería y satanismo. Maldijo el día en que su actual verdugo, el decano, decidió ponerlo al frente de la cátedra de anatomía y cirugía. Y maldijo el día en que había nacido.

II

Fue un brillante discípulo de Leoniens primero y de Vesalio después. El mismo maestro Vesalio sugirió al decano, Alessandro de Legnano, que fuera su discípulo cremonés quien lo sucediera al frente de la cátedra. Siendo todavía muy joven, se ganó el título de Maestro dei maestri. Para orgullo de Alessandro de Legnano, su catedrático, muchos lo consideraron un lunático cuando afirmó que la sangre se oxigenaba en los pulmones: un año antes, Miguel de Servet fue obligado a huir de España cuando declaró que la sangre era el alma de la carne; su intento de explicar en términos anatómicos la doctrina de la Santísima Trinidad lo llevó a las hogueras. Pero los laureles del descubrimiento de Mateo Colón habría de llevárselos el inglés Harvey cien años después.  Él sabía preparar los óleos con los que pintó los mapas anatómicos. Su autorretrato con una base de una mujer en la femenina carne. Es la suya una expresión de triunfo. En una época hecha de nombres, de singularidades, Mateo Colón estaba condenado a la parodia, a la burla fácil de sus detractores.

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