Valor pronóstico de la densidad ósea y de la movilidad en el éxito implantológico

Valor pronóstico de la densidad ósea y de la movilidad en el éxito implantológico

La estabilidad primaria de un implante se define como la ausencia de movilidad de este en el lecho óseo después de su colocación. No obstante, hay ciertos grados de micromovimientos que pueden ser detectados; autores como Brunsk afirman que en un rango de micromovimiento entre 100 y 200 µm puede ser admisible para que se produzca una osteointegración. Por el contrario, la estabilidad secundaria, consiste en la creación y remodelación de nuevo hueso alrededor de la superficie del implante; que es un proceso biológico atribuible al concepto de osteointegración. El grado de movilidad de un implante es el signo clínico más utilizado por los implantólogos para examinar la osteointegración de un implante en función, el cual determina su éxito o fracaso clínico. El método más simple para valorar la movilidad del implante es mediante su percusión con un instrumento metálico, o intentando mover el implante con 2 instrumentos rígidos, en todas las direcciones posibles. Sin embargo, este método se basa en criterios subjetivos, pudiendo variar entre examinadores. Por lo que hoy en día se prefieren otro tipo de sistemas de medición basados en dispositivos electrónicos que son de alta fiabilidad.

El Periotest es un dispositivo que valora la capacidad de amortiguación de la interfase hueso-implante, y de forma indirecta, determina la movilidad en forma de unidades VPT (Valor Periotest) en una escala comprendida entre –8 y +50; donde un valor negativo indica contacto del implante con una interfase dura (osteointegración), mientras que una cifra positiva (de +5 a +9) manifiesta una relación entre hueso-implante con una interfase blanda. Dicho grado de estabilidad alcanzado con los implantes parece tener una relación directa con la densidad ósea, este término de densidad ósea se refiere a las propiedades mecánicas, a la arquitectura, al grado de mineralización de la matriz ósea, a la composición química y estructura mineral del hueso, así como a las propiedades de remodelación del hueso, lo que puede afectar al proceso de osteointegración y, por lo tanto, al éxito o fracaso implantológico.

Material y método: Se trata de un estudio clínico longitudinal prospectivo a 10 años ˜ en el cual se incluyeron 151 implantes roscados, con superficie arenada y grabada con ácido y con hexágono interno. De los 151 implantes colocados inicialmente, completaron el estudio 109. Donde se incluyeron a pacientes sin contraindicación absoluta o relativa de implantes, no fumadores. Respecto a los implantes se requirió a pacientes con estabilidad manual tras su implantación y su inserción hasta el cuello pulido. Con el fin de conseguir medidas fiables y repetibles de las movilidades primaria y secundaria del implante, se utilizó un transfer de impresión.

Resultados: Podemos decir a partir de los resultados que, pese a la limitación del bajo tamaño muestral, ya que solo registramos 2 fracasos al año de carga del implante, la movilidad 2 (estabilidad secundaria) influyó en el éxito del implante, siendo significativamente mayor en los huesos de densidad D3 que en los de densidades D1 y D2. En otras palabras, los fracasos tempranos fueron por la baja densidad ósea, la mayoría de los fracasos tempranos se daban en huesos de densidades D3 y D4, superando los fracasos del hueso D3 a los del D4, dando también como una alternativa para la presencia de dicha movilidad 2 elevada, el mantener el implante libre de carga.

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