CINE PERUANO

Bueno la historia del cine en el Perú, inicia una noche del 2 de enero de 1897, en una esquina de la plaza de armas, donde hoy está el Club de la Unión, se ubicó el restaurante “Jardín de Estrasburgo”. Lugar donde se exhibió la primera película en el Perú, mediante el Vitascopio de Edison. Pero, ¿Qué se exhibió? Basadre nos lo cuenta, fueron dos bailarinas en animada danza, vióse después una escena de pugilato, rodando al suelo uno de los combatientes que se levantó enseguida y dándole las espaldas al espectador continuó en la lucha, enseguida apareció en la pantalla un paciente asustado que concurría al gabinete de un dentista a extraerse una muela, vióse a continuación una escena en una carrocería en donde un cómico quería colocar su arreos a un caballo para que arrastrara la carreta y terminada por poner todo al guardián. La exhibición finalizó con el baile de la serpentina, un jocoso tango, dos individuos que se escondían y las travesuras de dos locos. El público aplaudió entusiasta, entre ellos, Nicolás de Piérola, presidente de la república.

El 23 de abril de 1899, en el Teatro Politeama de Lima, se proyectaron veinte vistas móviles, entre las que destacaban La Catedral de Lima, Camino de La Oroya y Chanchamayo. Esas fueron las primeras imágenes de la geografía peruana proyectadas por un aparato cinematográfico. Se inauguró así un período de gran actividad en el campo del registro documental. Sin embargo, la producción de películas argumentales, se hizo esperar un tiempo más. En efecto, la primera película peruana de ficción fue Negocio al agua, estrenada el 14 de abril de 1913, filmada en diversos lugares del barrio limeño de Barranco, entonces balneario de la «alta sociedad». El autor fue Federico Blume. El 18 de junio de 1913 se estrenó la segunda cinta argumental, Del manicomio al matrimonio.

La década de los veinte fue de una intensa actividad cinematográfica. EL presidente de ese entonces, Leguía, era un personaje muy mediático, es así que usa el cine para mostrar su imagen y la de su gobierno. ¿Cómo así? Bueno lo que hacía Leguía, mediante una norma legal, compraba al peso las películas que se hicieran sobre obras oficiales (inauguraciones, cosas así), dado eso, las editaba y las repartía a los cines para que las proyecten antes de cada película extranjera. Así pues la gente lo veía antes de cada película extranjera.

El 26 de julio de 1922 se estrenó Camino de la venganza, el primer largometraje que se realiza en el Perú. De este modo, en 1929 nuestro cine ya podía exhibir un filme de aventuras, Luis Pardo, de Enrique Cornejo Villanueva (1927), y una superproducción de época, La Perricholi, de Enzo Longhi (1928).

Hacia 1930, el impulso de la producción cinematográfica peruana se había desvanecido. Los motivos: la perniciosa influencia en la economía peruana del crack de Wall Street de 1929, la caí- da del gobierno de Leguía en 1930, derrocado por Sánchez Cerro. Pero también pesaron factores como la obsolescencia de los equipos de filmación y la imposibilidad de ir a la par con lo que exigía la realidad del cine, que venía de sufrir una revolución tecnológica y estética.

En esas condiciones llegó el inicio de la producción sonora. La primera película peruana sonora fue “El capitán calaverón”, en el teatro Colón. El suceso más notable de los inicios del sonoro ocurrió en abril de 1937 al formarse la empresa Amauta Films. Esa sociedad de corte populista y criollo, fue el primer intento de arraigar una producción continua de películas sonoras en el Perú. Amauta Films convirtió a la voz, al habla y a las canciones populares en las materias primas de sus películas. Fue sustancial la influencia del costumbrismo, del que tomó el tono de comedia de arraigados afectos y sentimientos, de miserias personales y ambiciones propias del terruño, protagonizada por tipos, arquetipos y estereotipos del hombre del pueblo, sobre todo del limeño (el guapo, el «gallo», el «palomilla»).

En octubre de 1940

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