Diferenciación sexual
elizabth7776454522 de Abril de 2013
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DESARROLLO:
Es el momento de cortar de raíz la imposición de los estereotipos de conducta de género de todos los aspectos de nuestras vidas. Terminar con la opresión del género significa animar a nuestros hijos a experimentar con expresiones de género alternativas...
(cita de Nancy Nangeroni, activista transexual en Transgender Warriors)
Es fundamental que las personas tengan el derecho a definir y a redefinir como desarrollar sus vidas, su propia identidad de género, sin tener en cuenta el cromosoma sexual, los genitales, el sexo en el que se nace o el rol de género inicial.
(De The International Bill of Gender Rights, aprobada por la Conferencia Internacional sobre la Ley de Transexualidad y Política de Empleo, 1993)
¿Son diferentes los hombres y las mujeres? Anatómicamente son diferentes, por supuesto, pero ¿se diferencian en alguna otra cosa? ¿Influyen sus diferencias hormonales en sus conductas y actitudes? ¿Procesan información de forma diferente?
Las feministas y los activistas gays suelen responder “no” a estas preguntas. Mantienen que las diferencias entre hombres y mujeres son principalmente la consecuencia de la socialización en las sociedades machistas y que su opresión patriarcal que ha relegado a las mujeres a roles de género femenino. Se dice que la biología tiene poco que ver con las capacidades o roles de sexo de nuestra sociedad.
Algunas escritoras feministas creen realmente que la idea de los “dos sexos” (varón y mujer) es un mito. La doctora Anne Fausto-Sterling, que escribe en “Los Cinco Sexos: Por qué Varón y Mujer No Es Bastante,” dice que la cultura occidental está desafiando la naturaleza manteniendo “un sistema sexual a dos partidos,” porque “hablando biológicamente, existen muchas gradaciones que van de mujer a varón, y dependiendo de cómo dirige uno el cotarro, uno puede argumentar que a lo largo del espectro residen al menos cinco sexos –y quizás incluso más.”
No contentos con negar la realidad de los dos sexos, un subgrupo dentro del movimiento de derechos gays –los “transexuales”- está intentando normalizar el travestismo y la transexualidad (donde la persona tiene un cambio de sexo de varón a mujer o de mujer a varón). Algunos de estos transexuales prefieren realmente vivir como “ella-varón” –teniendo las características físicas tanto de los hombres como de las mujeres. El esfuerzo de borrar las distinciones de género y redefinir la conducta pervertida como “normal” es evidente en los esfuerzos de los activistas transexuales de suprimir el “Fetichismo Travestí y Desorden de Identidad de Género” del Manual de Diagnóstico y Estadística, Cuarta Edición, (DSM-IV). Si los travestís tienen éxito en suprimir este desorden del Manual de Diagnósticos, pueden predominar en argumentar que como sus conductas son “normales” psiquiátricamente, su condición debería afirmarse y ser protegida por la sociedad. Los esfuerzos para ese efecto se encuentra ya en camino. En 1996, por ejemplo, Catherine Wilson con el Centro de Identidad de Género de Colorado, presentó un documento, “Mito, Estereotipo e Identidad de Cruce de Género en el DSM-IV,” a la Asociación para la Mujer en Psicología, un grupo psicológico feminista. Según Wilson:
“Considerar la transexualidad como patología en el DSM-IV plantea sustantivas cuestiones de consistencia, validez e imparcialidad y sirve para hacer valer nociones de rol de género esencial que denigra a muchos seres humanos.”
En efecto, Wilson está diciendo que el travestismo no es sino otra variante normal de identidad sexual.
MITOLOGÍA SEXUAL VERSUS HECHOS CIENTÍFICOS
El profesor Steven Goldberg, Presidente del Departamento de Sociología en el City College de Nueva York, ha escrito un libro con el título provocativo Por qué rigen los hombres –Una Teoría del Dominio Masculino. En el libro, echa por tierra mucho de la mitología feminista que rodea el tema de las diferencias entre hombres y mujeres.
Goldberg mantiene que aunque los hombres y las mujeres son diferentes en su genética y conducta impulsada por las hormonas, esto no significa que un sexo sea superior o inferior al otro. Cada género tiene fuerzas y debilidades diferentes. Sin embargo, cree que la evidencia neuro-endocrinológica es clara: El alto nivel de testosterona en los hombres les lleva al dominio del mundo, mientras que la carencia de altos niveles de esta hormona en las mujeres produce un empuje natural y biológico en la dirección menos dominante y los roles más de educación de la sociedad. Goldber escribe:
“No existe ni ha existido nunca ninguna sociedad que fracasase incluso de forma remota al asociar autoridad y liderazgo en las áreas suprafamiliares con el varón. No existen casos límite.”
