ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

EL NUEVO COSTUMBRISMO DE SIEMPRE

Allison LeonesEnsayo3 de Septiembre de 2021

6.940 Palabras (28 Páginas)170 Visitas

Página 1 de 28

EL NUEVO COSTUMBRISMO DE SIEMPRE

Juan A. RÍOS CARRATALÁ

Universidad de Alicante

El costumbrismo no nace ni muere, se transforma. Los historiadores asociamos este concepto a manifestaciones concretas como el artículo costumbrista al modo de Mesonero Romanos, la novela del mismo signo tan abundante en el siglo XIX o géneros como el sainete, revitalizado en un fin de siglo que dejó abiertas las puertas a un costumbrismo capaz de acomodarse a cualquier época. Esta asociación es tan cierta como restrictiva, pues ha dificultado el análisis de determinadas obras cinematográficas, teatrales y literarias desde una perspectiva que las define y justifica: la costumbrista. A esta circunstancia debemos añadir la prejuiciada utilización de un término que, como el sainete o lo sainetesco, a menudo más que definir valora negativamente la obra a la que es asociado. Ya en Lo sainetesco en el cine español me ocupé de esta cuestión, tan injustificada como recurrente gracias a la carencia de una reflexión crítica. Será necesario insistir en la misma, pues nos encontramos ante un error común que resulta cómodo para quienes creen descalificar una obra al considerarla sainetesca o costumbrista. Con el agravante de que sus autores apenas se atreven a reivindicar conceptos carentes de prestigio. La consecuencia es obvia: los primeros ignoran el significado de palabras que consideran negativas y los segundos, abrumados ante esta obviedad, prefieren presentar sus obras costumbristas con cualquier otra denominación. Todos juntos acaban dificultando la comprensión de creaciones que sólo podemos definir y justificar desde una perspectiva costumbrista, aunque sea compatible con otras.

Descubrir el Mediterráneo resulta gratificante, pero no deja de ser una muestra de ignorancia. Así lo evidencian quienes se sorprenden ante el éxito popular de algunas series televisivas, consideradas como un fenómeno reciente que debe ser explicado sin atender a las raíces de unas creaciones que se hunden en la tradición literaria, ajena al fenómeno televisivo que la revitaliza. Las farmacias de guardia, los ladrones que van a la oficina y la

JUAN A. RÍOS CARRATALÁ[pic 1]

familia Alcántara, por ejemplo, nos remiten a un costumbrismo tradicional en lo fundamental y renovado en sus apariencias. Como tal es permeable a una realidad cambiante, se amolda a medios como el televisivo y consigue unos resultados similares a los de tantas manifestaciones del costumbrismo, una tendencia tan poco prestigiada como rica en lectores y espectadores. Aceptarla como eje de nuestros análisis no impide que captemos y hasta subrayemos los matices diferenciadores de las nuevas obras. La base común aporta seguridad, pero deja un amplio margen donde el creador debe mostrar su capacidad de observación, selección y recreación de una realidad cotidiana observada con humor y suave crítica. Ahí radica el éxito o el fracaso, pero el primero se apoya en una tradición asumida por parte del autor, mientras que el segundo sólo demuestra una vez más que esa tradición no basta cuando se carece de genio creador.

Estas esbozadas reflexiones me han llevado a plantearme cuál sería la continuación del cine sainetesco analizado en mi citado libro. Por razones que convendría desarrollar con más amplitud, dicho concepto debería ser sustituido por el de cine costumbrista para analizar películas como las actuales, donde el referente teatral apenas resulta válido por su disolución en un concepto más amplio y moldeable. Ya entonces señalé la obra de José Luis García Sánchez, realizada en colaboración con Rafael Azcona, como un ejemplo de continuidad. Pero en estos últimos años la más interesante renovación de la corriente que nos ocupa ha venido de la mano de Miguel Albaladejo, un joven director que ha contado con la colaboración en los guiones de Elvira Lindo, verdadero ejemplo de «autora mediática».

La trayectoria cinematográfica de Miguel Albaladejo no se circunscribe a este renovado costumbrismo. Hay otras vertientes en sus películas no menos interesantes, que se han subrayado en su más reciente obra: Rencor (2002). Pero títulos como La primera noche de mi vida (1998), El cielo abierto (2000) y, sobre todo, Manolito Gafotas (1999) nos obligan a plantearnos su relación con una corriente que ha sabido renovar con una aceptable respuesta por parte del público. A la espera de una ocasión para abordar su trayectoria cinematográfica, y en atención al tema común que nos ocupa, me centraré en la última de las películas citadas, un paradigmático ejemplo de lo arriba indicado y de cómo se entienden en la actualidad las relaciones entre la literatura y el cine.

