Con ánimo de amar - Estética 1

UNA - DEPARATAMENTO ARTES AUDIOVISUALES – ESTÉTICA 1 - Cátedra D’Iorio

Equipo docente: Martín Ara, Magdalena Demarco y Gabriel D’Iorio.

Alejandro Lagos – 37.984.200 – aglagos@gmail.com

Película elegida: Con ánimo de amar (Wong Kar-wai, 2000)

Escena 1: 1:10:14 a 1:12:55 / Escena 2: 1:29:30 a 1:32:59

Escena 1:

        A fin de comenzar describiendo los rasgos materiales y formales de la película, se eligió la escena del diálogo entre Chan y Chow donde ella le dice que es preferible que no se vean más (1:10:14 a 1:12:55). Lo que más fuertemente destaca en esta escena son los barrotes (y en algunos planos la sombra de los barrotes) superpuestos sobre los personajes, como indicando que están atrapados sin salida. En este caso parecen hacer énfasis que están atrapados en sus respectivos matrimonios aburridos, aunque esta sensación está presente en toda la película, mostrándolos encerrados no sólo en sus matrimonios sino en la vida rutinaria, alienante y deprimente de esa ciudad.  Adicionalmente, en esta escena algunos planos desde la ventana con rejas tienen un movimiento de cámara que remite a un plano subjetivo y que, además del encierro, refuerzan la idea de que la pareja está siendo vigilada, observada, controlada constantemente por los demás vecinos que cada vez son más conscientes de lo que sucede, emiten juicios y acechan el secreto de esta pareja.  Se busca mostrar a la pareja atrapada: la única esperanza (quizás una promesa de felicidad) que tenían de una vida más feliz es la relación que han cultivado, pero se les está escapando, remitiendo a lo que afirma Susan Sontag de que “la belleza más conmovedora es la más evanescente” (2005:21) y reforzando así la belleza de este amor. Durante toda la película la puesta en escena busca resaltar este aspecto del amor entre Chan y Chow como la belleza entre tanta cotidianidad aburrida, como el oasis floreciendo entre tanto aburrimiento, y especialmente a esta belleza siendo cada vez más aplastada hasta forzarla a ser reprimida en un secreto.

        Esta escena marca de cierta forma el fin de esta relación a escondidas que ha sido la belleza en medio de la soledad y el aburrimiento de la Hong Kong que muestra la película. Desde el inicio se muestra a la belleza de este amor como un oasis, como una chispa de esperanza, ya que “la belleza se sitúa efectivamente en la otra punta de una realidad a la cual debemos enfrentar” (Cheng, 2006:15), y podemos pensar a la relación entre ellos como un escape del mundo deprimente que los rodea, como un acceso a la embriaguez, ya que puede decirse que “la embriaguez es por sí misma la absolutización, el desencadenamiento, la ascensión libre hasta el afuera del mundo” (Nancy, 2014:55): es decir, un escape de las vidas de insatisfacción de Chan y Chow.

        Ellos son almas libres en un mundo que les aburre, y no han podido aprender a acostumbrarse a las leyes del matrimonio ya que como afirma Platón en República VII “en el alma no permanece nada que se aprenda coercitivamente” (pág 370). Por eso es que aunque intenten abandonar todo y seguir con sus vidas, sus almas nunca desaprenderán las experiencias que vivieron juntos, y cargarán con esto el resto de sus vidas. Ninguno de los dos podrá olvidarse del otro: ella lo llamará por teléfono sin atreverse a hablarle pero logrando escuchar su voz, y él cargará con su secreto toda la vida, volviendo a visitar el edificio donde conoció a su verdadero amor y necesitando sepultar el secreto en la escena final para tener algo de alivio.  

Escena 2:

        La otra escena escogida es la del final (1:29:30 a 1:32:59), cuando Chow, años después, va a exorcizar su secreto en Angkor Wat, Camboya, de manera tal como hacía el hombre de la leyenda que él le cuenta a un amigo anteriormente. La escena muestra con varios planos la inmensidad y la amplitud de este complejo de templos (entre los cuales hay algunos de ligera angulación contrapicada, para exaltarlo aún más), quedando Chow como un pequeño hombre ante tanta majestuosidad yendo a exorcizar su secreto y dejar que éste se sumerja en lo sublime. Chow y el secreto que carga parecen minúsculos ante lo sublime de este lugar, algo que es remarcado aún más mediante la puesta en escena, coincidiendo con la definición de que “sublime es aquello en comparación con lo cual toda otra cosa es pequeña” (Kant, 1790:182). Los planos amplios se encargan de mostrar repetidamente al protagonista como un ser simple y hasta insignificante en comparación con lo sublime.

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