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El Sonido En El Cine


Enviado por   •  20 de Mayo de 2014  •  5.214 Palabras (21 Páginas)  •  269 Visitas

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LA MÚSICA Y EL CINE:

Desde el principio unidos y eternamente ligados

“Para una película muda, la música no es solamente un instrumento tradicional para expresar el tono efectivo, es la tercera dimensión de la pantalla”

Béla Balázs

Según Antonio acosta, es posible abordar el tema del origen del cine desde distintas esferas del conocimiento: desde la técnico-científica, para entender la forma en que funcionan los diferentes instrumentos y aparatos, su evolución y la forma en que han afectado a la visión general del arte cinematográfico; desde la estética, para entender las modificaciones que la nueva técnica reproductiva ha introducido en las artes tradicionales; desde la esfera psico-sociológica para entender el significado contenido en el imaginario colectivo de las formas de reproducción mecánica de cualquier aspecto de la vida cotidiana, pública o privada; y desde la histórica, que se ocupa del contexto social y político en el que hace su aparición el nuevo invento y convierte a este en un objeto de investigación histórica. Ninguna esfera es más significativa que otra, todas guardan particularidades necesarias que en su conjunto permiten que se de un estudio cuidado del génesis cinematográfico. Inicialmente acudiré a la esfera histórica debido a las posibilidades que ofrece y la manera puntual en que estas construyen el panorama que quiero mostrar.

El 28 de diciembre de 1985, en Paris, los hermanos Louis y Auguste Lumiere realizaron la primera proyección de sus filmaciones al público por medio del cinematógrafo. El cine mudo nunca existió, hasta la proyección de The Jazz Singer (Alan Crosland, 1927), las salas nunca conocieron el silencio. No solo estaba el murmullo del público y el ruido del proyector. No solo se oía la voz de la persona que se encargaba de explicar la película. Estaba presente la música.

Desde los comienzos del cine, diferentes instrumentos, realizaban acompañamiento musical en vivo a las proyecciones de las películas. Existen varias teorías solidas que de una u otra manera intentan dar razón de por qué desde los orígenes de este arte se hizo uso de la música en las proyecciones que se realizaban en los teatros.

En primer lugar se encuentra una explicación de carácter técnico que sostiene que el acompañamiento musical durante las proyecciones se realizaba con la intención de aminorar lo más posible el molesto ruido que generaba el proyector; literalmente Kurt London dice que la música de cine nació, no como resultado de un imperativo artístico, sino de la simple necesidad de algo que ahogase el ruido que hacía el aparato de proyección. Porque en aquella época no había aún tabiques aislantes entre la máquina proyectora y el auditorio. Este molesto ruido estorbaba en gran medida el placer visual. Instintivamente los propietarios de las salas de cine recurrieron a la música y esa era la solución correcta, usar un sonido agradable para neutralizar otro menos agradable . Además de lo desagradable del sonido, se puede agregar que lo que más incomoda es que el sonido no pertenezca al mundo que se muestra en la proyección y está por tanto fuera de la imagen.

Una segunda teoría y posible explicación es que la música hacía agradable lo desagradable de ver imágenes en blanco y negro y además sin ningún tipo de sonorización, cuestión que es ampliada por Irving Thalberg cuando dice: Acabábamos un rodaje, proyectábamos la película en una de nuestras salas de proyección y salíamos destrozados. Era horroroso. Habíamos tenido grandes esperanzas, nos habíamos roto la cabeza con ella y el resultado era siempre el mismo. Entonces proyectábamos en un teatro, con una chica sentada en el foso dándole al piano, y la diferencia era asombrosa. Sin aquella música no habría habido una industria cinematográfica en absoluto . Ivor Montagu escribió que para preservar esta magia era necesaria la música. Para ahogar el zumbido y los carraspeos, para unificar a los espectadores en un solo público. Para hipnotizarles, para crear un ambiente .

Razones de índole histórica, señalan que existe una consolidada tradición en periodos aun muy anteriores al cine, de acompañar las representaciones y los ritos religiosos con música. También es posible ubicar en esta corriente a las misas de la edad media que eran acompañadas por música. Ahora, la tradición más antigua que le ha servido de inspiración a la música cinematográfica es la música utilizada en el teatro. Mathias Sporh, en su artículo “las raíces teatrales de la música de las películas de Hollywood”, nos recuerda que las salas de teatro fueron normalmente convertidas en salas de cine, de modo que los músicos que habían tocado para el teatro, se vieron abocados a tocar únicamente música para cine. Aun antes del surgimiento oficial del cine con los hermanos Lumière, Oscar Messter en 1896 anunció en Berlín sesiones de cinematógrafo con acompañamiento musical por el fonógrafo.

Siempre existirán diferentes posturas que buscarán dar razón de por qué la música desde un inicio estuvo vinculada íntimamente con el cine, lo cierto es que por las motivos que haya sido, el cine no sería lo que es si esa relación no se hubiera construido y si con el tiempo no se hubiera hecho inquebrantable.

La primera relación de la música y el cine se dio al exterior de la sala y se utilizaba para atraer a las personas para que fueran a ver las películas. La música era utilizada como elemento de atracción y enganche, pues es una época histórica en que la cultura de la canción se encuentra en su pleno apogeo: la gente la oía en la calle y la compraba en pequeños formatos, se afianzaban los magisterios de Shonberg, Stravinski, Ravel, Berg y Webern y se ultimaba la gran revolución posromantica. Este fue el inicio de una relación comercial que nunca tendrá fin.

Tiempo después, la música entra a la sala. En las más modestas con un piano, un fonógrafo o un cilindro. A partir de ahí podrían situarse detrás o delante de la pantalla un trió, un cuarteto, un quinteto, una orquesta de cámara o hasta una orquesta sinfónica y en los grandes teatros, cuando se trataba de películas muy buenas, se contaba con la asistencia de un coro; en ocasiones para el estreno se utilizaba la orquesta grande y para las demás funciones un grupo más reducido o solo piano. La sala de Madeleine de parís y el Capitol de Nueva York se hicieron famosas por la calidad de las orquestas que allí se presentaban. Un instrumento muy común en las salas americanas es el órgano Wurlitzer, el cual era de gran complejidad debido a que tenía un gran número de efectos para generar determinados ruidos y podía ser manipulado por una sola persona.

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