Manolito Gafotas es un fenómeno multimedia. Surgió como personaje en la radio, donde a principios de los noventa Elvira Lindo trabajaba como locutora y guionista. Allí consiguió una identidad propia hasta que, a instancias de Antonio  Muñoz Molina,

EL NUEVO COSTUMBRISMO DE SIEMPRE[pic 2]

novelista y esposo de la autora, pasó a ser el protagonista de un éxito editorial a partir de la publicación de la primera entrega de la serie en 1994. Desde entonces, han aparecido otras seis entregas con una periodicidad anual en la misma colección Alfaguay de la editorial Alfaguara, que también ha publicado una recopilación titulada Todo Manolito. Volvió a la radio de la mano de la autora en colaboración con Fernando Delgado. Las grabaciones fueron editadas en formato CD, donde también se encuentran a la venta las historias de Manolito Gafotas narradas por su creadora. Finalmente, acabó en el cine con la citada película y otra, rechazada con dureza por Elvira Lindo: Mola ser jefe (2001), dirigida por Joan Potau. También se han sacado a la venta recopilaciones discográficas y tenemos noticias de una serie de dibujos animados. Se completa así un panorama multimedia propio de una época en la que los fenómenos de ventas tienen un origen no circunscrito a lo literario. Las editoriales, integradas en un grupo mediático, lo saben y actúan en consecuencia.

Elvira Lindo ha seguido una trayectoria en este sentido similar a la de su personaje. Como locutora de radio y actriz ha dado su voz a Manolito en unos guiones escritos por ella misma. Esta faceta de guionista la ha desarrollado en colaboración con Miguel Albaladejo y otros directores en varias películas. Ha publicado novelas y obras teatrales. También es colaboradora asidua en la prensa. Una actividad frenética que no siempre se ha visto acompañada por la calidad de sus trabajos, que a veces se resienten de precipitación y reiteración, en especial sus artículos periodísticos. Problemas lógicos si tenemos en cuenta las exigencias de los grupos mediáticos, que apuestan por autores capaces de multiplicar su presencia simultánea en todos los medios: televisión, radio, cine, prensa... Es el precio de un buen lanzamiento, que ya no se concibe como un fenómeno estrictamente editorial.

No obstante, y en lo que se refiere a su personaje estrella, Manolito Gafotas, esta frenética actividad se ha visto acompañada por un nivel más que aceptable en sus creaciones. La clave tal vez sea el acierto en la elección del personaje y el entorno costumbrista que le rodea. Este chaval de Carabanchel (Alto) con una familia compuesta por su madre Catalina, ama de casa, su padre, camionero, su abuelo Nicolás y su hermano pequeño, El Imbécil, se mueve en unas coordenadas identificables en cualquier ámbito urbano de nuestros días. Sus lectores, tanto adultos como infantiles, identifican con facilidad los referentes de una cotidianidad costumbrista que es observada con agudeza y humor por la autora. Al modo de los grandes costumbristas, ha sabido escoger un personaje y un entorno aceptados por todos como verosímiles y cercanos. Una vez

JUAN A. RÍOS CARRATALÁ[pic 3]

establecida esta relación, su capacidad de observación alimenta una creación en donde no se busca la originalidad, la innovación o la brillantez, sino la continuidad. Tanto es así que no me atrevería a calificar como novela cada una de las entregas de lo que, a todos los efectos, se debe considerar como una serie. Se pueden leer aisladamente, pero como si viéramos un capítulo de una teleserie. Es otra la lectura que se busca, donde destacan los elementos que refuerzan una continuidad y una complicidad basadas en la identificación con el personaje y su entorno, que nos acaban resultando familiares.

La técnica narrativa seguida por Elvira Lindo es tan lógica como eficaz. Tras una primera entrega en la que sienta las bases de la caracterización de Manolito y su entorno, incide en cada nueva obra en aspectos ya apuntados o presentes en las anteriores. Se sirve de la flexibilidad que le proporciona una estructura narrativa carente de línea argumental y dividida en secuencias hasta cierto punto independientes al modo de las series televisivas. A veces es un miembro de la familia o un amigo quien cobra un especial protagonismo. El padre casi siempre ausente puede ser el protagonista de una entrega, el abuelo pasa a un primer plano, la omnipresente madre es vista desde una nueva perspectiva..., siempre hay una relativa novedad sobre una base ya establecida y conocida. Esta última es, fundamentalmente, la perspectiva de Manolito, quien relata desde una falsa primera persona lo acontecido en las diferentes entregas. La considero «falsa» en la medida que en la misma también se percibe la voz de la autora, que enriquece con recursos que van desde la ironía hasta la sátira lo que de otra manera, reducido a la visión de un chaval, sería más elemental y pobre. Un lector adulto percibe la ironía con que son presentados temas como, por ejemplo, la pedagogía escolar, el consumismo o la estética popular. También una sátira de costumbres, tan consustancial con el género donde englobamos la obra como improbable en la visión de un niño, a pesar del agudo sentido del humor que le caracteriza. Es una «falsedad» que, si se percibe, se acepta con agrado, como sucede en tantas obras costumbristas donde el autor es algo más que un observador o un notario que da fe de la cotidianidad.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (43 Kb) pdf (181 Kb) docx (36 Kb)
Leer 27 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com