Cine Peruano
paul_alex12 de Enero de 2012
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INTRODUCCIÓN
El arte en general pero por sobre todo la literatura (en el proceso de creación del estado-nación) y el cine fueron los mecanismos culturales más utilizados por los nuevos estados en su afán legitimador. Podemos decir que fueron concebidos como herramientas, aunque dicha herramienta fue posteriormente utilizada por diversos grupos políticos antagónicos que aspiraban antes que nada a un control y al triunfo de cierta noción de estado que se legitimaba. Dicha legitimación pasaba también por una aparente “objetividad”. El cine en ese sentido fue inicialmente usado como medio de “estetización de la política” , como el registro directo, la “monumentalización” y “musealización” del nuevo proyecto nacional. A poco andar, la cámara que sólo registraba aspectos cotidianos (“un tren entrando en una estación”) paso a mostrar una condición con una crítica soslayada (“obreros con cara de cansancio saliendo de una fábrica”), hasta finalmente ser la nueva épica moderna (“el nacimiento de una nación”). El estado no sólo fue fruto de un proyecto político, sino que tuvo a su favor el nacimiento de formas artísticas consideradas “híper-objetivas”, las cuales en su rápida difusión eran capaces de generar y mostrar la ilusión de “lo nacional”. El sujeto nacional no sólo era discursivamente apelable, sino que se podía mostrar y demostrar a un público masivo en una sincronización imagen/tiempo que permitía su revisión y difusión continua. En el caso peruano esto es bastante paradojal, muchas reseñas y críticas de principio de siglo XX acusaban a la producción nacional de “no representar lo nacional” y de seguir patrones foráneos. Esto ya indicaba en el mundo intelectual el manejo y conciencia sobre la fuerte incidencia cultural que las nuevas técnicas permitían. Aunque en ningún momento se explicitaba que estas eran nacidas paralelamente a la modernidad y no fruto de ésta. El cine y el arte no son nacionales, pero si han sido y son utilizados como forma de expresión de una “idea de lo nacional” que muchas veces choca con la realidad misma que produce, con otros discursos de realidad y con otros debates sobre esta. El discurso contrario y cuestionador de la legitimación oficial tiene a principios del siglo XX una técnica difícil de contrarrestar, sólo con el correr del tiempo y la integración de dicha técnica a otros sectores dicho cuestionamiento pudo tener asidero. El presente trabajo se inserta en la discusión sobre el relato social como forma que genera comunidad en el contexto actual. Dentro de ese aspecto, he escogido al “cine” como un arte peculiar en la construcción del discurso nacional que permite ampliar dicha discusión. Ésta se da en torno a conceptos de identidad, la utilización de la noción de “nación” como discurso social y cultural, y, la industria cultural como productora y difusora de estos discursos. Donde el cine tendría bastante que decir al ser el primero que se defina netamente como industria. Lo cual adquiere importancia dentro de los denominados estudios culturales y los análisis de discurso, en tanto permite entender de mejor manera las modalidades discursivas que tienen incidencia en la vida práctica y en la manera en que la sociedad y el sujeto se conciben a través de la imagen.
CAPÍTULO I: PROBLEMA
1.1 Planteamiento del problema
La legitimación, como suceso histórico-cultural, es el problema central en la llamada “modernidad” y sobre todo en la fundación de las repúblicas liberales latinoamericanas. La modernidad como proyecto aspira a ser la representación de una comunidad que anhela “progreso” y se desentiende de su pasado oscuro. Sin embargo, es en esa representación donde el Estado moderno recurre al concepto “Nación” como configurador cultural de una comunidad que debe estar al servicio de las instituciones que permitieron su actual estado de progreso y bienestar. Aquí aparece uno de los problemas centrales de la política en general: ¿qué expresión es necesariamente la fiel representación del grupo al cual queremos mejorar? Pregunta que se presentan de antemano como la respuesta al escepticismo y la des-politización del sujeto contemporáneo actual que tiende a la no-representación. Pero este sujeto finalmente no es ajeno al proyecto político-económico que por medio de la iconicidad y el himno le antecede. Dicho proyecto necesariamente provino de lo que se denomina “una oligarquía” y/o grupo intelectual pequeño que buscaba instaurar un proyecto por medio de una sumisión que remite justamente al carácter confrontacional de la construcción de la nación moderna. Toda fundación de la institución moderna pasó por el olvido sistemático de aspectos cuya memoria ponía en entredicho el concepto mismo de nacionalidad, avalada por una serie de creaciones culturales ligadas a la oficialidad y al carácter “emblemático” de la nación. Lo que no sólo se queda en la fundación de la república moderna, sino que es característico de otras formas de dominio y organización social durante la historia. Lo único que cambia en nuestra actualidad son los nuevos mecanismos de olvido arraigados en una técnica (y sobre todo en un tecnocracia) que exacerba su producción. En este caso, la imagen (estado-nación) y la técnica (el cine) que permite su aparente objetivismo y reproductibilidad nos dan un panorama general de toda una historia de producción e industria cultural que avala una modernidad y su potencial de olvido, pero también, de culto a la memoria inestable y manejable.
