Resumen La Iliada Por Capitulos
Enviado por zebraximenez • 17 de Septiembre de 2012 • 6.430 Palabras (26 Páginas) • 15.229 Visitas
La Iliada comienza con la primera gran furia de Aquiles, porque Agamenón, rey de los aqueos y jefe de la expedición griega contra Troya, se ha empeñado en quedarse con su esclava favorita, Briseida. En señal de protesta, Aquiles, con su ejército de mirmidones, decide mantenerse al margen de la batalla, en su campamento, junto a las naves griegas atracadas en las playas del Estrecho de los Dardanelos, cercano a Troya. (El Estrecho de los Dardanelos, Helesponto, es la franja marina que une el Mar Egeo con el Mar de Mármara; así como el Mar de Mármara se comunica con el Mar Negro, por el Estrecho del Bósforo). Esta decisión supone un grave perjuicio para los aqueos (nombre genérico dado a los griegos de la época micénica) que son diezmados por los defensores de Ilión, la acosada ciudad troyana donde residía el rey Príamo, padre de Héctor y de Paris (Alejandro), el raptor de Helena, esposa de Menelao, el hermano de Agamenón.
Los pocos días de batallas del décimo año de la guerra contra Troya que abarca el poema de la Iliada, van transcurriendo con suerte alternativa para ambos ejércitos. Los aqueos tratan en varias ocasiones de conseguir que Aquiles abandone su pasividad y les ayude a conseguir la victoria, pero él se mantiene en sus trece hasta que su amado primo y ayudante, Patroclo, es muerto por Héctor, el líder troyano.
Los dioses, divididos en dos bandos y, en continuo ir venir del Olimpo, contemplaban la batalla desde el Monte Ida, situado a unos setenta kilómetros de Ilión, e intervenían en ella de forma encubierta encarnándose en héroes de apariencia humana. Unos apoyaban a los griegos y otros a los troyanos. Zeus actuaba de árbitro, tomando decisiones en favor de uno u otro bando según consideraba que debía equilibrar la marcha de la batalla. Apolo fue el dios que más se significó en el apoyo a los troyanos, no en balde la leyenda le atribuye la fundación de Troya….
Aquiles enfurecido por la muerte de Patroclo, en un duelo mata a Héctor, los troyanos ya sin su gran héroe, caen en el engaño del astuto Odiseo quien ideo un plan para crear un caballo de madera gigante para darles como ofrenda a los troyanos pero escondiendo a una elite de soldados para que entren a la ciudad y abran las enormes puertas y así ingrese el ejercito griego…
CANTO I
Se pide desde el principio a la musa que mande el canto de las desgracias alcanzadas por la ira de Aquiles. Llega a la asamblea de los argivos, Crises, sacerdote de Apolo para rescatar a su hija, hecha cautiva hacía poco en la guerra y por honor entregada a Agamenón. Apolo mandó sobre el ejército una terrible epidemia por haber sido rechazado ignominiosamente su sacerdote. Aquiles hace una asamblea, para aplacar al dios, en la que el adivino Calcas pregona que ellos debían liberar a su hija Criseida de tan terrible disputa y no rehúsa entregarle su hija ciertamente a Crises, pero le arrebata a Aquiles a Briseida a quien había sido concedida como premio a su valor. Se apodera de Briseida aunque Néstor se opone Enardecido por esta ofensa, decide el firme joven separarse de la guerra con los mirmidones, sus soldados. Su madre Tetis reafirma su propósito y promete venganza al suplicante. Mientras tanto el ejército ofrece sacrificios expiatorios y son ofrecidos a Apolo. Entonces se hace retirar a Crises a su casa junto con las víctimas propiciatorias, por quienes es expiado el crimen siendo sacrificadas, puesto que se había presentado Tetis en el Olimpo ocultamente, favoreció con la victoria a los troyanos, mientras los aqueos no dieran una satisfacción a Aquiles. Hera, enemiga de los troyanos ataca estas determinaciones clandestinas y riñe con Zeus en la cena. Por esta causa se entristece toda la asamblea de los dioses, a quienes Hefesto hace volver finalmente a la tranquilidad y alegría.
CANTO II
Zeus-quien habría de vengar la injuria inferida a Aquiles-, le envió un sueño a Agamenón para incitarlo a realizar la batalla con la esperanza de la victoria. Al amanecer, Agamenón manifestó lo comunicado en el sueño y su propia decisión a los jefes de los argivos; reunió al poco una asamblea de todos. Le agradaba para probar la fe del pueblo, del que desconfiaba, fingir la determinación de retornar a la patria: habiendo oído esto la multitud comenzó enseguida, cansada ya por la guerra, a sublevarse y a preparar la navegación. Odiseo reprimió la rendición de común acuerdo y por consejo de Atenea se valió de súplicas, amenazas y oprobios para que volvieran de este modo a la asamblea. A Tersites, aquel hombre torpe y malhablado que no cesaba de urgir la retirada, lo castigó con mayor severidad para escarmiento de los demás. Así cohibido el populacho se doblegó por fin a dejarse persuadir por los excelentes discursos de Odiseo y de Néstor quienes renovaron las antiguas promesas y se valieron de estas ostentaciones para que los aqueos tuvieran confianza en el combate; el mismo Agamenón ordenó el combate y llenó del ardor de la pelea el ánimo de todos. Ya se anima el ejército; los primeros, sacrificadas ya las mayores víctimas, se sientan al convite delante de Agamenón; los demás toman sus alimentos por diversas partes y ofrecen sacrificios, y cada pueblo, instruido por sus jefes marcha a la batalla. Se inserta en este lugar el cuidadoso catálogo de las naves, pueblos, jefes, que habían seguido a Agamenón a la guerra de Troya. También los troyanos, descubrieron lo que tramaban los aqueos, marchan al campo bajo el mando de Héctor junto con sus aliados, de los que se añade una breve reseña.
CANTO III
Al primer encuentro del combate, Paris o Alejandro provocan con suma fiereza a cada uno de los aqueos para el combate; pero en cuanto ve a Menelao saltando de su carro, huye atemorizado. Poco después él mismo, impulsado por los gritos de Héctor se ofrece en singular desafío con Menelao, comenzando lo más importante de la batalla; aceptada la condición pide Menelao que vaya por medio una promesa, consagrándola ante la presencia de Príamo. Así pues los ejércitos dejan las armas y se preparan sacrificios de ambas partes, mientras tanto Helena llama desde la torre a Príamo y a los ancianos de Troya, a los jefes argivos que están en el campo inferior. Siendo llamado, se presenta Príamo en compañía de Antenor y se hace un pacto según el antiguo rito y bajo estas condiciones, de que si uno de los dos venciese al otro, obtendría a Helena y sus riquezas; pero los troyanos inferiores a los aqueos pagarían una fuerte multa. Después de la partida de Príamo, toman las armas Menelao y Paris y marchan al espacio convenido para la pelea; pero Paris, superado, es sutraído por Hera ocultamente y se lo lleva incólume a su propia morada. Al mismo lugar lleva a Helena, quien resistiendo primero al nuevo marido le echa en cara su cobardía; sin embargo poco después se reconcilia
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