Cumulo De Circunstancias

CÚMULO DE CIRCUNSTANCIAS…

Por: Eduardo Enrique Lora Cueto

Si consideran que colocarse en frente de todos, representar un personaje y lograr cumplir las expectativas que como actor uno se coloca es fácil, están equivocados. Para hacer esto hay que saber sumergirse en el mundo de otro, que aunque aparentemente ese otro no exista, el trabajo actoral tiene que salirse con las suyas y demostrar naturalidad y no una sobreactuación sin sentido.

Para interpretar a Miguel Gutiérrez, no hubo excepción alguna, no es fácil. Su mundo gira en torno a la máquina, organización mafiosa en la que ha trabajado toda su vida y en las ganas desenfrenadas de proteger a Nina y de hacer que perdone a su Madre. Pero, ¿Qué relación tendría Miguel con el que escribe?... A simple vista se puede pensar que el personaje va en contra de lo que soy o de lo que proyecto ante las demás personas, lo que en parte es cierto, pero Miguel es tan cercano al que escribe de ahora o tal vez mejor, al de antes.

Cada actor tiene razones secretas. No a todo el mundo se le cuenta en qué se ha inspirado para llevar a cabo un personaje; decir en este caso la relación entre realidad-tablas, sería ir en contra de la estrategia que utilizo para creer que hago algo bien, o que intento hacerlo. Pero son las preocupaciones las que hacen de Miguel un personaje cargado de estrés, de dolor y de miedos, el miedo a quedarse solo, el miedo a morir sin haberse casado, el miedo a no tener hijos que sigan dejando huella, el miedo a no satisfacer plenamente a una mujer… ¿Miguel o el que escribe?

Por otro lado, este personaje no puede estar distante de la vida misma, en vista que para encontrar su verdadera esencia se debe pensar en él cuando se va en la ventana de un bus mirando el asfalto que pareciera moverse, o cuando nadie nos ve y nuestra alcoba se convierte en un paraíso, o en el momento que al caminar se olvida del mundo externo y se piensa en un solo mundo, en este mundo. Es la clave para actuar, no ser el personaje cada 8 días, es vivirlo cada instante, saber cómo camina, cómo iría al baño, cómo haría el amor, cómo escribiría, cómo comería, cómo fue antes, cómo existiría… Los Engranajes no puede hacerse si lo anterior mencionado se tira en la caneca de la basura, son tantas las emociones, que jugar a intentar hacerlo no funcionaría debido a que este montaje teatral no se centra en un tema, se centra en 3, llevados por un mismo hilo conductor.

Una Cigüeña lleva en su pico a 3 niños recién nacidos, todos han sido abandonados, de repente una tormenta inicia su función y la cigüeña pierde su rumbo, lucha contra obstáculos, se pierde entre las nubes, no ve absolutamente nada y espantosamente cae, al igual que los 3 niños que ya no estaban en su pico. Estos quedan en un lugar desértico, en donde una sola comunidad existe, en donde no hay comunicación alguna; una niña los recoge pensando que eran un regalito de esos que nunca caen del cielo, y al abrirlos, cada uno tiene en su frente un mensaje: 1-Serás destinada al castigo, no has venido al mundo a sonreír, debes encontrar el por qué y saber qué mensaje trae tu nacimiento, 2-Un amor no será más que un enamoramiento caprichoso, luchando entre la búsqueda infinita de arrullarte, ¿Te dejarías?, pero te puede hacer daño 3-Aquí todos son malos, aquí no hay quien se apiade de ti. La niña no se asusta, pero piensa que alguna de esas cosas le puede pasar, hasta que se da cuenta que en la espalda de los niños hay otro mensaje: “No tienes que elegir, te tocará vivirlo”…

Esto es la obra, no hay un qué, hay 3 qué, es por eso que los que hacen parte de ese mundo desértico, llevan en su mente la preocupación de no saber hacer los ‘cómo’ que un joven líder lleno de inteligencia y sabiduría plantea. Ahora bien, esa niña que creía que le iban a dar

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