Las teóricas feministas mantienen que la socialización es una razón principal de por qué los hombres han dominado en las culturas del mundo, pero Goldberg replica:
“Si solamente la socialización explica por qué las sociedades son patriarcales, debería haber un gran número de sociedades en las que el liderazgo y la autoridad están relacionados con las mujeres y no se tendría que invocar a ejemplos de sociedades no patriarcales que existen sólo en mito y en la literatura.”
DIFERENCIAS BIOLÓGICAS
Decir que hombres y mujeres son “iguales” es negar la realidad física. El psicólogo infantil Dr. James Dobson narra una historia divertida de hombres y mujeres en su best-seller, Straight talk to Men and Their Wives. Hace varios años una empresa de drogas dirigió un experimento con todas las mujeres de una pequeña villa de pescadores de América del Sur. A todas las mujeres se les dio una píldora anticonceptiva. Se les dio la misma píldora en la misma fecha y la prescripción terminó después de tres semanas para permitir la menstruación.
“Eso significaba, por supuesto,” dice, “que toda mujer adulta de la comunidad estaba experimentando una tensión pre-menstrual al mismo tiempo. Los hombres no podían soportarlo. Todo ellos se dirigían a sus botes cada mes y se quedaban en el mar hasta que se pasase la crisis en casa. Sabían, aunque alguna gente no lo supiese, que las mujeres eran diferentes de los hombres .... especialmente cada veintiocho días.”
La ciencia deja claro que hombres y mujeres son diferentes desde el momento de la concepción. Como advierte Amram Scheinfeld en Your Heredity and Environment, estas diferencias entre hombres y mujeres son evidentes en los cromosomas que llevan rasgos heredados del padre y de la madre. Los seres humanos tienen 23 pares de cromosomas dentro de cada célula. Veintidós de estos son iguales tanto en los hombres como en las mujeres. Pero, dice Scheinfeld, “cuando llegamos a la pareja veintitrés, los sexos no son iguales... cada mujer tiene en sus células dos de los que llamamos el cromosoma X. Pero un hombre sólo tiene un X –siendo su compañero el Y mucho más pequeño.” Es la presencia de este cromosoma influyente Y, dice Scheinfeld, “lo que coloca la maquinaria del desarrollo del sexo en movimiento y tiene como consecuencia todas las diferencias genéticas que existen entre un hombre y una mujer.” Sin duda, a nivel celular, los hombres y las mujeres son diferentes.
La diferenciación de sexos tiene lugar inmediatamente mientras el varón o la hembra comienza a desarrollarse dentro del útero. Las hormonas sexuales –principalmente estrógenos y testosterona- tienen un impacto significativo en la conducta de varones y hembras. ¿Por qué a los chicos les gusta generalmente jugar con coches y a las chicas con muñecas? Las feministas suelen afirmar que esto es la consecuencia de la socialización pero existe una evidencia científica creciente de que los chicos y las chicas son influidos enormemente por sus respectivas hormonas.
LAS HORMONAS DESENCANDENAN LA AGRESIÓN O LA TERNURA
En un especial de ABC, “Los Chicos y las Chicas son Diferentes,” el presentador de televisión John Stossel describió varios estudios dirigidos por universidades en los que parece haber diferencias innatas entre varones y hembras. Explicó lo siguiente: En la Universidad de Wisconsin, los investigadores inyectaron testosterona a monas no nacidas. Los monos mantienen una conducta sexual muy estereotipada, según Stossel. Los machos son agresivos y luchadores mientras que las monas generalmente asean y crían a los jóvenes. Cuando nacieron las hembras a las que les habían inyectado testosterona, no aseaban ni criaban a sus hijos. Luchaban y se comportaban como machos.
En uno de 100.000 embarazos, un defecto genético produce que bebés hembras humanas sean expuestas a un baño de la hormona masculina andrógena. Estas son las niñas CAH –sigla de una condición llamada Hiperplasia Adrenal congénita. Estas niñas nacen hembras pero se comportan como “marimachos.” El andrógeno masculino influye en sus conductas y deseos. Estas chicas suelen jugar a juegos de “chicos” más que con las chicas.
El psicólogo infantil Michael Lewis dirigió un experimento con niños y niñas de un año para ver cómo reaccionarían al ser separados de su madre por una barrera. Los niños intentaban tirar la barrera abajo mientras que las niñas estaban pasivas, llorando pidiendo ayuda.
DIFERENCIAS CEREBRALES
Los hombres y mujeres no sólo son marcadamente diferentes en las hormonas que los dirigen sino que son diferentes también en la forma en que piensan. Los cerebros de los hombres y de las mujeres están conectados realmente de forma diferente.
El profesor Robert Nadeau de la Universidad George
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