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Resumen De Frin


Enviado por   •  29 de Agosto de 2013  •  1.431 Palabras (6 Páginas)  •  609 Visitas

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Resumen

Aquí¬ está el comienzo de la novela Frin (Alfaguara, 2000). Y como postre especial, un dibujo inédito de O’Kif (al final).

Odiaba el deporte. Esas estúpidas clases de educación fí¬sica. Que a Frin le gustara o no correr es otra cuestión, de hecho no le entusiasmaba mucho; pero no al punto de odiarlo.

La clase de educación fí¬sica era otra cosa, estúpidamente odiosa. La clase, el profesor, y Ferraro y todos sus atléticos preferidos que lo iban a hacer figurar en alguna olimpí¬ada.

Podrí¬an ser hermosas mañanas sintiendo un poco de frí¬o, de no tener que estar a las siete en la cancha para la clase de educación fí¬sica.

A ese tipo sólo le importaba lo que él hací¬a; entrenar a los que iban a participar de las olimpí-adas. Frin no hubiera conseguido competir ni aunque se hubiera enfermado el grado completo. Desde un primer momento el profesor se dio cuenta de que a él no le apasionaba el deporte, y Frin supo que serí¬a un largo año de clases de gimnasia con ese tipo que lo habí¬a desechado de entrada. Dado que él no lo iba a querer, Frin decidió correr más lento, saltar más bajo o más cerca, estirarse lo menos posible y, cada vez que el tipo estuviera mirando a otra parte, hacer una flexión menos. Cuando el tipo lo descubrí¬a lo hací¬a trotar alrededor de la cancha. Frin no decí¬a nada, se levantaba y trotaba. Lento. Desesperadamente lento.

-¡Frin! ¡Seguite haciendo el gracioso y vas a trotar hasta que termine la clase! (gritó el tipo).

Las primeras veces nadie le prestó atención al asunto. Cuando lo volvieron a mandar a dar vueltas a la cancha, Ferraro, el más grande del grado, gritó:

-¡Frin! ¡Corrés como una gallina!

Como el profesor no lo retó, otro hizo una broma.

-¡Frin va a competir en las olimpí¬adas pero de caracoles!

Tampoco le dijo nada. El grupo entendió perfectamente y aprovecharon para burlarse. Pero él seguí¬a a su paso que apenas llegaba a ser trote. Parecí¬a que se iba a caer en cualquier momento, que habí¬a sido el único sobreviviente de una explosión o algo así¬; pero no, era que estaba trotando. Hacia la mitad del año ya nadie le hací¬a bromas, no porque se hubieran vuelto buenos, sino porque habí¬a dejado de ser novedad. Que Frin estuviera haciendo ejercicios con todos, o dando vueltas solo, daba lo mismo.

Iba más despacio que si caminara. El tipo se desesperaba y le gritaba. Entonces Frin sentí¬a que le ganaba. Iba a trotar despacio hasta que al tipo le explote el cerebro como una olla de espaguetis. Una vez le aplicó una sanción. Frin le contestó:

-No es justo, sólo porque no corro como usted quiere (él sabí¬a que no era por eso).

-Me vas a decir a mí¬ lo que es justo o no.

El tipo lo suspendió por dos dí¬as. Esa tarde Frin fue a la dirección, pidió una cita. Esperó, esperó. Cuando lo atendieron dijo:

-No quiero dejar de venir a la escuela.

Fue una excelente primera frase, porque en la Dirección se oyen cualquier clase de argumentos, Lo olvidé antes de salir; Mañana se lo traigo; Voy a faltar porque mi papá; mi tí¬o; un abuelo; lo que sea, pero nunca nadie va a pedir que lo dejen seguir yendo a la escuela.

-¿Y por qué no vendrí¬as?

-Me suspendieron por no correr rápido.

La Directora llamó al profesor de gimnasia y, delante de él, retó a Frin; pero no fue un verdadero reto. Frin se dio cuenta de que se hací¬a la enojada, pero no estaba realmente enojada. En el fondo, él estaba ganando, porque le hizo prometer que iba a tratar de correr más rápido, cosa a la que Frin dijo que sí¬, sin mentir. Iba a tratar de correr más rápido, los primeros diez metros, los últimos tres minutos, el año que viene. Habí¬a mil maneras de decir que sí¬, sin mentir ni obedecer. La Directora se sintió satisfecha y levantó la sanción. El tipo no dijo ni una palabra; pero estaba furioso, él sabí¬a exactamente qué habí¬a pasado ahí¬.

-Hasta luego, profesor (dijo Frin).

El

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