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Antropología De La Danza


Enviado por   •  26 de Mayo de 2013  •  4.593 Palabras (19 Páginas)  •  1.073 Visitas

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Introducción

Se eligió la antropología de la danza partiendo de la antropología de las bellas artes, con la finalidad de hablar sobre una de las más comunes pero a la vez más olvidadas de las expresiones artísticas conocidas por la humanidad.

Si bien es cierto que es muy común encontrar una academia de baile ya sea ballet o danza clásica, danza moderna, danza contemporánea, jazz o bailes de salón, muy pocos conocen el verdadero origen y significado de esta, hablando no solo de los movimientos, sino también de la vestimenta requerida.

El objetivo de la antropología de la danza es que se adquiera una visión global de la danza en el marco de las ciencias sociales y humanas, conocimientos sobre los métodos de trabajo que esta ciencia aporta para el estudio de la danza y que entienda la diversidad en la danza como reflejo de patrones culturales en el tiempo y en el espacio que enriquecen el patrimonio de la humanidad.  

Origen de la danza

La danza, podemos encontrarla en el mismo origen del ser humano, ya que el hombre primitivo, la utilizó, muy tempranamente, como forma de expresión y de comunicación, tanto con los demás seres humanos, como con las fuerzas de la naturaleza que no dominaba y que consideraba divinidades. Entre los hombres primitivos la danza tenía un sentido mágico animista, pero también valor de cohesión social. La danza sirve para infundir ánimo a los guerreros, para el cortejo amoroso, para ejercitarse físicamente, etc.

Tenemos que considerar que el elemento fundamental de la danza está en la propia naturaleza humana: el ritmo, que le viene dado por su propio funcionamiento orgánico, con la respiración y los latidos del corazón. El mismo principio que hace nacer la música en los orígenes de la humanidad, hace también nacer la danza, que están unidas indisolublemente.

Los primeros en reconocer la danza como un arte fueron los griegos, que le dedicaron en su mitología una musa: Terpsícore. Su práctica estaba ligada al culto del dios Dionisos y, junto con la poesía y la música, era elemento indispensable de la tragedia griega, donde la catarsis ponía al individuo en relación con los dioses, aunque también entre los griegos cumplía la danza una función de comunicación y cohesión social.

En la Edad Media, la danza estuvo muy apartada del desarrollo de las demás artes, debido a la mentalidad cristiana, que la encontraba cargada de connotaciones sexuales, o sea, pecaminosa.

La Iglesia rechazaba todo cultivo del cuerpo con fin estético. Sin embargo, las prohibiciones no tuvieron efecto real, pues tanto el pueblo como los cortesanos siguieron bailando en sus celebraciones.

En esta época se produce la separación entre la danza de corte y la popular, lo que perjudicó al desarrollo de la danza como actividad artística. Floreció la danza popular, en lo que conocemos como folclore.

Muchas de las danzas folclóricas conservadas actualmente tienen su origen en estas danzas medievales de creación popular, provenientes de ritos y fiestas paganas (de guerra, de trabajo, de cortejo), que se realizaban a pesar de la prohibición eclesiástica o precisamente contra ella. Sólo las llamadas “danzas de la muerte” tenían relación con la iglesia que las protegía. Eran en realidad danzas de tipo pasacalles, filas en cadeneta que recorrían calles y plazas, en las que estaban representados todos los estamentos sociales; la idea era representar el poder omnímodo de la muerte sobre los seres humanos, idea de la que el hombre medieval tenía buen conocimiento por las epidemias que asolaron Europa.

Con el Renacimiento se produce un cambio de actitud y mentalidad frente al conocimiento y la percepción del mundo.

Para el Humanismo, movimiento intelectual de la época, el hombre pasa a ser el centro de la cultura y del pensamiento; esta consideración tiene un efecto importante para el desarrollo de las artes, aunque en lo relativo a la danza, los cambios vienen dados por la nueva organización social.

Las ciudades italianas, dominadas por grandes señores y enriquecidas por la burguesía, clase social que hace su aparición entonces, compiten entre sí en ofrecer espectáculos a los visitantes extranjeros para mostrar su riqueza y poder. La danza recobra con estos espectáculos su posición perdida.

Aparecen en este momento y en Italia los primeros manuales prácticos de danza, siendo el primero de ellos de 1450, cuyo autor fue Doménico Piacenza, considerado el primer coreógrafo de la historia. En su tratado, “De arte saltandi et choreas ducendi”, Piacenza establece ya los elementos fundamentales de la danza: el compás de medida (musicalidad), la manera (carácter del bailarín e interpretación), la memoria (fijación de pasos y evoluciones), la división del terreno (el espacio) y el aire (calidad del salto). También clasifica los pasos de la danza en naturales (como el andar) y accidentales (paso corrido, cambio de pie, etc.).

Este tratado teórico vino motivado por la práctica habitual de la danza en medios cortesanos y populares.

Hay que destacar la colaboración que los artistas del Renacimiento, como Da Vinci y Botticelli, prestaron a la danza con el diseño de escenografías muy complejas.

Por esa misma época y por influencia italiana, se produce en Francia el nacimiento del ballet comique, que será el germen del ballet moderno. Su introducción en Francia se debe a Catalina de Médici, esposa del Duque de Orleans.

El ballet comique era un gran espectáculo cortesano para recepciones de embajadas y grandes invitados, donde predominaba el diseño espacial sobre la creación de pasos; los bailarines no precisaban unas cualidades físicas especiales, sino que su actuación requería decoro, elegancia y porte.

Se considera el primer ballet de la historia, con todas las salvedades hechas, la representación del Ballet Comique de la Reine Louise, en 1581, dirigido por el francés de origen italiano Balthasar Beaujoyeulx. Duraba cinco horas y narraba la historia de la hechicera Circe. Su principal valor era la unidad temática y artística; representaba la unión culminante de los gustos italianos y franceses en estética coreográfica.

El siguiente tratado sobre danza fue debido a Thoinot Arbeau; ha llegado hasta nosotros y en él se encuentran descripciones de pasos, posturas y movimientos aún en vigor en algunas escuelas de danza. Establece una estrecha relación entre la música y la danza y dedica gran atención a la geometría coreográfica.

Cuando el ballet de corte declina en Francia, Inglaterra toma el relevo, y durante el siglo XVII, a imitación de los franceses, la danza se convierte

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