El cine llegó a la Argentina apenas después de su lanzamiento en París
5458kgSíntesis28 de Febrero de 2015
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El cine llegó a la Argentina apenas después de su lanzamiento en París, al poco tiempo ya empezaron a rodarse las primeras producciones nacionales. Entre otros atractivos, hubo pioneros mundiales en cine científico y de animación. Pero la verdadera industria comenzó recién en 1933, con la afirmación del cine sonoro.
La Guerra Gaucha. Programa del Cine Ambassador. Matinee. Noviembre de 1942. Los buenos tiempos, cuando las películas argentinas se veían en toda Iberoamérica, duraron hasta comienzos de los años '50. Luego, el paulatino cierre de los grandes estudios, el crecimiento de la televisión, el anquilosamiento del cine popular, y el aislamiento de un cine de autor, impusieron otras reglas de juego.
Sobre esas reglas, el actual cine argentino se ha restringido en cantidad y en mercado, pero mantiene una especial calidad, internacionalmente reconocida.
La primera exhibición cinematográfica, con vistas de los Lumiére, ocurrió el 18 de Julio de 1896. Ya en 1894 había llegado el kinetoscopio y, a comienzos de 1896, un concesionario de kinetoscopios había experimentado proyecciones públicas con un aparato de su invención. En 1897 comenzó la importación de cámaras francesas, y un francés residente en Argentina, Eugene Py, se convirtió en el primer realizador y camarógrafo con el corto La bandera argentina.
Interior del programa de la película
La Muchachada de a bordo
Programa de la película
Tango. 27 de abril de 1933. En 1898, filmando sus propias operaciones quirúrgicas, el doctor Alejandro Posadas inició el cine quirúrgico. En 1900 aparecieron las primeras salas específicamente dedicadas al cine, y los primeros noticieros.
Desde entonces, cabe señalar los ensayos de cine sonoro en 1907; el primer filme de ficción con actores profesionales, La revolución de mayo, en 1910; el primer largometraje, Amalia, en 1914; el primer gran éxito, Nobleza gaucha (costó 25.000 pesos y recaudó medio millón en seis meses, sin contar copias piratas) en 1915; el primer largometraje mundial de cine de animación, El apóstol, en 1917; y la primer mujer directora de Latinoamérica, también en 1917.
Entre melodramas, policiales, cintas cómicas y temas camperos; durante el período mudo, se hicieron más de 200 películas; destacándose los asuntos de clima tanguero de Agustín Ferreyra. Sin embargo, nunca se organizó una verdadera industria, y ni siquiera se conservaron debidamente las películas.
La verdadera industria surgió con el cine sonoro, en 1933. Casi al mismo tiempo nació Argentina Sono Film, con Tango (donde debutaron Libertad Lamarque, Tita Merello y Luis Sandrini); y Lumiton, con Los tres berretines.
Libertad Lamarque, Tita Merello y Luis Sandrini.
Continúa ...
Paraná Sendrós
Material gráfico gentilmente cedido por el Museo de Cine Pablo C. Ducros Hicken.
Apuntes para una historia del cine documental Argentino.
Por Claudio Remedi
1. El cine nace como documento
La Argentina es pionera en cuanto a exhibiciones cinematográficas en América Latina. El kinetoscopio, en 1894, posteriormente el vivomatógrafo, el cinematógrafo y el vitascopio en 1896, dotaron de imágenes a la europea ciudad de Buenos Aires.
El invento de Thomas Edison -el kinetoscopio- era una suerte de cine individual que ofrecía vistas relacionadas al espectáculo circense. Las proyecciones en pantalla de los otros sistemas ofrecían la posibilidad de presenciar en un acto colectivo el tamaño natural de la figura humana, pero fundamentalmente ver películas –a decir de Louis Lumière- sur le vif.
No es un dato menor que la prensa de aquellos días ponderara La llegada del tren como una vista tan real que atemorizaba al público.
La representación de lo real en la pantalla a través de los films de Lumière generaron el primer intercambio visual de culturas y geografías lejanas: la Coronación del zar Nicolás, proyectada en Buenos Aires en 1896, daba cuenta de una suerte de reporte de prensa filmado con patente actualidad.
Las proyecciones fomentaron el encuentro entre públicos diferentes: clases populares, estudiantes, sectores de la burguesía urbana e, incluso, personalidades del estado.
Los primeros films argentinos imitaron lo que se hacía en la incipiente industria mundial. Los primeros registros, fomentados por empresarios relacionados a la importación y venta de equipos fotográficos, se centraron en los bucólicos paseos de Palermo o en las vistas de la Avenida de Mayo. El interés comercial se orientó en esa época en la posibilidad de permitir a los retratados –casuales o convocados para tal fin– de reconocerse en la pantalla.
