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EL SANCHO PANZA QUE HAY EN MI


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2013  •  1.766 Palabras (8 Páginas)  •  463 Visitas

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EL SANCHO PANZA QUE HAY EN MI

Todavía lo leo y no puedo evitar reírme de mi propia idea, simplemente suena como un mal chiste o como un pésimo juego de palabras y con esa misma sonrisa de idiota que se tiene cuando nos damos cuenta de un error tonto que tuvimos en una evaluación o en lo mal que debimos sonar cuando realizamos una exposición o argumentábamos para algo de lo que no teníamos ni mas mínima idea, lo empiezo.

Don Quijote no es un personaje completo si no va acompañado del entrañable Sancho Panza; Los dos personajes se complementan: el uno no puede existir sin el otro. Sancho Panza es la mitad perfecta de Don Quijote, es astuto, bromista y egoísta, y por otro lado confiado, bondadoso y leal.

Así que podría pensar en hallar, mostrar mi otra mitad, ver más allá de mi misma sentirme completa al terminar este escrito por el cual no puedo estar tranquila (pensar que fue mi propia idea meterme en este embrollo, incluso me dan ganas de golpear mi cabeza por sus “inteligentes” ideas )… dejo eso de lado, suspiro y lo intento una vez mas pero ¿cómo hacerlo?, como encontrar a aquel gordinflón en mi propio ser cuando podría ser perfectamente mi contrario; piensa, piensa, piensa Karen, si es tu otro yo, tu complemento ¿en donde lo puedes encontrar?... analiza, recuerda, siéntelo; repito cada una de estar tortuosas palabras en mi cabeza y lo encuentro, por fin una clave … recuérdalo.

Posiblemente no me pueda llamar Sancho Panza pero ¿y si alguna vez lo fui? Estoy segura de quien soy en estos momentos por esto no me puedo llamar Sancho, así que puedo partir de otra pregunta (que posiblemente suene demasiado filosófica) ¿de dónde vengo? Debo admitirlo retomar el libro para poder observar mejor a ese ser que viaja siempre detrás del ingenioso hidalgo que con esa gran sombra oculta a su otro yo, mientras invoco los recuerdos que aun están guardados con nostalgia en mi corazón y al mismo tiempo los comparo para lograr una tarea impuesta por mí misma, no fue para nada fácil…

¿Donde empiezo? Un viaje en el tiempo, cuando tenía memoria suficiente para saber quién era, cuando tenía la madurez suficiente para aceptar las cosas y el mundo donde vivía, cuando tenía la edad suficiente para tener pensamientos lógicos y razonables, la edad del cambio… del colegio el lugar perfecto para volver al más cuerdo loco.

Karen Tatiana Bayona Puentes, 12 años de edad estudiante, soñadora frustrada quien es rechazada, por sus pensamientos, por su imaginación, quien no es lo suficientemente segura como para enfrentar al mundo, quien se oculta en las palabras de otras personas, en sus escritores favoritos en sus personas favoritas mostrando una coraza de engaños para mantener su ser pacifico, sin mostrar debilidad pero evitando a toda costa meterse en problemas, evitando a toda costa enfrentar al mundo y a su sociedad, quien en nombre de la libertad renuncio a ser quien realmente es, quien era la esclava de su propia razón y juicio.

Así es, no siempre me mostré así como soy ahora antes era Sancho; Si ponen atención oirán de mi una historia, una canción, una melodía secreta que nadie ha escuchado y con mi alma ya florecida un triste secreto en ella descubrirán.

La soledad es el precio de ser diferente, siempre pensé eso y lo viví, durante muchos años lo viví y al no tener a nadie a quien recurrir y por la culpa de la llamada desesperación formada por el horrible silencio de la dichosa soledad: me escondí, después de todo era el camino más fácil, renunciar a mi corazón y entregarme completamente a mi mente, a mi razón y mi sabiduría.

Arruinar cualquier tipo de “aventura”, fantasía e incluso bromas con mis comentarios basados en la sensatez y la ciencia, esa era yo la que por su propia razón no podía creer en nada más que en ella misma, en nada que no fuera lógico (lo sé niñas aunque suene extraña no creía en extraterrestres) y por el resentimiento a esa soledad vivida no creía en las personas, no importa si eran cercanas o desconocidas no veía nada en ellas más que no sirviera para mi propio bien. Cree mi propio país de las maravillas, porque lo que andaba buscando no estaba disponible en la realidad.

Mis relaciones sociales se empezaron a basar en un uso material, en los cuales creía que yo era la única victoriosa cuando en realidad no ganaba nada. En esa posición “favorable” reflejaba algo de mi egoísmo pero no voy a disculparme por eso… podía ser llamada avariciosa por tomar de las personas su “amistad” solamente si estas me servían de algo; una persona fría y descorazonada, eso pienso ahora, pero antes era una virtud, una virtud en la cual ocultaba el deseo de ser yo misma, el deseo de ser acogida, una virtud con la cual me protegía o al menos hacia el vago intento de ello, ya que en realidad solo mataba mi alma con un veneno el cual solo tenía un antídoto y este se hallaba en otra persona.

Una persona que nunca

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