1.2 Formulación del problema
¿Cómo es que el cine desempeña su rol legitimación, como suceso histórico-cultural, en la llamada “modernidad” y sobre todo en la fundación del identitario peruano y cuál fue su influencia durante su historia?
1.3 Objetivos
1.3.1 Objetivos Generales:
Analizar las implicancias culturales de un nuevo tipo de técnica al servicio de la configuración discursiva del llamado “cine peruano”, observando procesos, desarrollos e hitos a lo largo de más de un siglo de producción cinematográfica en el Perú y de esta manera captar todas las sensaciones posibles para la obtención de una identidad cinematográfica tan buscada en nuestro país.
1.3.2 Objetivos Específicos:
Reconocer tropos, figuras y formas de relato que se repiten y/o reinterpretan durante los diversos períodos a revisar.
Reconocer, por un lado, el modo narrativo-cinematográfico del Estado en su legitimación nacional, y por el otro, de aspectos que atentan contra lo anterior y se fusionan con éste.
Hacer una crítica histórica y teórica a las nociones semiológicas y estéticas que se ligan a un discurso social cerrado en el objetivismo obvio y la escasez técnica.
Analizar la situación actual del cine comercial e independiente en el Perú.
1.4 Justificación
Lo interesante de este tema a proyectar es el tratar de resolver la mayor cantidad de problemas posibles que enfrenta la sociedad peruana en la actualidad. Lo que se está buscando es brindar una formación basada en la realidad del país para así obtener una identidad cinematográfica y poder de esta manera competir con países latinoamericanos como Chile, Argentina, México, Brasil, Uruguay y Venezuela. Menciono estos países por ser los más destacados cinematográficamente hablando dentro de una comunidad latinoamericana que se ha ocupado durante muchos años en expresar lo que sucede con respecto a la política, sociedad y economía de sus territorios. Es muy alentador poder tomar como referencia estos países pero lamentablemente no se hace por la infraestructura ni espacios de sus instalaciones; sino por la forma y medios por como lograron ser reconocidos internacionalmente.
CAPÍTULO II: MARCO TEÓRICO
2.1 Antecedentes del problema
En las aproximaciones teóricas de varios autores, el “Estado” pasa a ser una de las piedras fundamentales de la modernidad y sus derivaciones etimológicas. Esto tanto desde las posiciones que aspiran a la colectivización y su poderío, hasta las liberales de individuación exacerbada (tanto a nivel político como en el económico) que tienden a relativizarlo. Dichas aproximaciones tienden a analizar una línea (directa o indirecta) entre Estado-Nación y Cultura; concibiendo a las obras artísticas como expresión, alabanza o contrahegemonía del primer concepto. Así, el estado se concibe como figura que genera sus propios canales de difusión y expresión artística, dichos canales remiten a una idea de “nación” tendiente a una “cultura única”, a un elemento identitario que genera cohesión social. Las producciones artísticas circulan por una serie de discursos culturales, cuyo centro es el Estado y en síntesis: su poder de legitimación frente a una comunidad. Poder que en los siglos XIX y XX ha devenido en la creencia cultural e intelectual del llamado “arte nacional” y cuyo planteamiento se ha expandido a todas las expresiones artísticas, incluyendo al cine, donde su discusión fundacional en la producción local era la búsqueda de una “expresión propia y sobre todo esencialmente nacional”. Todo dentro del gran mito fundador de la modernidad que intentó crear nuevos espacios de poder, nuevos territorios y expresiones artísticas imbuidas de los últimos avances científicos. En ese contexto, el cine como espíritu objetivista es parte de este espíritu fundacional moderno que tiene en el estado latinoamericano incipiente el primer impulso de creación cultural como legitimación y contrahegemonía.
2.2 Definición de términos:
Legitimación: Es el proceso mediante el cual una persona,
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