Dentro de esta tendencia imitativa de las experiencias europeas, llama la atención el registro del fotógrafo Eugenio Cardini: Salida de los obreros de 1902, que recreó el primer film de los hermanos Lumière.
Con rapidez las vistas se enfocaron en los acontecimientos del poder. Eugenio Py, de la casa fotográfica Lepage, filma Revista de tropas argentinas en el 25 de mayo, 1900, y Viaje del Dr. Campos Sales a Buenos Aires en el mismo año. La visita del presidente brasileño tuvo amplia cobertura y el film se proyectó en la Casa de Gobierno. Las imágenes tenían como protagonista al presidente Julio Argentino Roca.
Este primitivo cine de la realidad sentaría las bases de los primeros films de propaganda: vistas sencillas, sin contradicciones internas, que potenciaban los valores del representado.
En el cambio del siglo un extraño caso en la cinematografía argentina se destacó por fuera de dichas tendencias. Alejandro Posadas, médico cirujano y docente, ensaya un cine quirúrgico. Las cintas filmadas que, se supone, se realizaron entre 1899 – 1900, dan cuenta de operaciones al aire libre en el patio del Hospital de Clínicas de Buenos Aires. Los films retratan en tiempo real –tres minutos y medio– intervenciones quirúrgicas de hernia inguinal y de quiste hidatídico en diferentes pacientes. En ellas, un médico de anchos bigotes y actitud didáctica –Posadas– muestra su destreza; y, de alguna manera, la posibilidad de usar el cine como elemento de divulgación científica. La temprana muerte de Posadas en 1902 interrumpe quizás un proyecto de mayor alcance.
Foto: Eugenio Py
2. Las primeras empresas
Las primeras empresas de cine estuvieron ligadas a la venta y distribución de films, cámaras y material fotográfico.
La casa Lepage, con el camarógrafo precursor Eugenio Py y el futuro dueño Max Glücksmann, hace sus películas usando como eje a lo real desde fines del siglo XIX hasta mediados de la década del 30.
La estrecha relación con los distintos presidentes de principio de siglo se demuestra analizando algunos de sus títulos: El presidente de la Nación Victorino de la Plaza llega al Palacio del Congreso (…), 1901, Presidente R. Saenz Peña asiste a la revista naval de unidades de guerra, 1912, Celebración del 25 de mayo del presidente Yrigoyen desde los balcones, 1920.
Presidentes, actos patrióticos y desfiles cívicos, se conjugan con notas de color de la alta sociedad como, por ejemplo, en Baile “El pericón nacional”, 1911, Cacería del zorro, 1913, o con acontecimientos de las grandes empresas en Exposición de la Industria Argentina, 1924.
La imagen de los sectores sociales desposeídos o críticos está ausente, a pesar de ser un período de grandes luchas obreras que tienen como respuesta las sangrientas jornadas de represión estatal como la “semana trágica” y los fusilamientos de obreros en la Patagonia.
Sí existen, en cambio, imágenes de la beneficencia y la caridad de la burguesía para con los pobres en Reparto del plato de sopa, Villas industriales, Lanús, 1913.
Los registros de los grandes cimbronazos sociales son la excepción. Quizás uno de los iniciales es Primero de mayo trágico, 1909, que da cuenta del enfrentamiento entre obreros y policías en el día del trabajador, teniendo como saldo varios muertos y heridos, o el film Huelga portuaria, de 1925.
Federico Valle, por su parte, forma el primer noticiario periódico: la Film Revista Valle, con más de mil ediciones en el período 1922-30. Valle se interesa por instituir una filmografía ligada a temas que se convertirían en recurrentes dentro de la cinematografía documental del país: la construcción de la identidad, la integración de las masas de inmigrantes, el reconocimiento de la geografía extensa y apartada ligada a un país privilegiado por sus ingentes riquezas. Todos films prácticamente perdidos por el incendio de la empresa y su posterior quiebra.
Algunos de los programas que se conservan incluyen títulos como Obras públicas en la República argentina, El trabajo, fuente de riqueza colectiva, El paraíso ignorado: Nahuel Huapi.
Cinematografía Valle, al igual que Glücksmann, se financia por contratos estatales pero también con el aporte de empresas transnacionales, como es el caso de Phillips. Partidos políticos contratan a las casas de producción para sus campañas y Valle convence al Ministerio de Educación para utilizar el cine de forma pedagógica como dejan traslucir los títulos La escuela y la patria, El maestro y la ley, La educación y la familia.
Federico Valle conformó un estilo propio. Utilizó el humor como valor en el relato documental, incluyó la caricatura, y experimentó la sinfonía urbana con largos travellings y puestas de cámara expresivas en Correos y telégrafos, 1930. Luego
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