Sancho Panza.

Análisis de Sancho Panza

• Sancho Panza apareció en el capítulo VII de la novela de Miguel de Cervantes, llegando  a ser el escudero de don Quijote.

“En este tiempo solicitó don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien –si es que este título se pude dar al que es pobre…”

 “Era gordo y bajo, de nariz chata, ojos saltones, barba, pelo moreno y corto…”

• Vestía chaleco corto, camisa, faja, pantalón de pana hasta la rodilla.

• Cuando Sancho salió a la aventura con don Quijote se fue por condiciones y no por compañerismo.

“Señor Caballero andante, que no se le olvide lo que de la ínsula me tiene prometido, que yo la sabré gobernar…”

• Sancho era un hombre cobarde, miedoso.

“Oyeron a deshora otro estruendo que les aguó el contento del agua especialmente a Sancho que naturalmente era medroso y poco ánimo…”

• Sancho no sabía leer ni escribir.

“La verdad sea que yo no he leído ninguna historia jamás, porque no se leer ni escribir…”

• Tiene un lenguaje muy raro y a la vez rústico, porque usa refranes a lo cual don Quijote corregía mucho y regañaba.

“Haya lo que hubiere que buen pagador no le duelen las prendas, más vale al que Dios ayuda al que mucho madruga, tripas llevan pies, que no pies a tripas…”

“¡Maldito seas de Dios y de todos sus santos, Sancho maldito, cuando será el día, como otra veces he dicho, donde yo te vea hablar sin refranes una razón corriente y concertada!...”

• Sancho y su rucio eran muy a pegados al menos así lo dice Cide Hamete:

“Pocas veces vio a Sancho Panza sin ver al rucio, ni al rucio sin ver a Sancho: tal era la amistad y buena fe que entre los dos se guardaban…”

• Sancho Panza tenía esposa e hijos

“Su esposa se llamaba Teresa Panza y sus hijos llamados Sanchico y Mari Sancha también llamada Sanchica…”

• Al final de la novela después de pasar todas aventuras Sancho Panza y don Quijote se hicieron buenos amigos, tanto que a la hora de la muerte de don Quijote no pudo contener sus lágrimas.

“Estas nuevas dieron un terrible empujón a los ojos preñados de ama, sobrina y de Sancho Panza, su buen escudero, de tal manera, que los hizo reventar las lágrimas de los ojos y mil profundos suspiros del pecho…”

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