Óscar Cerruto: Teoría Del Cuento En "Ifigenia, El Zorzal Y La Muerte"
feros666.64 de Abril de 2015
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En la cuentística latinoamericana del Siglo XX hay una diversidad de tendencias
artísticas donde se mezclan las características de las escuelas clásicas, como
también los medios de expresión autóctonos. En Bolivia, la inmensa variedad de
literatura se da sobre todo en función de la región de procedencia del texto. La
literatura del Altiplano donde vive el indígena es muy diferente a la literatura de los
llanos o del trópico. El escritor boliviano Armando Soriano Badani clasifica las etapas
literarias en Bolivia de la siguiente manera: " hasta 1920 Romanticismo; 1921-1932
Realismo; 1933-1952 Naturalismo; 1953 al presente, Neorrealismo. (Soriano Badani 5)
E
A comienzos del Siglo XX la influencia europea se mezclaba con la literatura
costumbrista y predominaron obras literarias de éste tipo.
A mediados del Siglo XX, surge el escritor Oscar Cerruto y aunque muchos
críticos bolivianos aseguran que en Bolivia no hubo obras de tendencia Modernista, las
suyas tienen todas las características del Modernismo. El escritor y crítico boliviano
Armando Soriano Badani dice en su prólogo de la "Antología del Cuento Boliviano", que
"en el esquema convencional que sistematiza nuestra producción cuentística, no
aparece la filiación del cuento modernista. Debemos aclarar que no se trata de una
omisón casual sino de una prescindencia deliberada por considerar al modernismo un
movimiento de dudosa influencia en la narrativa aunque de categórica e innegable
participación en la poesía del verso." (Soriano Badani 12)
Cerruto nació en la ciudad de La Paz en el año 1912 y falleció en el año 1981.
Fue periodista, escritor y diplomatico; ganó muchos premios por su poesía y prosa y se
distinguió como un gran escritor en la literatura boliviana. Óscar Cerruto está
catalogado como uno de los escritores más importantes de su época, distinguiéndose
por la perfección de su poesía y por sus escritos en prosa. Aunque Cerruto es más
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conocido por su poesía, sus narraciones en prosa muestran su filosofía de la vida y su
preocupación por el binestar de su país y de sus ciudadanos. Óscar Cerruto desde muy
temprana edad trabajó como periodista escribiendo artículos de crítica social y
tendencia marxista.
Hay muchos escritores que exponen magistralmente la literatura de violencia y el
realismo mágico en la cuentística hispanoamericana del Siglo XX y muchos son los
cuentos donde se pueden ver similaridades con la cuentística de Oscar Cerruto.
Según Enrique Pupo-Walker el éxito del cuento hispanoamericano radica en que
muchos de los escritores fueron periodistas y las crónicas periodísticas, que debían
ser originales y entretenidas, evolucionaron más tarde en cuentos modernistas . Es
cierto que a su vez el cuento hispanoamericano tiene influencias del estilo de Edgar
Allan Poe; como también del pensamiento de escritores de tendencia naturalista como
Emile Zolá y Kafka. El cuento de Cerruto se asemeja en el tema y en la evolución de su
hombre a las obras de Faulkner, donde el protagonista no es un personaje, sino una
ciudad o un país entero. Estos hombres viven como en un remolino incesante de
pasiones que a veces no tienen sentido. Lo que hace la diferencia en la literatura
hispanoamericana del siglo XX es que los cuentistas (cronicistas) han vivido, o han
visto de cerca las experiencias que cuentan. Alberto Zum Felde en su “Indice crítico”,
dice que hay diferencias entre la literatura europea e hispanoamericana, “Lo sustancial
de la narrativa europea es, en verdad, el hombre en sí mismo, con sus complejidades
psíquicas y sus problemas morales, actuando en el medio de la civilización. Por ello es
una narrativa escencialmente psicológica y de sentido universal. La hispanoamericana
es, en cambio, predominántemente telúrica, national. No es que falten en ella
conflictos psicológicos y morales, pues si no no habría novela ni cuentos posibles, pero
ellos se refieren casi siempre, a modalidades y problemas directamente relacionados
con la realidad national, regional, o geográfico histórica.” (Pupo-Walker 42)
Entre los cuentos de Cerruto se destaca uno que trata sobre el impacto de la
revolución del 9 de abril de 1952 en el hombre boliviano. El cuento se llama, “Ifigenia, el
zorzal y la muerte” y es uno de los tantos que se encuentran en su libro, Cerco de
Penúmbras. En el cuento, Cerruto incorpora metáforas, alegorías y símbolos;
asímismo, hace alusiones del pasado, tanto de la mitología griega, como de la historia
boliviana, y es haciéndo uso de todos estos recursos literarios que Cerruto se establece
como el precursor del Realismo Mágico en Bolivia.
Cerruto presenta a un hombre ansioso por tener un espacio para vivir su vida
con tranquilidad. El protagonista, encuentra su destino llevado por sus propias
pesadillas y prisionero de un ambiente en el cual no tiene futuro. La crítica del libro por
otro autor boliviano, Oscar Rivera Rodas, dice lo siguiente: “los heroes de Cerruto
reflejan a plenitud la realidad del hombre andino. Este hombre se encuentra en un
círculo del que no puede salir y vive en él en un estado de inconciencia. Sus heroes
duermen una pesadilla y viven en un ambiente que les parece coherente, donde lo
absurdo e imprevisto es lógico para ellos".(La Razón-17 Sep. 2001) La historia
boliviana ha demostrado que a pesar de los cambios sociopoliticos que hubo con la
revolución del 9 de abril de 1952, la población todavía sigue luchando por salir de la
pobreza.
El cuento se inicia cuando el protagonista se despierta con el ruido de disparos
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que anuncian el comienzo de la revolución. Al día siguiente tiene una cita para
comenzar un nuevo trabajo como auditor financiero. El hombre está ansioso por
cambiar de vida para mejorar su futuro y teme que la revolución arruine sus planes.
Decide fumar y oye el canto de un zorzal. Esa noche en su imaginación (o es la
realidad?) tiene un encuentro amoroso con una hermosa mujer que entra en su
departamento buscando protección. Él la llama Ifigenia. Entablan un diálogo donde ella
le reprocha su carencia de ambiciones porque explica que él la había mirado "de un
modo poco ambicioso, como sintiendo que no podía aspirar a ....nadie." (Pastor Poppe
117 ) Ella le dice que todo podría cambiar, a lo que él contesta que los dos son muy
diferentes. Ella con su afán de aturdimiento y el con su egoísta soledad, porque en el
fondo él es "como esas aldeas del Altiplano que confinan por sus cuatro costados con
la estepa, con el vacío." (Pastor Poppe 119) Después del diálogo, él tiene deseos de
matar a la mujer, pero el pensamiento le repugna. Al día siguiente sale a la cita de
trabajo arriesgando su vida. Cuando el hombre deambula por las calles, el ambiente es
caótico. La gente corre desesperada, hay animales muertos, casas derruídas, llueve y
se oye a lo lejos el canto del zorzal. El sentir del hombre es un vaivén de pánico y
pensamientos agradables. Cree ver a Ifigenia vestida con atuendo de Guerra y
encuentra la muerte con un proyectil en la frente mientras se oye el canto del zorzal a
lo lejos.
El hombre en el cuento de Cerruto está en busca de su identidad, no se halla a
gusto en la ciudad y añora la vida campestre. Cuando evoca la estepa, está hablando
de su pasado, donde ya no le es posible regresar. El hombre está en constante
conflicto entre el bullicio de la ciudad y la tranquilidad de su departamento. Inclusive,
cuando se encuentra en las calles como testigo de la violencia, regresa con su
pensamiento a la tranquilidad del hogar. "Debo llegar a mi casa, se dijo. Debo llegar.
Por suerte estoy muy cerca. Si logro llegar a mi casa, tomaré una buena taza de té.
Gracias a Dios, tengo un té inglés excelente; té de la India, claro. ¿Conoceré un día la
India? Qué curioso debe ser tomar el té en las propias plantaciones. O en una casa de
té, servido por camareros con turbante, tal vez por mujeres semidesnudas de ojos
exóticos". (Pastor Poppe 125) Ya al finalizar su trayectoria atraves de la ciudad, se
detiene en la casa de su amigo Covarrubias y comenta, "Podría entrar; estaba
nervioso, peor aún, estaba temblando. Un miedo irracional se había apoderado de él.
Necesitaba reponerse; después, más calmado, continuaría su destino. Conversarían.
Necesitaba el calor de una conversación, escuchar una voz amiga. Y tal vez,
Covarrubias le ofreciese una taza de té, una copa. Además, el referiría su aventura de
la última noche; Covarrubias era un buen catador de mujeres, paladearía el relato".
(Pastor Poppe 126)
La mujer, Ifigenia, es personificada como una mujer rubia en un país donde la
mayoría de la población es morena. El hecho de que el autor utilice a Ifigenia como
figura autoritaria y violenta no es de extrañar, ya que la mujer andina
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